Capítulo 1: Dificultades para entender

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Antes que nada me gustaría darle las gracias a Vilampa14, una gran amiga a le que le cogí mucho cariño y fue ella quien me metió en el mundo de wattpad, si no fuera por ella no abría leído buenas historias y menos publicar la mía.

Tampoco sabia muy bien que poner en el género, ya que en clase lo hemos visto como novela realista.

Espero que os guste.
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Ni frío ni calor, está nublado, algo poco habitual en Valencia.

Pablo se encuentra en la puerta de autobuses de su colegio, Escuelas San José – Jesuitas. Es una puerta grande y azul entre dos muros amarillos. Al lado de la puerta grande se encuentra otra más pequeña que siempre está cerrada. Delante, ya dentro de del colegio, en el patio hay unas pequeñas islas con césped y unos arbustos. Forman un camino delante de la puerta que está bien diferenciado del resto de patio. Ya en el patio hay unos arbustos con árboles, unas farolas algo anticuadas, unos bancos de piedra y porterías y canastas desgastadas por el tiempo y el uso. A un lado hay un edificio bajito con el centro juvenil, la capilla, salas polivalentes... En frente se ve el gran edificio que forma el colegio en sí, en un tramo formado por tres pisos y en otro por dos. El edificio está elevado por unas columnas y escaleras en su mayoría, aunque en un pequeño trozo se encuentra en el suelo directamente el gimnasio, el aula de música y los dos talleres de tecnología. También hay un pequeño apéndice en el segundo taller. Este fue añadido a posteriori y no forma parte de los planos del colegio.

Allí se encontraba Pablo, en la puerta del colegio. Había llegado unos cinco minutos antes de la hora, así que se acercó a las escaleras y subió. A pesar de haber llegado unos minutos antes, la mayoría de compañeros ya se encontraban en clase sentados en sus amarillos y desgastados pupitres. Si llegas antes de la hora has llegado, si llegas a la hora llegas tarde y si llegas después de la hora no has llegado. Aquella estricta profesora estaba a punto de comenzar la clase, y miró a Pablo con una mueca de desaprobación mientras sostenía aquel trozo de tiza recién sacado de la caja de Giotto Robercolor.

Las horas de clase fueron pasando, pero Pablo solo podía pensar en aquella dulce chica. No prestaba nada de atención en clase, pero tampoco estaban dando nada interesante, ya que acababan de hacer los exámenes.

Durante la última hora ya solo pensaba en comida. El estridente y anticuado timbre sonó proclamando el final de las clases. Se fue apresuradamente a casa a comer, ya que había quedado por la tarde con su amigo Juan.

Pablo cogió el metro en la poco estilosa parada de Campanar, para después bajarse en la gran parada de Ángel Guimerà, donde había quedado con su amigo. Fueron a merendar un batido natural con bolitas a Wowble, en frente de la plaza de toros.

-Ahora me estoy haciendo a Aída.

-Yo no creo que tenga ninguna posibilidad con María.

Durante la tarde hablaron de chicas, concretamente de María y Aída, la que le gustaba a Pablo y Mario respectivamente. ¿Por qué las chicas son tan difíciles de entender? Juan siempre había tenido éxito con las chicas, mientras Pablo era el típico que nunca tiene novia.

La vida es duraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora