capítulo 34

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Ya pasaron varios días del viaje en búsqueda de Naraku y la perla de shikon pero no encontraron ninguna pista de ellos, y se acabaron los alimentos y medicamentos, que decidieron ir de vuelta a la aldea de la anciana Kaede ; todos se dispusieron en descasar en ese tiempo en la aldea...

Pero Bankotsu y al igual que Kagome no se encontraba dispuestos en quedarse cerca de la aldea por si algún demonio quisiera atacar para no poner riesgo de la aldea así decididos que deberían ir al bosque para no traer desgracias

Todos los del grupo intentaron convencerlos que se quedaran...pero no lo lograron, solo consiguieron que ellos se pongas a descansar en el bosque muy cerca de la aldea así alejándose de la aldea y ponerse a descansar en el bosque siendo seguidos por su Monoke Yuko

Una vez en el bosque se podía ver a dos personas sentados en el árbol sagrado disfrutando del tiempo; con una alabarda apoyada cerca del árbol, Kagome se encontraba en su regazo de Bankotsu descansando por el viaje que hicieron

Ya se encontraba amaneciendo gracias por el brillo de sol que empezaba salir... despierta Kagome emitiendo un pequeño quejido; viendo a su alrededor en donde se encontraba sintiendo los brazos cálidos de Bankotsu que se encontraba a su alrededor durmiendo. Kagome de remueve para verlo mejor y así poniéndose cerca para poder apreciar su rostro

–Te quedaras ahí –haciendo respingar a Kagome –ni un beso de buenos días, oh quieres que yo te lo robe –menciona Bankotsu así acto que va abriendo los ojos azules

–Bankotsu me asustaste –dándole un pequeño golpe en su pecho acto que ve como saca una sonrisa de Bankotsu –pensé que estabas dormido

–Estaba dormido hasta que te moviste –apretando más su cuerpo con el suyo –pero eso no importa, lo que quiero yo… es mi beso

–Que engreído –desviando su mirada mientras inflaba sus cachetes como los de una niña –de todos modos deberíamos levantarnos y buscar algo para comer

–si, es cierto aunque esa mujer llamada Kikyo tal vez nos traiga algo –viendo la dirección de donde se encuentra la aldea –creo que te aprecian mucho

–Pero que cosas dices Bankotsu –dirigiéndole la mirada haciendo que el también lo miren –a ti también te aprecia –mientras le tocaba su rostro –admítelo a ti también te agradan –mostrando su sonrisa –gracias a ellos no tuvimos problemas con los demonios que nos daba la caza

–si, está bien lo admito, que gracias a ellos no tenemos problemas pero… –haciendo que Kagome le mire

–pero…?

–mmm no se me no me siento a gusto con la bestia –desviando la mirada

–te refieres a Inuyasha  que tiene yo lo veo que es una buena persona

–mmm no lo se... pero no importa –mientras soltaba un gran suspiro –además estamos juntos solo porque ellos saben de ese demonio que tiene la perla

–si... lo sé –menciona Kagome mientras se restregaba los ojos –pero ahora que estamos juntos... los demonios no nos atacan...

–Eso es lo que te pone feliz –dice mientras cruzaba los brazos

–si antes teníamos que movernos cada rato para no ser atacados –poniéndose pensativa como era en ese momento del viaje –parecía que una batalla

–Interminable –completando la oración –lo se…. gracias a ellos creando sus campo de protección del monje y de la sacerdotisa nos ayuda también que no te agotes

–siento no ser muy poderosa –bajando la cabeza con resignación –si tuviera mucho poder no estaríamos así

–oye no te pongas así, hiciste mucho al protegernos... así que no digas que no eres fuerte –haciendo que le mire a los ojos –tu nos protegías varios días seguido con tu campo para que nos recuperábamos –haciendo que Kagome escuche atentamente –así que no vuelvas a decir que eres una debilucha

Unidos por la perla de shikonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora