Capitulo 20

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Cuando llegamos al aeropuerto yo me sentía muy cansado, en cuanto me subí al coche me había quedado dormido, cuando llegamos Anna me despertó, con trabajo caminé hacía la entrada, cuando llegamos al quinto piso me detuve en su departamento.

--No quiero ir a mi departamento, podemos quedarnos en el tuyo--

--Si claro-- Dijo con voz extrañada.

Me dirigí al baño, después de lavarme la cara y la boca fui a la regadera, tratando de encontrar su shampoo pasado, ese olor para mi era muy importante, destapé la botella y al olerlo me hizo sentir bien, Anna tocó la puerta.

--Adelante-- Dije

--¿Qué haces?-- Dijo con cautela.

--Extraño tu olor, aún no me acostumbro a tu cambio, el olor de este shampoo me hace sentir bien--

--¿Podrías salirte de la regadera?--

Le hice casi y sentí como abría la llave del agua, oí que se desvestía y luego como entraba.

--¿Podrías pasarme el shampoo por favor?-- Extendí la botella hacía la puerta y ella la tomó --¿Quieres bañarte conmigo?--

Estaba muy cansado pero el olor que despedía su shampoo era una sensación muy confortante, me quité la ropa y me metí a la regadera con ella.

Ella me colocó bajo el chorro de agua y comenzó a enjabonarme la espalda, cuando terminó volteé de frente y la atraje hacía mi, no solo era el olor del shampoo, era el olor del shampoo en su cuerpo, esa era mi Anna, ese era mi hogar, eso era mi felicidad, estuvimos abrazados hasta que el agua comenzó a ponerse fría, terminé de bañarme rápidamente y salí antes que ella, le extendí una toalla y la cubrí con ella después me puse una a mi, nos dirigimos a la recamara, ella me pasó una pijama mía, no había dormido en su departamento nunca o tal vez si pero nunca que recordara.

--Anna puedo besarte-- Ella colocó sus labios en mi boca --Te necesito--

Ella junto su cuerpo con el mío empecé a bajar mi mano por su espalda cuando llegué a sus caderas ella gimió, quité la mano para sentir su cara, pero cuando llegué ella había cambiado de expresión. Después de besarnos un rato, ella se puso encima mío y puso mis manos en su cara y empezó a moverse, yo estaba maravillado por insitnto normal había cerrado los ojos sin embargo mis manos veían sus expresiones. Sentí como tensaba sus mejillas, después como apretaba los labios, como inclinaba la cabeza para atrás y abría la boca, los músculos de su cara estaban tensos, su respiración se había detenido por unos segundo y finalmente apareció la relajación y sonrisa que le devolvió la respiración.

Nunca había puesto tanta atención a los detalles faciales de un orgasmo, había sido completamente erótico. Incrementé mis movimientos y Anna no había tardado en volver a tensar los músculos de su cara, sin embargo en lugar de hacer el cuello para atrás había recargado sus manos en mis hombros y estaba apretando los dientes, su respiración era jadeante, ella se estaba moviendo también después de unos minutos dio un grito de placer y su cara quedo seria, habían sido tan distintos sus orgasmos.

--¿Qué orgasmo te gusto más?-- Le pregunté, noté confusión en su cara.

--No entiendo la pregunta--

--¿Que orgasmo te gusto más el primero o este que acabas de tener?--

--No lo sé, los dos-- Sonreí ante la sinceridad de su respuesta.

El resto del tiempo no solo sentí sus pequeños cambios en su cara sino en su cuerpo, como se tensaba y relajaba era increíble.

Después de tan increíble sesión me sentía bien, me sentía contento, no quería pensar en que iba a ser ciego para siempre, había decidido quitar de mi mente ese pensamiento, necesitaba darme un descanso de esa tristeza tan cruel.

Tu oscuridad es mi felicidad 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora