Se halla la tarde tranquila, es más que paz y armonía. Árboles, pájaros cantando y personas disfrutan de un fin de semana, un feliz domingo. Aquella señora sonriente habla de Esteban y Ana, no deja de ver a su hija. Con un cigarrillo en mano y con la otra recogiendo un fleco de su cabello, comenta que ella los apoya, que no espera decepciones por parte de ambos. Esteban le observa y ella le sonríe, aun cuando él no está tan cerca. A unos pocos metros se encuentran él y Ana, acostados entre dos árboles grandes en una hamaca, ambos conversan de su pasado. El sitio es bastante acoplado al campo, hay una piscina enorme, Anabel desea pasar la tarde allí en el agua, pero no puede ya que está en mantenimiento este día, además, ella está en sus días.
—¿Por qué tu relación con Royce no duró tanto? –pregunta Esteban, quien le acariciaba el cabello.
—Fue algo muy tedioso –Frunce el ceño–. Él no me respetó, Esteban. Simplemente fue una mala persona, un desgraciado. Cuando te hable de mi problema, de lo que me había hecho mi hermano, se lo conté y no le prestó ninguna atención, eso me molestó mucho –Se encoje de hombros y añade–: Solo quería follarme, para eso era que me quería.
—Ese maldito... Yo que me molesto tanto cada vez que recuerdas ese evento... –Esteban se irrita.
—Ese día salí corriendo de su habitación y me quería ir –Se mira sus manos mientras une sus dedos índice–. Luego empezó a escribirme por Facebook. Lo ignoré y lo bloqueé, hasta que abrí mi nueva cuenta y le acepté.Esteban se entristece por recordar lo que su hermano le había hecho. Muchas cosas vienen a su mente, el evento, absolutamente todo. De pronto, todo se distorsiona, Esteban se confunde. Ya no está acostado en un semblante de brillo y paz, oscurece y Ana desaparece. Se levanta de la hamaca y queda petrificado viendo algo que le desconcierta y confunde aún más.
—No hagas ruido, por favor, no digas nada –susurra.
—Pero, ¿qué estás haciendo, hermano? –Se asusta.
—No te preocupes, cierra los ojos y abre la boca –Se la abre con los dedos.Observa una casa casi solitaria, ve como un adolescente de 15 años saca su pene e intenta y consigue meter en la boca de su hermanita de 10 años, abusa de su inocencia, de esa pobre niña... Esteban grita mucho, se enoja, llora, grita a que se detenga pero no le escuchan... La niña no sabe lo que hace, es obligada. Instantáneamente, el adolescente entre tantas fantasías de incesto siente que va a correrse, y lo hace. Se corre en la cara de su hermana y la pobre niña entre miedos se echa a llorar. Él rápidamente le limpia la cara.
—Cállate, no digas nada, sino te pegaré fuerte y llorarás con ganas –dijo en amenaza.
—Si, está bien hermano –asiente mientras se seca las lágrimas.Esteban se siente destrozado por haber presenciado eso, se arrodilla en el suelo y comienza a llorar fuerte y a gritos. «Pero... ¿Por qué demonios? ¡No, no y no!», piensa mientras golpea el piso.
Repentinamente llega un zumbido a su cabeza, se coloca las manos sobre ella y se echa de dolor en el suelo quejándose.
—¡Déjala! –grita y se despierta.
Despertando de una pesadilla, se sienta en su cama. Esteban agitado, sudado y tratando de poder controlar la respiración, pronto se calma. Observa la hora en el reloj de su teléfono y ve que es de madrugada, no se siente bien ni quiere seguir durmiendo.
1:08 am
—Mierda... «Estaba soñando... fue solo una pesadilla», piensa. Es la 1 de la mañana, es muy temprano y no quiero seguir durmiendo –dijo susurrando mientras ve la hora.
Retira su sábana y se levanta de la cama. Se coloca su calzado y se dirige al comedor. Todo el camino está oscuro, siente miedo pues le recuerda a su sueño. Enciende las luces de la cocina y la lámpara con adornos de imitación de diamantes, resplandece. Abre la nevera plateada con bordes negro mate. Agarra una jarra de vidrio que contiene agua, echa en un vaso y bebe un sorbo. Vuelve a llenarlo, guarda la jarra y se lleva el vaso cargado a su cuarto.
ESTÁS LEYENDO
Las cartas que nunca Entregué
Romance¿Cuántas veces dejaste de decir algo para no herir a la persona que amas? Cuando me di cuenta de mi error, viví los peores días de mi vida. Sin embargo, cómo vivir la vida con una enfermedad que me está matando junto con el amor de la persona que má...