Capítulo 7

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En la sala de espera se encontraba aquel hombre con aparentes ojeras las cuales se ocasionaron por no descansar y el no comer, estaba mordiéndose las uñas y con una preocupación al tope. Yaya llegó con unos cafés y algo de comida, se sentó a lado de su hermano

- Anda tienes que comer algo - acercó el vaso y un poco de comida

- Jos, no hagas berrinches

- Es que en verdad, no tengo hambre. Muero por saber lo que está pasando allá adentro

- Si no la hubieras hecho enojar nada de esto estaría pasando - susurró Fernanda, Jos la miró dolido ¿En verdad ella también creía que era su culpa?

- Yaya, porfavor tú no - dijo al borde del llanto.

- Es la verdad Jos, solo tu serás responsable de lo que le pase a tu esposa y a tu bebé

Estaba harto de esta situación, estaba harto de que todos creyeran que era su culpa. ¿Habrá alguien que piense lo contrario?.

Por otro lado, Leonardo tenía planeado llegar el lunes por la mañana, quería darle una sorpresa a su hermana la cual ya tenía aproximadamente 2 años sin verla. Cuando decidió ir a Estados Unidos por su beca y también por una oferta de trabajo, no la ha visto más.

Así que ¿Porque no llegar de sorpresa? Lo mejor de esto fue que podía llegar antes de lo planeado. Por suerte había un vuelo que salía el sábado por la madrugada, por lo tanto llegaría el domingo en la mañana.

Y tal como lo esperaba había llegado a su destino, caminaba por el aeropuerto hasta encontrar la salida. Miro hacia todos lados buscando un taxi y 5 minutos después lo encontró. Le dio la dirección qué hace unos meses ___ le dio.

Todo era tan increíble para él, pues siempre había vivido ahí. El taxista tomó un atajo por una calle que el conocía a la perfección, dio vuelta y justo paso por aquella casa de su niñez y parte de su adolescencia era nostálgica, al ver aquella casa olvidada en medio de la cuadra la que una vez estaba llena de alegría hoy solo luce olvidada y probablemente llena de polvo. Río amargamente, lo más seguro es que cuando formará una familia viviría ahí, pues era lógico que no la vendieran. Su papá se las había heredado y era el único recuerdo de el así que jamás vendería.

Mientras que su mamá, se había ido a vivir a Francia para hacerse cargo de su empresa que esta ubicada allá.

Pasaban más calles hasta que llego, pago los servicios del señor y paso al edificio busco en el ascensor el piso número cuatro. La música espantosa de cualquier ascensor la acompañaba, llego al piso correspondiente y busco el número indicado "58- B", al estar frente a la puerta comenzó a tocar mientras pensaba 《¿Cuanto habrá crecido ____?》

Nadie respondía al llamado, toco más fuerte, pero el silencio seguía apareciendo. Una señora salió de la puerta de a lado

- No sigas nadie va a abrir

- ¿A que se refiere? - pregunto confundido y ¿Si ella ya no vivía ahí? ¿Que haria? Sería algo imposible pues ella se lo hubieron dicho. Saco su celular y busco su contacto .

Buzón.

La anciana decidió hablar con voz cansada - hace días salieron, me parece que ya va a tener a su bebé - el pelinegro soltó su celular y este callo al suelo, ¿Ya habra nacido? levantó rápido su celular

- ¿Que?¿Cuando?¿Cómo? - preguntó eufórico

-Tranquilo muchacho una pregunta y una respuesta a la vez

- ¡No puedo! Posiblemente acaba de nacer mi sobrino y yo aquí perdiendo mi tiempo... Ya quiero conocerlo ¿Sabrá en que hospital esta? - tratando de mantener la emoción que le había llegado por tal noticia

Aprenderé A Vivir《J. C》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora