No Quiero Quererte © [ #1 Trilogía Nowell ]

02〣Migraña

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CAPITULO DOS

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09 de agosto, 2017

James

—Para mañana quiero un ensayo de tres cuartillas sobre el tema de hoy y no me importa que no tengamos clase.

Dice la voz autoritaria del maestro McGuire provocando que un sentar de quejas comiencen a oírse por el salón de clases. No obstante, ignoro con facilidad estos debido a que el día de hoy amanecí con un terrible dolor de cabeza por lo que llevo mis dedos a mis cienes para masajear la zona para tratar de aliviar un poco el dolor, aunque fracaso en ello por completo así que cierro mis ojos en nuevo intento y de alguna manera el dolor disminuye un poco con eso.

Siento como las personas sentadas a mis costados se levantan para abandonar el salón, pero yo me quedo quieto en mi lugar esperando a que toda la gente se vaya debido a que no soy muy fanático de tener que hacer fila para poder salir hacia el corredor a menos de que tenga urgencia de irme que no es el caso de hoy.

—Eres una vista magnifica, Alexander, pero tienes que mover tu culo para ir a trabajar.

Suelto un bufido cuando la voz de Peter suena de manera fuerte por el salón y sé que se trata de él porque es el único osado, además de mis hermanos y Edward, que se atrevería a llamarme por mi segundo nombre en algún lugar público.

Abro mis ojos para encontrarme con Peter al inicio de la fila provocando que me cuestione de manera interna cuantos minutos han pasado ya que solamente quedamos como unas cinco personas en el salón.

—Mi culo está muy dispuesto a quedarse aquí unos minutos mas.

Peter suelta una risa, muy exagerada para mi gusto, que llama la atención de una de las chicas que queda en el aula. Niego ante ello ya que la naturaleza coqueta de Peter vuelve a hacer acto de presencia sin necesidad de ser llamada, pero supongo que estas cosas venían en las letras pequeñas del contrato de mejor amigo que firmen con 50 dólares.

—¿A qué horas empieza tu turno en la cafetería?

Pregunta cuando salimos del salón. Meto mis manos en el bolsillo de mi sudadera mientras finjo pensar la respuesta para Peter y él lo nota por lo que me da un empujón.

—Mi turno comienza en dos horas, ¿por qué la pregunta?

Los ojos de Peter me miran con suplica y esa es premisa para mí de que, probablemente, seré víctima de su lado manipulador así que solamente espero no arrepentirme después de aceptar.

—¿Puedes llevarme? — pide en suplica al mismo tiempo que revolotea sus pestañas en mi dirección —. Mi auto está en el taller y siendo honesto el ir en transporte público no me es muy atractiva.

—¿Qué te hace pensar que voy a llevarte por hacerme ojitos, Anderson? Además, puedes pedirle a alguno de los chicos que te lleve.

Doy como respuesta a lo que Peter se queja y masculla cosas sobre los chicos que me hacen reír de manera interna.

—Ninguno de ellos es tú, Jamie. Tú eres especial y yo disfruto de tu compañía.

Para darle a énfasis a su intento fallido de coqueteo; pasa su mano por mi brazo de una manera coqueta que me encargo de alejar con un manotazo que lo hace reír.