Capítulo 2
No confíes en quienes mucho te halagan. Recuerda que el hombre solo acaricia el cabello del caballo para poder montarlo.No dejaba de pensar en esa mujer que con una sola vez que pronunciará su nombre ya estaría ahí. No podía dejar de pensar en su belleza, en sus ojos, su piel, su cabello, sus labios. Era la mujer mas perfecta que hubiera podido ver. No podía pensar en que la mujer que no lo dejaba pestañear fuese su asistente en vez de...alguien que él aún no comprendía a que se refería con exactitud.
Aunque su mirada estuviera fija en los papeles su mente estaba en un espacio en el que jamás imaginó haber estado. Se debatía si llamarla para inventar una excusa y así poder admirarla u, dejarla terminar con su trabajo. Quería tenerla, mirarla, tocarla, sentirla, hacerla suya pero algo en él se lo impedía ¿Nervios? ¿Miedo? Imposible, él era Maximiliano Santos, una de las personas más poderosas de todo el mundo, él obtenía lo que quería, sienpre, no habían excepciones, no tenía nervios y mucho menos miedo, simplemente...debía conocer más a la mujer.
Al principio no podía hacer su trabajo por no tener una asistente, y ahora que la tenía no podía hacer su trabajo por no poder dejar de pensar en ella. Necesitaba solucionarlo, rápido, antes que la empresa tuviera aún más trabajo y ni su asistente ni él pudiesen solucionarlo.
Dio un suspiro alejando su silla del escritorio para así permitirle dar unas cuantas vueltas en el acolchonado asiento. Se detuvo y admiro como los últimos rayos de sol penetraban contra su ventana. Una idea vino a él y no dudó ni un segundo en ponerla en marcha. Presionó el botón del comunicador y espero a que Megan respondiese. Una sonrisa se dibujó en su rostro al escuchar la voz de la mujer entrar por sus oídos quienes se deleitaban con ese dulce toque con el que hablaba.
-¿Qué necesita señor Santos?- preguntó atravesar del altavoz.
-Necesito que vengas a mi despacho.- no espero respuesta alguna de la mujer para colgar y descansar su espalda en el respaldo de la silla, colocando sus manos detrás de su cabeza y cruzando las piernas encima de su escritorio. Cerró los ojos hasta oír los toques en la puerta. Respondió aún sin moverse de su posición, sintió su corazón latir con más rapidez al ver a la mujer entrar por las puertas del lugar.
-¿Me necesitaba?- Maximiliano recorrió su mirada de arriba hacia abajo, casi desnudándola con la mirada. Labio sus labios, no instintivamente, sino porque la mujer lo provocaba.
Aclaró su garganta y se decidió en hablar.
-Si. Te quiero invitar a tomar un trago, ya sabes, para conocernos mejor y no ser la típica relación jefe secretaria.- la mujer pellizco sus labios y cruzó los brazos inclinándose hacia adelante.
-Esta bien, salgo en veinticinco min...
-Vamos, falta poco, que te saltes veinticinco minutos no será nada. Vamos ahora.- él hombre sonrío mostrando sus perfectamente alineados blancos dientes, en una sonrisa que haría suspirar a cualquier mujer que la viera, y él lo sabía, por eso la intención de mostrarla. Pero de inmediato se dio cuenta que la mujer que tenía en frente no era cualquiera, era su secretaria, la única mujer que había conocido que al ver su sonrisa en vez suspirar y caer rendida a sus pies, le sonrió de una manera dulce y amigable.
Era diferente, y eso le gustaba.
-Bueno pues en ese caso iré a traer mi bolso.
Giró sobre sus talones encaminándose a la puerta. Al ya estar a unos pasos fuera del despacho de su jefe, volteo percatándose que Maximiliano la seguía por atrás con esa sonrisa atrevida que no se borraba. Siguió su camino hasta su escritorio, tomo su bolsa, y cuando iba a colocarla en su hombro, la mano de su jefe se lo impidió siendo él quien la cargara. Sonrío y agradeció sin tomarle más importancia, suponiendo que no era más que un gesto de amabilidad y caballerosidad.
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¿Me amas...?
RomanceEsa cabellera rubia como el sol que quiso acariciar, esos ojos celestes que lo hipnotizaron, y esos labios color rojo que provocaron deseo y un sentimiento que él no supo descifrar... Al ver toda esa perfección supo que el dinero ya no era su único...