Capitulo 5

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Solo tú me haces sonreír...pero solo tú me haces llorar

Tomó los folder se de la mesa de madera y se encaminó a la sala donde muchos hombres hablaban y discutían sobre diferentes temas de empresa. Toco la puerta cristalina dos veces antes de entrar a la sala para que todas las miradas pasarán a la rubia quien no se inmutó en lo absoluto.

-Señor Santos, aquí están los documentos de la empresa que me pidió.- dijo colocando los documentos en la gran mesa.-Con su permiso me retiro.

Giró sobre sus talones, sin embargo, unas manos la tomaron de las caderas jalándola hasta quedar cerca de un hombre moreno de ojos verdes. Esos ojos que delataban las verdaderas intenciones del hombre.

-Oye Maximiliano, pasando a otro tema ¿de dónde sacas estas secretarías tan sexis? Me apetece una. O para ser más claro la tuya.- aquel hombre recorrió su mirada por todo el cuerpo de Megan de una manera como si quisiera desnudarla, cosa que no le agradó Maximiliano.

-Michael- masculló el Max de manera seria, viéndolo fulminante. El moreno no hizo más que ignorar sus palabras.

-¿Estás soltera chiquita? Por qué si es así, yo puedo darte todo lo que quieras.- Maximiliano iba a interferir y callarlo de una vez por todas. Pero alguien se le adelantó.

-Disculpe pero no, no estoy soltera, y aunque lo estuviera ni loca estaría con usted porque además de faltarle caballerosidad le falta inteligencia y algo llamado pelotas. Con su permiso.- empujó al hombre y sin más salió de la sala con la cabeza bien en alto.

Todas las miradas de los hombres pasaron de Michael a Maximiliano, aguardando la reacción de su jefe. Maximiliano lo veo serio unos segundos antes de romper en carcajadas, los demás no tardaron en imitar la acción del hombre, a excepción del moreno quien se limitó a bajar la mirada, algo avergonzado por la escena.

Mientras Megan caminaba a su escritorio firme sabiendo que sus palabras no tendrían consecuencias ya que su jefe no lo permitiría. Su plan estaba funcionando, su jefe estaba cayendo y ella no podía estar más satisfecha con los resultados. Tomó asiento en su silla y te leo algo en el teclado antes de que su teléfono empezará a vibrar. Rápidamente lo tomo y llevó a su oreja.

-¿Qué tal? ¿Ya lo tienes?

-Ya casi, nuestro plan está funcionando. Hay que esperar a que caiga completamente para luego acabar con él.- sonrío sádicamente y jugó con un mechón de su cabello.- Todo está bien. Cuando terminemos nadie sabrá de nada y podremos salir con las manos limpias. Nadie nos descubrirá. Aquí todos son unos idiotas. Me tengo que ir u supondrán algo, adiós.

Megan colgó y prosiguió con su trabajo como si nada. Las palabras de la rubia indagaban por su mente sin entender nada. Si, la recepcionista Monnic, había escuchado las palabras de la rubia y no dudaría de comunicarle a su jefe sobre ello. Es cierto que no sabía bien a lo que se refería, pero con la poca información que había alcanzado a oír, se notaba que no era nada bonito lo que Megan estaba planeando.

La reunión había acabado, al igual que la jornada de trabajo por lo que todos se estaban retirando para dirigirse a su respectivo hogar.

Maximiliano se encontraba  guardando unos documentos cuando su mirada paso de las hojas de papel a la rubia quien sonreía dulcemente. El hombre no tardó en dejar los documento de lado para acercarse a la hermosa mujer. Devoró sus labios con desesperación, aprovechando su cercanía para acariciar sus curvas.

-Lamento lo de hoy.- musitó a escasos centímetros de sus labios.- Michael es un idiota y...de verdad lo siento.

La mujer sonrío y negó despistando un corto y casto beso en los labios de su jefe. Lo vio con una sonrisa dulce y dijo...

-Tranquilo, está bien, ya estoy acostumbrada a los típicos idiotas. Además, dudo que haga algo más.- ambos soltaron una carcajada al recordar las palabras de la rubia.

Monnic se acercó al despacho de su jefe, aprovechando que ya todos se habían retirado para hablar con él sobre Megan. No toco la puerta y pasó al interior de la sala. Pero se quedó de piedra al ver como la rubia besaba los labios del hombre que ella amaba mientras él disfrutaba de pasearse por sus curvas.

No dijo nada, y en silencio salió de ahí para echarse a correr a la vez que las lágrimas caían por su rostro.

Ella sabía que él no la amaba, aun así era feliz sabiendo que tampoco amaba a nadie. Pero ver que estaba con Megan la destruyo, ella había estado con él y a pesar de ello prefirió salir con una casi desconocida. No lo podía creer. Se adentró a su auto y al estar ahí comenzó a golpear el volante.

Simplemente...le dolía estar para alguien quien jamás se preocupó en ella...

¿Me amas...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora