Capítulo 5: "Big Red One"

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—¡NO PUEDE SER!—. Digo alzando la voz y chocando mi palma derecha contra mi cara en un gesto de decepción.

Recordé que no que recogí el dinero que mi madre mencionó para comprar algo de comer.

Ya estaba en el pueblo como para devolverme y la oficina de servicio militar no estará abierta todo el día, además de que se me está haciendo muy tarde.

Son las 6:30 de la mañana y debo llegar a Columbus antes de que anochezca.

Tengo hambre, mucha hambre al acordarme de que olvidé el dinero y no me puedo detener a comprar algo por la falta de tiempo.

Llego al pueblo caminando apresurado, en dirección al ferrocarril paso por mercados, dulcerías, cafeterías, restaurantes diurnos percatándome del olor de cada local haciendo que con solo pensarlo se me haga agua la boca.

Con amargura y el ceño fruncido llego a la estación del ferrocarril.

Hay mucha gente reunida aquí con maletas, soldados o algún tipo de guardia que no conozco, la policía, familias con sus niños, abuelos y mujeres despidiendo al hombre de la casa.

Hay mucha gente reunida aquí con maletas, soldados o algún tipo de guardia que no conozco, la policía, familias con sus niños, abuelos y mujeres despidiendo al hombre de la casa

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Me acerco a la oficina para retirar boletos, hago la fila de una taquilla, hay por lo menos 5 personas delante de mí

—Buenos días señor—. Saluda muy formalmente la cajera.

—Buenos días, señorita... Un boleto para el próximo tren hacia Columbus por favor—. Digo regresando su saludo de manera formal al pedir mi boleto.

—De acuerdo señor, son 5,45 centavos y el próximo tren llega a las 7:15—. Informa la cajera.  

Meto mi mano derecha en uno de mis bolsillos, saco el dinero en monedas, pago el boleto, lo retiro de la taquilla y doy media vuelta.

—¡Gracias! que tenga buen viaje y muy buen día caballero—. Agradece y me desea la cajera al pagar.

Volteo con una sonrisa penosa a la cajera, se me había olvidado agradecer con la prisa que llevo, ademas cuando tengo hambre no me pongo de muy buen humor.

Suelto un largo suspiro mientras me recuesto en uno de los asientos en la sala de espera con las demás personas esperando el tren.

Puedo ver como varias mujeres o niños están llorando, el ambiente presente en este lugar es muy estresante, causa ansiedad y es muy chocante toda esta escena dramática.

Por esta razón menos mal que mi madre y Jenn no me acompañaron a despedirme aquí ya que, no es el mejor lugar...

Se hicieron las 7:10 y el tiempo pasa muy lento a mi parecer.

—Damas y caballeros el expreso hacia Columbus está llegando a la estación, gracias por su colaboración—. Emiten los altavoces de la sala informando. 

Golden Helmets of Honor (En emisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora