cuatro

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—¿Por qué traes una planta contigo?—preguntó Chenle mientras Lucas lo llevaba a la escuela.

—No es de tu incumbencia.

—¿Es para el trabajo? ¿Alguien te gusta? Mamá dice que sólo le llevas flores a personas que están muertas, enfermas o a alguien que te gusta.

—He dicho que no es de tu incumbencia—Lucas bufó mientras acunaba la maceta con el lirio entre sus brazos. Ya había recibido suficientes criticas de parte de sus padres, sus compañeros de trabajo e incluso la maldita señora que se lo vendió. Jennie seguía burlándose de él y Yuta no dejaba de mover sus cejas mientras hacía gestos obscenos en la tienda.

—No dirás ni una sola palabra sobre estas flores, ¿de acuerdo?

Chenle asintió.

—De acuerdo, ahora entra—Lucas prácticamente empujó a Chenle dentro y el más joven corrió hacia sus amigos. Esperó un par de minutos antes de poner la planta junto al portón, metiéndola cuidadosamente dentro de una esquina donde no podía ser molestada o golpeada. Luego, pretendió que nada había sucedido y se alejó lentamente, escondiéndose detrás de la esquina de un restaurante donde podía observar el kinder sin generar sospechas. 

Junwgoo apareció unos minutos más tarde. En un principio no vio la maceta y parecía que entraría para hacer su deber, sin embargo giró la cabeza y su rostro se iluminó; agarró la planta y sonrió con alegría, Lucas no pudo evitar que su corazón comenzara a latir más rápidamente. Jungwoo buscó con la mirada a la persona que dejó la planta, pero no pudo ver a nadie. Leyó la cartita pegada en la maceta que decía ten un buen día.

Jungwoo volvió a observar los alrededores antes de entrar. Lucas estaba listo para irse cuando vio que Jungwoo había puesto la maceta en el alféizar. No podía dejar de apreciar la belleza de sus pétalos bajo el brillo de sol. Sin embargo, esa belleza no se podía comparar a la de la sonrisa de Jungwoo cuando vio las flores por primera vez.

En ese mismo lugar se juró a sí mismo comprarle un jodido campo de lirios a Jungwoo si algun día este se lo pedía; incluso si Yuta comenzase a hacer esos estúpidos gestos de penes con sus manos otra vez.

Horas más tarde, cuando Lucas fue a recoger a Chenle, sonrió ante las flores y mientras evitaba no reírse o actuar raro, comentó—que bonitas flores tienes ahí.

—Lo son, ¿cierto?—Jungwoo sonrió—alguien las dejó esta mañana. Ojalá supiese quién fue.

—Quizás tienes un admirador secreto.

—De ser así, tiene un muy buen gusto—Jungwoo rio con delicadeza.—Hablando de eso... Hay un pequeño baile este viernes donde usualmente invitamos a los padres a venir con sus hijos. Sé que la madre de Chenle sigue embarazada y su padre está fuera por trabajo, entonces me estaba preguntando si te gustaría venir.

—¿Yo?—preguntó Lucas mientras se señalaba a sí mismo.

—Es sólo por un par de horas. Es como una fiesta de té donde le enseñamos a los niños buenos modales, cómo preguntarle a alguien si quiere bailar con ellos y todo eso.

—Entonces... ¿tengo que bailar?—Lucas sintió toda la sangre escaparse de su cuerpo. Era un bailarín extremadamente torpe; una vez, cuando fue a una discoteca con Johnny y los chicos, casi se cae y se rompe el tobillo bailando en medio de la pista.

—¡Vamos hyung!—escuchó a Chenle gimotear—Tienes que venir conmigo.

—Por favor—dijo Jungwoo, haciendo un puchero sumamente tierno y juntando las manos—será muy divertido.

the broken bro-code  ;  luwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora