I Fell In Love.

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Estaba escuchando música y eso hizo a mi mente volar. Esa era la magia de la música clásica, sin importar que tan deprimida estuviera, mi imaginación se desataba al momento de escucharla. Me transportaba a un mundo mágico, en el que de la espalda me brotaban alas de mariposa, con ellas podía volar a donde quisiera, olvidarme de los problemas.

Me deslizaba por el cielo, admirando desde las alturas bosques con jardines y pasadizos, árboles que vestían como si fuesen zafiros. Volaba, dejando destellos multicolores al pasar, sintiéndome hermosa, ¡hoy, mis alas me llevaron a él!, traté de imaginar el siguiente encuentro, buscando la excusa perfecta para encontrarnos y hablar.

¿Cómo es posible que alguien que nunca cruzó palabra alguna conmigo quedara atrapado en mi mente? me impresiona la ilusión que tengo de volverlo a encontrar, de hacer la pantomima de que casualmente voy en la misma escuela que él y fingir que no es un encuentro intencional. El ruido repentino me despertó, Leila estaba tocando la puerta. Hoy su atuendo era tan llamativo como todos los días, nunca me decepcionaba, es la clase de chica que sabe muy bien que no pasa desapercibida y asimila esto de manera positiva. Original por naturaleza, confecciona su propia ropa y accesorios y siempre se pinta las uñas cada una de diferente color. Este día lleva su negro cabello atado, dos mechas de cabello recién teñido de color púrpura enmarcan su cara, sus pestañas combina perfecto con los mechones. En algunas ocasiones Leila se mete en problemas con las maestras, ya que algunas consideran que su vestimenta es "inapropiada" para el colegio. A ella no le importa, es una artista en toda la extensión de la palabra.

(...)

-Estuviste distraída hoy en la escuela, ¿estás bien? -me preguntó con una sonrisa amigable, sus ojos almendrados me miraban con preocupación.

-Sí, tengo mucho en mi mente. -contesté mientras las dos nos sentamos en el sofá.

-"¿Cómo se llama?"

Su pregunta me confundió, sólo pude mirarla por unos segundos con un signo de interrogación en mi rostro, con una sonrisa pícara me dijo "-El chico por el que sonríes".

Me miré en un espejo de mi sala y por un momento me costó reconocerme, Leila tenía razón. En mi rostro estaba dibujada una ridícula y gigantesca sonrisa. La voltee a ver y le dije: "No tengo idea".

We All Have Secrets.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora