(CINCO CREEPYPASTAS CORTOS)

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El perro fiel
Una joven se queda sola en casa acompañada de su perro. Estuvo mirando una película de terror antes de irse a la cama, así que decide traer a su perro para que duerma con ella en su habitación. Se acuesta en la cama y el perro se enrosca al pie de ésta. La joven lo acaricia desde arriba y su perro le da una lamida amistosa; ella ríe y eventualmente se queda dormida. Por la madrugada, despierta al oír el sonido de algo goteando en su baño. Medio dormida, busca con una mano fuera de la cama a su perro y siente su lamida confortante, y regresa a dormir. Es despertada de nuevo por el sonido de goteo, saca una mano de la cama y siente la lamida reconfortante de su perro, y regresa a dormir. Una vez más, es despertada por el sonido de goteo. Dispuesta a buscar la fuente del problema, se levanta de la cama somnolienta y camina hacia el baño; el sonido de goteo se hace más fuerte conforme se acerca. Llega al baño y enciende el interruptor de la luz, y es recibida por una vista estremecedora: colgando de la cabeza de la ducha está su perro, con su garganta abierta por la mitad y su sangre derramándose sobre la bañera. Algo en el espejo del baño llama su atención, y ella se gira. Escritas con la sangre de su perro, están las palabras: «No sólo los perros lamen».

El médico
En el invierno de 1944, en Ardennes, a causa de líneas de suministro gravadas en exceso, un médico del ejército alemán se había quedado sin plasma, vendajes y antiséptico. Durante una ronda particularmente mala de fuego de mortero, su campamento fue un baño de sangre. Aquellos que sobrevivieron aseguraron haber oído, entre los gritos y órdenes vociferadas por su teniente, a alguien riéndose a carcajadas en un tono casi afeminado. El médico había completado su labor en una oscuridad opresiva, como tantas veces lo había hecho, pero nunca había tenido a su disposición esa limitada cantidad de reservas. No importaba. Él cumpliría con su deber. Siempre había estado orgulloso de su eficiencia. El bombardero redirigió su blanco a otras líneas de la tropa, y la mayoría de los hombres se echaron a descansar en la oscuridad, faltando algunas horas para el amanecer del día de Año Nuevo. Los hombres despertaron con los primeros rayos de sol, horrorizados. Descubrieron que sus vendajes no eran vendajes ordinarios, sino tiras de carne humana. Una buena parte de los hombres habían recibido transfusiones de sangre, aun cuando no había reservas de sangre disponibles; cada hombre atendido estaba cubierto completamente, de pies a cabeza, con el color rojo oscuro de la sangre.El médico fue encontrado sentado en una caja de municiones, viendo a la nada. Cuando un hombre se le acercó y le dio una palmada en el hombro, su guerrera cayó revelando que grandes trozos de piel, músculo y nervio habían sido removidos de su torso, y su cuerpo había sido limpiado de sangre. En una mano sostenía un escalpelo, y en la otra, un catéter. Ninguno de los hombres tratados por heridas esa noche, en ese campamento, vio el final de enero de 1945

. El tercer deseo
Un hombre de edad estaba sentado a solas en un parque. No sabía qué dirección tomar, y había olvidado tanto hacia dónde se dirigía... como quién era. Se había sentado por un momento para descansar sus adoloridas piernas, y de pronto alzó su mirada para ver a una mujer anciana enfrente de él. Ella esbozó una sonrisa con su boca sin dientes y entre carcajadas, habló: -Ahora tu tercer deseo. ¿Cuál será? -¿Tercer deseo? -balbuceó el hombre-. ¿Cómo puede ser el tercer deseo si no he tenido un primer y un segundo deseo? -Ya has tenido dos deseos -explicó la vieja bruja-, pero tu segundo deseo fue que regresase todo a como era antes de que hicieras tu primer deseo. Por eso no recuerdas nada; porque todo es como era antes de que hicieses algún deseo -se burló del pobre hombre-. Así que tienes un último deseo. -Bien -dijo él, inseguro-. No creo lo que dices, pero no pierdo nada con intentar. Deseo saber quién soy. -Gracioso -dijo la anciana mientras cumplía su deseo y desaparecía por siempre-. Ése fue tu primer deseo...


La Estatua

Una pareja de esposos decidieron salir una noche a pasear por ahi. Contrataron una niñera, a la cual dejaron a cargo de los dos niños pequeños. Cuando los niños se durmieron, la chica subio al cuarto principal para ver un poco de televisión.

Minutos mas tarde, el telefono celular del padre de los niños empieza a timbrar. Este contesta.
- "Diga?".
- "Si, habla Alison, la niñera".
- "¿Esta todo bien por alla, Alison?"
- "Si, todo bien. Señor, llamaba para preguntarle si acaso podria poner una sabana o algun mantel encima de la estatua del angel que tienen al lado de la ventana de su cuarto.. Es que me pone nerviosa...."

El padre guardo un silencio tenso durante algunos segundos.

- "Alison, escucha: Toma a los niños y sacalos cuanto antes de la casa. Yo mientras tanto llamare a la policia.... Nosotros no tenemos ninguna estatua de un angel en la casa".

Cuando la policia llego a la casa, se encontraron los cadaveres horriblemente mutilados de la niñera y los dos niños. Nunca se encontro una estatua de un angel ni nada parecido

La pesadilla

"Papi, tuve una pesadilla!". Te tallas los ojos, y los abres lentamente. Tu reloj brilla con letras rojas. Son las 3:58.

"Quieres subirte a la cama y contarme tu sueño, pequeña?"

"No, papi".

Lo extraño de la situación te despierta mas. Te despierta completamente. Apena puedes distinguir la forma pálida de tu hija en la obscuridad de tu cuarto.

"Porque no cariño?"

"Porque en mi sueño, cuando te platicaba sobre mi sueño, la cosa que estaba vistiendo la piel de mami, se sentó". Por un momento, te sientes paralizado; No puedes quitar la vista de los ojos de tu hija. De repente, las cobijas detrás de ti, comienzan a moverse.

±±± HISTORIAS DE TERROR PARA NO DORMIR  ±±±Donde viven las historias. Descúbrelo ahora