±±± HISTORIAS DE TERROR PARA NO DORMIR ±±±

GALLINERO HUMANO

Advertencia:Si eres sensible no leas esto

Hola, mi nombre es Alex Meater (odio ese apellido, yo mismo me lo cambié a Pureheart), y antes que nada, quiero decirle a quien sea que encuentre esto que por favor lo queme. Las cosas que he hecho son imperdonables, y me gustaría dejarlo todo en cenizas. Las manchas del pasado no se pueden quitar, pero quiero sacarlo de mi sistema antes de hacer esto.

Antes de empezar, quiero hablar un poco sobre mi persona. Acabo de cumplir 15 años, y para mí, fue lo peor que me pudo haber pasado. Soy un chico que podrías considerar normal, mi familia, o más bien, mi padre, es el problema. Mi padre es un viejo de 54 años, gordo y asqueroso (como un carnicero, pero de los asquerosos, de los que nadie se acercar). Mi madre murió hace dos años, en extrañas condiciones, sé cuáles son esas condiciones, pero explicaré eso más adelante. También soy hijo único, mi padre perseveró en el hecho de que conmigo era más que suficiente, y siempre que mi madre quedaba embarazada… también explicaré eso después.

Mi padre es dueño de un restaurante llamado: “el rincón del bebé”, el nombre tendrá sentido más adelante. Dicho restaurante es reconocido a nivel nacional por el peculiar y único sabor de su carne y sus habilidades especiales de cocina. A pesar de que nunca a revelado el secreto a nadie, ni siquiera a los empleados del restaurante, yo voy a revelar ese secreto ahora.

Antes de empezar a explicar, me gustaría metaforizar lo que hace mi padre. Ustedes saben que hay personas que conservan gallinas en sus casas por los huevos, para poder cocinar. Bueno, lo que tiene mi padre no son gallinas, son mujeres. Sí, así como lo leen, mujeres. Verán, es momento de explicar lo que hace mi padre, o más bien, lo que me obliga a hacer, porqué antes que nada, quiero que sepas que yo jamás quise hacer esto, pero él me obligaba, por eso ahora él está donde está, pero llegaremos a eso luego.

Verán, mi padre tiene en nuestro sótano dos habitaciones, las cuales tienen dos nombres que representan dos fases: en la primera fase se llama “La luz muerta”, y en la segunda, se llama “el despojadero”. En esta habitaciones tiene retenidas una mujer respectivamente. Por cierto, para mi padre no se llaman mujeres, se llaman: “fábricas de bebés”. Otra cosa, las habitaciones están vacías por completo, no hay absolutamente nada más que las mujeres.

Las mujeres estás siempre a oscuras, la única luz es la que entra por las rendijas de la puerta; no tienen baño, por lo que, como es de suponer, hacen sus necesidades ahí mismo (tampoco tienen ropa); mi padre no las alimenta bien, les dan comida podrida o vencida y el agua que les suministra es de alcantarilla, suele ser muy asquerosa. Ellas misma se comen su excremento y lamen su orina, es todo lo que mi padre les dice que hagan cuando tienen hambre, ya que las alimenta una vez al día (incluso les pide que racionalicen su excremento y orina, ya que no recibirán más comida hasta el día siguiente).

¿Para qué mi padre tiene estas mujeres allí? Se preguntarán. Bueno es muy simple. Antes lo hacía él mismo, pero desde que cumplí 15, me obliga a hacerlo, pues considera que ya soy suficientemente mayor para hacerlo, además de que a según por ser joven, es mejor. Bueno, como les comenté antes, en la metáfora de los huevos, mi padre retiene mujeres fértiles en la “luz muerta” (llamada así cuando las mujeres no están embarazadas).

Me obligaba a que, cada cierto tiempo (como cada uno a dos meses), bajé a la habitación en cuestión, y viole a las mujeres y las embarace, lo que importa es que las embarace. Olvidé mencionar que las mujeres no pueden gritar. Cuando mi padre las secuestra, deja que griten todo lo que quieran mientras las viola y maltrata por primera vez, luego (como siempre quedan inconscientes), les corta las cuerdas vocales y la lengua.

Por lo tanto, cuando me tocaba violarlas, solo veía sus ojos de tristeza. Eran sumisas, pero porque no tienen opción. No oponen resistencia, pues luego de tanto estar en la habitación, y saber que no pueden hacer absolutamente nada (literalmente nada) se dejaban violar.