James Potter

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Generación: 1ª generación.

Advertencia: Ninguna.

Título: Leila, te quiero (segunda parte)

Seis días. Seis malditos días habían pasado desde que le había confesado a James mis sentimientos hacia él.

Todo había ido de mal en peor: no me atrevía a mirar a James a la cara por lo que, cada vez que él quería hablarme rehuía. Además de ello, Lily y James habían comenzado a conocerse más seriamente.

-Leila. -me llamó Mac, mientras entraba en nuestra habitación.

-Dime. -contesté, mientras levantaba mi mirada hacia ella, con una sonrisa.

Por fin, había conseguido terminar mi maldito pergamino de historia de la magia.

-Lily está esperándote fuera, quiere hablar contigo.

Mi sonrisa se borró al instante de mi rostro. No es que me llevara mal con la pelirroja, simplemente nunca habíamos hablado demasiado y, me extrañaba que ahora que estaba con James, quisiera hacerlo.

-¿Conmigo? ¿De qué? -pregunté, haciendo notar mi confusión.

-Ni idea. -murmuró, mientras se encogía de hombros.

Me levanté de la cama y me dirigí hacia la puerta, una vez fuera de la habitación me encontré con Lily esperándome, con su perfecta sonrisa amable.

-Hey. -murmuré, con una sonrisa nerviosa.

-Hola, Leila, sé que no nos conocemos casi pero, necesito decirte algo importante. -asentí, esperando a que prosiguiera. -James me ha contado que estás enamorado de él y quería decirte que no lo sabía que siento mucho que...

-No me hace falta tu pena ni tu compresión. -la corté, duramente.

Esto me estaba comenzando a enfadar. Ni James tenía por qué decirle a Lily lo que yo, en confianza, le había confesado; ni ella tenía que venir a mí a demostrarme la pena que sentía por mí, cuando eran temas personales que no eran de su incumbencia.

-Mira, Lily, no quiero ser borde pero creo que, en primer lugar, James no debería de haberte contado nada y, en segundo lugar, tú no deberías de haber venido a decirme la pena que te doy, ¿sí?

Suspiró y asintió. Se giró para marcharse pero, justo antes de comenzar a caminar volvió a girarse hacia mí.

-Solo, mantente alejada de James, ¿vale? No quiere nada contigo.

Y, tras eso, se marchó. Fruncí el ceño y apreté mis labios, mirando, parada en medio del pasillo, como se marchaba. Me acababa de decir que me alejara de James, ¿pero qué se creía esta?

-¿Acabas de escuchar lo mismo que yo? -preguntó Mac, asomándose por la puerta. Seguramente, habría estado escuchando toda la conversación tras las puerta.

-Voy a ir a hablar con James. Se va a enterar. -murmuro.

-Eso, demuestra la leona que llevas dentro. -me anima mi amiga.

Corro escaleras abajo y, tras inspeccionar la sala común, asegurándome de que no está ahí y se encuentra en sus entrenamientos de Quidditch, salgo de la sala común.

Una vez en el campo, busco a James con la mirada y, tras encontrarlo en el suelo, me acerco a él.

Cuando me ve acercarme hacia él, abre los ojos con notable sorpresa. Supongo que pensaba que no le iba a hablar hasta unos años después y, ahora lo va a preferir.

-Si te conté mis sentimientos hacia ti fue porque confiaba en que no se lo ibas a contar a nadie.

-No lo he hecho, Leila.

-No, claro que no. -ironicé. -Por eso ha venido tu novia a decirme cuanta pena le doy. -exclamé, enfadada.

Por suerte, todos estaban volando, concentrados en el entrenamiento y nadie nos echaba demasiada atención.

-¿De eso se trata? ¿Estás celosa? -sonrió divertido.

¿Qué le pasaba a este en la cabeza?

-Mira, James,. -suspiré, tranquilizándome. -Si no sientes lo mismo que yo, lo entiendo y, como has observado, he estado apartándome de ti y...

-Por eso he hecho esto. -me cortó.

Le miré confundida.

-¿El qué has hecho?
-Que Lily fuera a hablarte. Sabía que ibas a venir a hablar conmigo por ello.

Me sentí avergonzada por como me conocía increíblemente bien y humillada por lo infantil que había quedado ante él y Lily.

-Eso es una excusa para contar mis intimidades a la persona que está contigo. -murmuro.

-Me he dado cuanta de que te necesito más de lo que creía, Leila, y no solo como mi mejor amiga. -declaró, con sus ojos en los míos.

-¿Qué? -susurré, sin saber qué más podía decir.

Él suspiró por lo tonta que era al no extenderlo y dio un paso hacia mí, con seguridad. Agarró mi rostro con sus manos y lo acercó al suyo, uniendo nuestros labios en un bonito beso.

-Que te amo, pequeña.

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⏰ Última actualización: Jul 05, 2018 ⏰

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Harry Potter's One Shots #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora