002

2.2K 140 19
                                    

El Hombre de Capucha se apresura, buscando libro por libro en el amplio estante antiguo que tiene delante de sus ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El Hombre de Capucha se apresura, buscando libro por libro en el amplio estante antiguo que tiene delante de sus ojos.

    >>Necesito encontrarla. <<

Hay varias cosas que el Hombre de Capucha sabe. Por ejemplo, sabe cuándo vas a morir, cómo te vas a morir y lo que pasará después de tu muerte. Lo sabe todo, a excepción de la historia de la efímera -como ellos les llaman- que debe asesinar. Bueno, él no le diría asesinar... más bien, llevar.

El Hombre de Capucha no puede dejar ir a la efímera, así como tampoco puede llevársela, por lo menos no ahora. Ella tiene un destino, y a pesar de que el Hombre de Capucha no sabe bien cuál es, no es algo que le de curiosidad.

Toma un grueso libro de un estante al fondo de la biblioteca, y piensa que es un lugar demasiado sucio.

>>Estos efímeros y sus costumbres. <<

Al ver la primera hoja con sus delgados dedos, lee el primer párrafo y avienta el libro hacia la esquina sin luz. No tiene nada que le pueda servir, ya van trece bibliotecas que visita.

-¿Puedo ayudarle en algo? -se gira sobre sus talones para observar a la pequeña anciana con lentes demasiado pequeños para sus ojos.

-No.

-Recuerda que cerramos a las ocho.

El Hombre de Capucha revisa la hora, siete y cincuenta y seis.

>>Maldición. <<

Hay varias cosas que el Hombre de Capucha disfruta; disfruta leer, observar a los efímeros y planear muertes. Sale de la biblioteca con manos vacías, y se siente decepcionado.

Por otro lado, aprendió que los impulsos nerviosos en el cerebro y más precisamente en el sistema nervioso central, viajan a una increíble velocidad de 170 millas por hora, unos 274 km/h. Increíble dato curioso, por cierto.

Al llegar al pequeño departamento, acomoda los libros abiertos que se encontraban en el suelo y los pequeños hilos rojos que usó para la tabla de conexiones. Había información faltante, y el Hombre de Capucha podrá no ser humano, pero no lee mentes.

El día para él se vuelve tedioso, frustrante, aburrido... no había nada peor que actuar como un efímero.

Entre las cosas que acomoda en estantes, y cajones se detiene para observar a la mujer de enormes ojos azules. Los rizos de su cabello son tan negros que le recuerdan a la oscuridad en casa, su casa.

>> ¿Qué podrá ser tan interesante de ella? << se pregunta, para después dejar ir ese vago pensamiento.

Había veces en los que deseaba formar parte de ese mundo, el mundo de los efímeros. Nacer, crecer, conocer a alguien... morir.

Besos que matan |O1| pausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora