Capitulo 4

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¿Por qué tenía que ser él? ¿Algún día desaparecería ya por completo de una vez?
-Hola Selena yo también me alegro de verte-dijo Luke
-No habrá gente en la universidad y tienes que ser tú el que me guíe, empezamos bien el día.
-Soy el delegado de estudiantes aquí y los primeros días tengo que estar pendiente de los alumnos de nuevo ingreso.
-Vaya...que raro que no estés con tu amiguita...-dije sin más, la verdad es que estaba cansada de esa chica y odiaba todo lo que tuviera que ver con ella, si TODO.
-No tranquila, ella va a otra universidad.
-Menos mal podré estar tranquila entonces.
-Bueno y aquí es nuestra clase-dijo recolocándose el asa de la mochila en su hombro.
-¿Cómo que nuestra clase?
-Si, estamos en la misma clase-iba a contestarle pero justo apareció el profesor de Desarrollo Empresarial I.
Eran un hombre de unos 30 años aproximadamente, delgado, rubio y ojos claros.
Vaya no me imaginaba a un profesor tan joven en la universidad, algo bueno tenía que tener el primer día.
Empezó a presentarse y explicó un poco la asignatura para que nos hiciéramos una idea, ya que el primer día no se suelen comenzar las clases sino que nos dejan una semana para adaptarnos y conocer todas las instalaciones. Así que estuvo como una hora y se fue, pero antes se acercó a mí mesa y yo solo me limité a seguirle cona mirada.
-Hola, ¿Tú debes de ser la hija del vicedecano, cierto?
-Emm...hola...si soy su hija.
-Mucho gusto en conocerla, espero que le guste la carrera y si tiene alguna duda o dificultad no dude en pasarse por mí despacho, estaré dispuesto a ayudarla.
-Vale, muchísimas gracias profesor.
-No hay de que, nos vemos- y se fue dedicándome una sonrisa, mientras que yo estaba sorprendida, sin saber que decir.

-Vaya Selena, no sabía yo que fueras así.
-¿Así como?
-Tan espabilada, diría yo.
-Soy más de lo que tú piensas Luke- y sin más me levanté y comencé a bajar las escaleras de la clase. Mientras oía su voz.
-Eehh Selena, espera.
- Y ahora ¿qué?
-¿Te apetecería que fuéramos a tomar algo para almorzar? Además así te compenso por el otro día en la fiesta.
-No sé, Luke, no me apetece que nos vea tu querida amiga y tenga que volver a decirle cuatro cosas a la cara.
-Piensatelo ¿si?
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Llegué a mi casa a eso de las 12 de la mañana, y desde que estaba esperando el bus en la parada no dejaba de pensar en la propuesta que me acababa de hacer Luke. Por una parte quería ir ya que en su fiesta no pude divertirme como todos, pero por otra parte me daba miedo tener que enfrentarme con Michelle otra vez, si, miedo, miedo a sentirme debil otra vez y sentir todo lo que pase en el anterior curso, lo había superado hasta que esa chica, por llamarla de algún modo, comenzó a insultarme de nuevo.
Sara ya se había ido, antes de volver a España quería ir a visitar algunas cosas pero a mí me pillaba muy lejos de casa, así que no pude despedirme como yo hubiera querido.
Estaba sumergida en mis pensamientos cuando el móvil sonó, era un mensaje de Luke
Y...¿Aceptas?
Estaba hecha un lío, pero decidí ir así me vendría bien despejarme.
Y otra vez estaba ahí, plantada delante del armario sin saber que ponerme y ahora ya no estaba Sara, pero pensé en lo que a ella le gustaría que me pusiera y me decidí por un vestido con un jersey encima y unos zapatos altos, no sabría a donde iríamos.
Si, está bien, acepto.
Una vez le contesté me puse a prepararme y a los 30 minutos estaba en mi casa. Tuvo que abrile Mery porque aún me quedaban 5 min. Me di el último toque y listo.
Baje las escaleras y entre en el salón donde allí me estaba esperando Luke.
-Hola de nuevo- dije sonriendole un poco, el solo se limitó a mirarme un momento- ¿que pasa?
-Este...nada no pasa nada, hola de nuevo Selena.
-Bueno vámonos que no se nos haga tarde luego, adiós Mery, me llevaré mis llaves.

Nos montamos en su coche y no sabíamos que decir, era como que nos daba vergüenza decir o hacer algo, no lo entendía si lo acababa de ver hace un par de horas en la universidad.
Fuimos todo el camino sin hablar, la verdad era un poco incómodo pero a la misma vez me agradaba ir así.
Me sumergí en mis pensamientos hasta que llegamos a un restaurante.
Dio su nombre en la puerta y entramos sin más.
Estaba todo muy bien decorado, no era un sitio muy lujoso sino todo lo contrario, algo más sencillo, que era a lo que yo estoy acostumbrada. Nos sentamos en nuestra mesa y nos quedamos sin decir nada, hasta que él fue el que rompió el hielo. 

My little bad angelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora