Cuando Pepe decide que hacer con su vida

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Llegó a casa, despertó a sus padres y les conto todo lo que había pasado, pero ellos, pensando que todo había sido un sueño no le hicieron mucho caso y se volvieron a dormir así q Pepe salió en busca de los padres de Sara, les contó la historia de la casa y sus heridas y magulladuras producidas por aquellas extrañas risas, pero otra vez más, obtuvo la misma respuesta por parte de sus padres.

Pasaron los días y él muchacho seguía intentando convencer a su familia, a la familia de Sara (que aún seguía desaparecida) e incluso a la policía, pero nadie se creyó esa historia, los adultos preferían pensar que ella se había fugado. Pepe sabía que Sara ya no se iba a salvar, así que ideó un plan para que no le volviera a pasar esto a nadie.

Empezó comprando una garrafa de gasolina y un mechero, iba a quemar la casa para que todo el mal de su interior desapareciera para siempre. Sólo le hacía falta explicar el motivo de quemar la casa con el dentro, así que se puso manos a la obra:

Espero que estas líneas sirvan para que finalmente me creáis todos, si estáis leyendo esto es que ya estoy muerto, que ya no hay vuelta atrás, pero no debéis preocuparos, pues ya el mal de la casa se habrá ido para siempre y yo estaré bien junto a Sara, el amor de mi vida.

Nunca os olvidaré.

Una vez acabó de escribir esto, guardó la carta en un sobre y la puso encima de su cama.

Ya estaba todo listo, y sólo faltaba llevar su plan a la práctica. A las 2:00, se levantó y salió hacia la casa con el mechero y la garrafa d gasolina.

Cuando llegó a la casa no se atrevía a entrar, pero era algo que tenía que hacer, así que con mucho miedo entró. Cuando llegó a la sala que se había inundado de sangre, empezó a hechar gasolina por todas partes hasta que la sala quedó bien empapada.

En ese momento Sara entró en la sala junto con los sonidos de pasos y las risas fantasmales. Pepe se quedó inmóvil con el mechero en la mano, ahora estaba muerto de miedo y su cuerpo no reaccionaba. Volvió a sentir los arañazos en su espalda, sentía como si le quemasen vivo, y lo único que llegó a ver antes de caerse al suelo mareado fué el rostro de Sara, ya no era ella, era un monstruo de ojos brillosos controlado por aquellas fuerzas oscuras y malignas. Fué entonces cuando se decidió, encendió el mechero y el fuego pronto se llevó a la casa junto con aquellas fuerzas inexplicables y a los dos muchachos.

Ya a nadie le volvería a parar esto, al menos en ese lugar.

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