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Y como no subi capitulo la semana pasada, hoy sera doble capitulo. Espero les guste. 

Por un mundo más Shikaino

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La euforia había vuelo a adueñarse de ella y es que simplemente no podía evitarlo, estos últimos dos días habían sido realmente abrumadores para ella pero aún así siempre intentaba enfrentarse a todo con una sonrisa, forzada o genuina. Hoy su sonrisa era honesta, hoy volvería a ver a sus amigos.

Extrañamente aquel no era el día en que habitualmente solían reunirse pero debido a la misión que habían tenido que llevar a cabo sus dos compañeros el día anterior, habían decidido postergar el encuentro un día más. Pero ahora que lo pensaba no podía comprender el porque ellos habían sugerido cancelar en encuentro. Quizá se debía al cansancio que ambos debían estar experimentando, después de todo la misión a la que habían sido enviados era de rango A, pero aún así Ino no podía concebir la posibilidad de no entrenar juntos ¿Acaso Chouji y Shikamaru no la extrañaban tanto como ella a ellos? ¿Acaso no esperaban ansiosos, como Ino, cada martes y jueves para volver a verse? Seguramente sí, cada día la rubia intentaba convencerse de que, a pesar que el tiempo había pasado para los tres, nada había cambiado entre ellos. De que a pesar de que cada uno vivía su vida, más alejados que antes, nunca dejarían de existir esos lazos de amistad que tanto los unían. Y aunque quisiera convencerse de ello, la posibilidad de que aquello no fuera como ella lo idealizaba le rompía el corazón cada noche. Sí, dolía y mucho.

Se contempló unos segundos en el espejo, una última mirada a su imagen reflejada, aquella que ya no reflejaba una niña soñadora e inocente sino aquella que ahora reflejaba una mujer, una frágil alma que había saboreado la agria cruel realidad del mundo y ya nunca volvería a ser la misma. La muerte de Asuma la había cambiado, sí, pero aún así Ino sonreía como siempre. Después de todo no tenía sentido empañar los preciosos momentos con sus amigos con sus preocupaciones egoístas y sin sentido. En ese sentido, ella era infantil. La misma de siempre. Inmutable, imperturbable e irrepetible.

—¡Mamá, me voy! —gritó mientras apresurada revolvía los cajones de su armario en busca de sus cosas para ir a entrenar. Finalmente las encontró.

Recogió rápidamente su larga cabellera dorada en una cola alta, como habitual, dejando caer su lacio flequillo sobre su medio rostro, cubriendo una de sus celestinas orbes tras la espesa cortina de rubios mechones. Finalmente tomó el protector de Konoha y atándolo a su cintura bajó corriendo las escaleras apresurada por llegar al punto de encuentro. Otra vez se le había hecho tarde y si sus amigos llegaban antes que ella al bosque se enfadarían. Después de todo ella había sido la que había insistido fervientemente en entrenar.

Salió apresurada de su casa y cerrando la puerta tras ella comenzó a correr por las bulliciosas calles de Konoha hacia su destino fijado, pero le quedaba poco tiempo y si quería llegar temprano debería apresurase.

—¡Llegué! —gritó entre jadeos, sus pulmones clamaban desesperados por aire mientras que su mirada azulina recorría el lugar en busca de Chouji y Shikamaru. Ninguno había llegado.

Bufó molesta y dejando caer las cosas junto a ella se sentó en la hierba contemplando el amplio firmamento. Tenía que admitirlo, el día era realmente hermoso, típico clima primaveral; cielo despejado, a excepción de alguna que otra nube furtiva que vagaba despreocupada por el firmamento, sol radiante, y aún así el calor no abrasaba, y la presencia de una suave brisa que la acariciaba con el más sutil roce con su piel. En otras palabras, el día perfecto. Al menos para Ino. Entonces miró el reloj despreocupada y recordó de pronto que había algo que debía hacer.

Sentimientos OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora