CAPÍTULO IX
El olor a basura me hizo reconsiderar lo que estaba buscando, pero una vez que la imagen de la señora Kim apareció en mi cabeza supe que era algo inevitable. Había preguntado antes al mismo cocinero que preparó mi desayuno si no vio un traste con las descripciones que le di, pero negó. Mi única opción era buscarlo en todos los cestos de basura de la mansión, empezando por los que estaban afuera antes de que se los llevaran.
Tapé mi nariz mientras caminaba. En realidad, el olor no era tan penetrante. Podría jurar que lavan este sitio al menos dos veces por semana, pero basura es basura. Levanté la tapa de uno de los botes y vi abajo, pero de primera intención no se vio nada. Suspiré. Llevaba media hora buscándolo y aun no lo encontraba. Caminé por el área lateral de la mansión; un pequeño pasillo, por así describirlo, destechado y con los extremos laterales de pasto que se iba perdiendo al llegar al centro dejando una superficie de tierra seca y firme. Parecía como una salida de emergencia. Seguí andando hasta llegar a un portón de madera oscura con una abertura en su parte superior. Me puse de puntitas alcanzando a ver a través de ella. Iban llegando dos carros negros. Estos se estacionaron y de ellos se bajaron personas, probablemente invitados. Eso me hizo pensar en la hora que era. Podría apostar a que no pasaban de las dos.
(N/A: algo así es cómo yo lo imaginé. Esta imagen es de apoyo visual. Si tenían otra idea ignoren esto. Disfruten la lectura)
Mi corazón comenzó a latir fuertemente. Aún no había conseguido lo que quería y ya tenía que volver a cambiarme. El sabor amargo del que ya me comenzaba a familiarizar se mezcló con mi saliva. Exhalé mientras giraba sobre mis pies y volvía adentro. Sólo esperaba que la señora Kim fuera de los últimos invitados en llegar; que su auto se averiara o se le haya pasado la hora. Si tan solo la abuela MiGyeong no tuviera ese odio hacia mí, no estuviera metida en tantos problemas.
Entré nuevamente a la cocina por la puerta de servicio encontrando a un gentío que me hacía casi imposible atravesar la cocina. Esquivándolos magistralmente logré salir de allí.
Ojalá así hubiera esquivado las uñas de la abuela, pensé.
Anduve hacia mi recamara esquivando a más gente. Tenía que vestirme y empezar a calentar, aunque todavía no sabía a qué hora tocaría. Además, tenía que hablar con SuJin sobre las piezas que ella iba a tocar conmigo. Esperaba que, solo por esta ocasión, tuviéramos un trato dignamente profesional. Casi al llegar a las escaleras escuché unas voces, y no porque fuera entrometida, pero cuando alguien dice mi nombre se vuelve también mi asunto.
- ¿Tu prima aún sigue aquí? -su voz era madura y de mujer, pero no la reconocía.
-Sí -ese fue MinHo respondiendo-. Esperamos que toque hoy para nosotros. Es violinista.
-Oh, vaya. Eso es excelente -esta vez habló un varón.
-Cariño -su melodiosa voz hizo que me asomara un poco para ver su rostro-. Le dije a mamá que podríamos tomar un poco de té con la abuela MiGyeong -habló con cautela.
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La verdad jamás dicha |k.th|
FanfictionCuando una carta del abuelo YeongSu llega a las manos de MiSuk, o Dominique para los locales, el descontento de la abuela MiGyeong hace acto presencial. Tras varios años de la ausencia de MiSuk en el país que ella creyó natal, y ahora el llamado d...