6 Cyrus, menudo nombre

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Nada más salir de la enfermería, me choqué con alguien. Si bien este choque no había tenido los resultados del anterior, me había hecho caer al suelo, mientras que la persona con la que me había chocado se mantenía de pie, mirándome.

Y cuando vi de quién se trataba, me dieron ganas de pegarle un puñetazo, aunque claro, mi puño era muy superior a su cara, y no podía permitir que tocara algo menos importante. 

-Anda, justo a ti te estaba buscando- y por si tenía dudas, el acento extraño que tenía al hablar me las quitó.

-¿Para qué? ¿Para volverte a meter en MI cabaña?- le miré despectivamente desde el suelo mientras me levantaba.

El chico soltó una pequeña risa.

-¿Estás enfadado por eso? ¡Vamos, si solo era una pequeña bienvenida!- exclamó.

Una vez que estuve de pie, intenté mirarle con la mirada más "intimidante" que pudiera poner, aunque creo que le quitó seriedad el hecho de que tuviera que ponerme de cuclillas y alzar un poco la cabeza para quedar a la altura de la suya. Cuando me había encontrado con él la primera vez, no me había dado cuenta de que era mucho más alto de lo que parecía.

-Pídeme perdón- exigí.

Noté como personas iban acercándose a nosotros, murmurando, hasta que detrás del chico, y de mí también, supuse, hubo una piña de gente.

-Míralo, ya se está metiendo en líos- dijo la voz del que supuse que sería Leo a mis espaldas.

Quería girarme para mirarle mal a él también, pero no estaba en condiciones favorable para hacerlo, ya que el chico de enfrente tenía una cara que indicaba que no me estaba tomando nada en serio, lo que me molestó más y volví a plantearme el darle un puñetazo.

A continuación, ocurrió algo que no me esperaba. El chico me puso sus manos en los hombros y me murmuró un "lo siento", para después alzar la vista detrás mío.

Después de unos cuantos segundos así, la gente empezó a dispersarse, quedando solo él y yo, y la persona que estuviera detrás de mí a la que estaba mirando. En ese momento quitó sus manos, para alzar una de ellas a modo de saludo.

-¡Laya! ¡Justo te estaba buscando!- exclamó él.

¿Laya? Esperé a que fuera hacia ella para girarme y comprobarlo. Efectivamente, Laya de pie detrás de mí, dándole una sonrisa al chico y sosteniendo en sus brazos al...

<<Será posible>> comentó su voz en mi cabeza. <<Sí que nos has salido maleducado...>>

Sentí un escalofrío en mi cara, que creo que era un amenaza para volverme a desmayar. Por suerte, nadie me estaba mirando, ya que el chico y Laya habían empezado a andar ensimismados en su conversación. Antes de que pudiera perder la consciencia, sentí como una mano en sujetaba del brazo y me tiraba, y esto fue lo suficientemente fuerte como para evitar que me volviera a caer al suelo.

Dirigí mi mirada, que no dejaba de estar borrosa, a quien sea que me estuviera tirando, y vi que era el rubio, no el que se había ido con Laya, ni el de la enfermería, sino el que estaba con Leo y con Piper.

-Menudo numerito has montado allí- murmuró él mientras entrábamos en el palacio.

Una vez que estuvimos allí me soltó, y yo aproveché para sentarme en la cama y recuperarme del mareo que había tenido nada más ver al pavo.

<<¿Sabes? Ya me estoy cansando de que me llames el "pavo">> dijo su molesta voz en mi cabeza. <<Llámame... Cyrus, sí, ese nombre está bien>>

-¿Un pavo llamado Cyrus?- murmuré en voz baja.- Sí, claro.

En ese momento, el rubio se dirigió hacia mí. Maldición, pensaba que estaba solo, por eso había hecho el comentario.

Me miraba de una forma extraña, como si cada vez estuviera más convencido de que estaba mal de la cabeza, u obsesionado con un pavo, que también podía ser.

Creo que se incomodó de que le estuviera mirando, porque apartó su mirada hacia la estatua de Hera.

-Te pareces mucho a ella- comentó, sin quitar su vista de la estatua.

Oh, realmente estaba cansado de esos comentarios de "te pareces a tu madre". Los había oído demasiadas veces, y , aunque mi padre comenzó con esa manía, siempre solía resaltar mis buenas cualidades. Pero no, desde que me había desmayado por primera vez (¿soy yo o lo que más hacía era desmayarme?), todos los comentarios de ese tipo habían comenzado a resaltar mis cualidades males.

-Por cierto, yo soy Jason, soy hijo de Júpiter- se presentó, al darse cuenta de que la situación sería algo incómoda si continuaba sin saber su nombre.

-¿Como la contra-parte romana de Zeus?- pregunté sin pensar.

Él asintió.

-Una cosa- empecé a cogerle confianza.- ¿Es verdad que soy el hijo de Hera? Porque pensaba que ella era fiel a Zeus...

Jason me detuvo.

-Lo primero es verdad, eres el hijo de Hera- respondió.- Y sí, Hera era fiel a Zeus cuando estaban casados...

-¿Estaban? No sabía que podían divorciarse- comenté.

-No totalmente- dijo- Es un divorcio temporal.

-Oh- fue lo único que pude emitir- ¿Es normal sentir mi cabeza explotar?

Jason asintió, no sin antes esbozar una ligera sonrisa.

-No sabes cuanto...

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Aquí dejo claro que Jason es mi crush de los libros de Rick Riordan, así que le tengo un cariño especial. El siguiente capítulo avanzará más en la historia.

Por cierto, he cambiado los diálogos y los he hecho destacar. Así estarán en los próximos capítulos.

La cabaña de HeraWhere stories live. Discover now