El cumpleaños de Anne.

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Días después de la aparición de Gym-man y también la aparición de la unión que hicimos con Rhym y su gente para poder esquivar en este último año al profesor más odiado del viejo oeste, Anne volvió a la ciudad. Para el día de su cumpleaños. 10 de mayo. Está cumpliendo 17, tiene la misma edad que Paola y también el mismo grado académico por las mismas razones, jamás había visto tanta similitud en algo desde que comprobé las decepciones amorosas y las cosas tristes que nos sucedieron a Oly y a mí.

El día de hoy hay clases, y ella no vendrá a la escuela ya que está apenas llegando a su casa. Es comprensible, pero muero por verla. He estado toda la semana pegado al teléfono y a la computadora hablando con ella. Hacía bastante que esto no me sucedía, pero considero que la extraño mucho como para no estar al pendiente de ella. Aunque hoy que llegó su cumpleaños... Me di cuenta que olvidé por completo el hecho de que debía comprarle un regalo. Ella no se molestará si no le doy nada, estoy seguro de ello, pero sin embargo yo me sentiré mal internamente si no lo hago y más aun sabiendo que podía hacerlo.

Aunque... La conozco lo suficiente para saber qué momentos después de que le dé su regalo se quejará porque posiblemente no sea tan grande como lo que le regalé a Hazel por su cumpleaños hace un mes. Gracias a Zeus ese tipo de enojos por celos suelen pasársele casi instantáneamente. Aunque conociéndome haría comentarios al respecto sólo para molestarla, amo hacer eso.

— ¡Enanooo! ¡Hoy es el cumpleaños de Anne! —fue como entró gritando Leik al aula de clases.
— Sí, viejo. Lo se. Todos lo saben, sabes cómo es ella. —dije mientras sonreía.
— ¿Qué tienes pensado regalarle, gay? —preguntó Paola. La verdad es que continuaba totalmente en blanco, y eso fue lo que dije.

Ellos se miraron, hicieron silencio, se pusieron las manos en la cara en forma de decepción y quién habló fue John, quien estaba riendo.

— Por eso siempre estás solo, maricón.

Pues... Sí, en efecto, vivo cagándola. Pero siempre resuelvo este tipo de cosas al último segundo, así que no me preocupo tanto. Una vez salí a ver a una novia que tenía el día de su cumpleaños e hice su regalo mientras me estaba vistiendo, y ella quedó bastante contenta con lo que le regalé así que tengo experiencias positivas con los regalos improvisados.

Ya que estábamos en clase de Gabrielle y sólo nos hizo entrar al aula para cumplir con la asistencia y las horas que se supone debemos estar viendo clases, me puse a continuar mejorando el plan que ideé en contra del profesor de deporte. Después de ese día fue como si la rivalidad entre Rhym y nosotros se hubiese puesto en pausa. Claro que como he venido repitiendo desde hace mucho, por nada de lo que suceda en la vida; Rhym dejará de ser Rhym. Seguirá siendo el mismo odioso y molesto pelirrojo de siempre. Es como si a Hazel le importara el hecho de que es molesto, no, para nada; sigue siendo pelirrojo y eso es suficiente para ella.

Por cierto, la galletita es la segunda mente maestra al cargo de este plan. La imaginación vuela como si fuese el jet más rápido del mundo cuando se trata de idear planes que pueden llegar a parecer absurdos, pero esta vez se tomarán muy en serio. Yo le hablé mientras ella escribía anotaba algunas cosas en su cuaderno.

— Oye, ahora que lo pienso... ¿No has hablado de nuevo con Nicholas o Juanito? —pregunté.
— Si te vas a burlar, te juro que arruinaré el regalo que le harás a Anne. —levantó su cabeza y me miró. —Sea lo que sea.
— Oye, tranquilízate. —me reí un poco. — Sólo quiero saber si has vuelto a hablar con ellos desde aquel día.
— Eso espero... Y, sí, sólo con Nicko.
— ¿Y han hablado respecto al incidente de aquel día?
— No... Creo que todo será mejor si eso simplemente se olvida.
— Definitivamente todo será mejor si simplemente lo olvidan, creeme.

Las Crónicas de Thin MillähWhere stories live. Discover now