Prólogo

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Heath Ledg me ha gustado en el segundo en que lo vi. Mi estúpidamente atractivo vecino ha vivido junto a mí desde hace 12 años.

Mi hermano mayor, Karl, y él se hicieron amigos en el preciso instante en el que se conocieron, debido a eso, me vi obligada a pasar los eternos veranos mirándolos desde la alberca de mi casa, mientras que ellos organizaban fiestas en el jardín de Heath, a las cuales no me encontraba invitada.

Mi amor/obsesión por él surgió una noche de invierno, mamá y papá peleaban en la sala, Karl no me dejaba entrar a su habitación, por lo que yo estaba en la mía, llorando. No sabía que pasaría, los gritos se hacían cada vez más fuertes, por lo que decidí tomar mi cobija y salir al patio trasero. Decir que el frío me caló hasta los huesos sería poco. Recuerdo que no podía dejar de sollozar y gimotear, tenía tanto miedo, sólo quería estar con mi hermano, pero al parecer el no deseaba mi compañía -como siempre-, me asusté al escuchar un ruido, como el de una puerta, cuando se cierra de golpe, y desde la penumbra, un Heath de diez años emergió.

En mis cuatro años de conocerlo, siempre lo había observado desde las sombras, podrías contar con los dedos de una sola mano las veces que había cruzado palabras con él. Llevaba puesta su pijama, y podía apostar que se estaba muriendo congelado al igual que yo, pero no parecía importarle.

-Hey, Chavela, ¿Qué sucede?-preguntó.

-Mis padres están peleándose-respondí en un susurro.

-¿Otra vez?-a lo que asentí.

No hablamos más, él solo se dedicó a abrazarme, toda la noche, hasta que al otro día amanecí en mi habitación. Nunca supe qué pasó luego de que me durmiera.

Mis padres se separaron poco tiempo después, Karl se mudó con mi padre, mientras que yo me quedé con mi mamá.  Heath y yo no volvimos a hablar, nos conformamos con sonreírnos en los pasillos del Instituto, y de vez en cuando saludarnos en eventos.

Hasta ahora.


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Y una vez sucedióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora