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Chavela:

-Chavela, hija, ¡Baja en este preciso instante o llegaras tarde a tu primer día de Instituto!-la voz de mi madre llegó a mis odios desde el primer piso.

-¡Ya voy mamá!-grité en respuesta desde mi habitación.

Primer día del penúltimo año, malditamente genial. No es que odie mi escuela, ni que me saque malas notas, pero seamos sinceros ¿Quién no quiere tener un mes más de vacaciones?

Luego de recoger mi bolso, bajé hasta la cocina, donde mi madre me esperaba con el desayuno listo, la saludé y me senté en el desayunador.

-Cariño, ni bien sepas tus horarios envíame un mensaje así sabré a qué hora buscarte.

-Sí mamá, pensé que papá o Karl me buscaban hoy.

Me serví granola y yogurt en un bol, mientras tomaba jugo de naranja.

-Tu padre dijo que tendría una reunión hasta las siete de la tarde, y Karl entrenamiento.

-Está bien-contesté cabizbaja.

Desde que Karl se fue a vivir con papá, no lo he visto mucho, al menos no como estaba acostumbrada, y al ver que él tampoco hace nada por verme no puedo evitar decepcionarme.

Terminé de desayunar, me despedí de mi madre y me encaminé hacia el Instituto, no veía la hora de poder comprarme un coche, esto de caminar comienza a fastidiarme.

La secundaria, hermoso lugar. Y digo hermoso por el simple hecho de que Heath concurre al mismo lugar que yo. El único error es que al ser un año mayor que yo vamos a cursos diferentes.

Tardo aproximadamente diez minutos en llegar, es más rápido si voy desde la casa de mi padre, ya que él nos lleva, o Karl, ahora que tiene auto. Realmente todo sería más cómodo si yo también tuviese uno.

Al atravesar las puertas, la primera en recibirme es Gía, la cual ha llegado segundos antes que yo. Nos dedicamos a hablar de su hermana pequeña Linnye y de la situación en su casa –su madre y padrastro se la han pasado peleando todo el fin de semana- hasta llegar a nuestros casilleros, donde nos espera Venus -sí, todas tenemos nombres extraños, si eso es lo que te preguntas-. Las tres nos abrazamos y chillamos un rato, ya que no nos hemos visto en las últimas tres semanas –a V ni siquiera en todo el verano-. Dejo los pocos libros que tengo en el bolso y juntas nos encaminamos hacia el salón principal. Allí está el Director Bridget, quien nos da la bienvenida con un hermoso discurso –nótese el sarcasmo- sobre la responsabilidad y las generaciones del mañana, de como nosotros podemos hacer un cambio en la sociedad si nos lo proponemos y demás frases motivadoras.

-Sin más preámbulos, los invito a retirarse, no sin antes recoger su horario, los cuales serán entregados en la secretaría. Muchas gracias-concluyó el hombre, y bajó las escaleras del escenario, saliendo por la puerta de atrás.

-¡Veamos si nos toca alguna clase compartida!-dijo Gía, la más entusiasta de las tres.

V y yo bufamos –aquí vamos de nuevo-.

Descendimos por las gradas y nos acercamos a la secretaría, donde Jenna nos entregó los horarios y folletos que nos invitaban a formar parte de diferentes clubs o equipos. Era más que obvio que Venus y yo no nos uniríamos a ningún grupo, mientras que Gía si, la fanática de la literatura se sumaría al club de lectura. Efectivamente nuestras planillas nos muestran que estamos juntas en matemática, literatura –excelente, podríamos pedirle ayuda a G- y psicología. Malditamente genial, la primera hora del lunes tendría Física con Emmily Withe, la mejor materia junto con la mejor profesora –¿Recuerdan el sarcasmo?-.

Y una vez sucedióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora