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Heath:

Estoy sorprendido, y no precisamente de la buena manera. De entre todas las reacciones que imaginé tendría Chavela luego de nuestro –lastimosamente- casi beso, la que menos me esperaba, era que me ignorara. Todo el día.

Luego de la interrupción de la señora Meredith, la pequeña morena se escabulló en su habitación hasta la hora de la cena. Bajó, comió y volvió a esconderse.

El viernes por la mañana me desperté temprano, buscando estar aunque sea un momento en la cocina con ella, antes de ir al Instituto. Pero no estaba por ningún –puto- lado. Por lo que me pasé todo el día tratando de encontrármela en los pasillos, o al menos en la cafetería. Parecía que se la había tragado la tierra. Creía que le gustaba, o por lo menos que le atraía como ella a mi. Juro que lo vi en sus ojos a medida que me le acercaba, no podían dejar de observar mis labios.

No solamente estaba frustrado por no verla, sino que también tuve que aguantar a Nikola y su voz chillona todo el santo viernes. Ni siquiera sé porqué sigo con ella -¿será por sus tetas?-, pero debo admitir que está buenísima, y que cuando comenzamos a salir era otra persona. Ahora se ha vuelto una completa perra, totalmente egoísta y egocéntrica –y eso, definitivamente, no va conmigo-.

He decidido que voy a cortar con ella, creo que es lo mejor ¿La quiero? Sí, ¿la amo? Ni de cerca. Me parece excusa suficiente. No sé cómo lo haré, pero espero que no lo alargue porque mi paciencia, con ella principalmente, es casi nula. Son las doce cuando decido bajar a "inspeccionar" la casa. Busco rastros de Chavela, miro en la sala, cocina y hasta patio. No hay nada, ni siquiera su aroma a manzanas verdes. Mamá y la señora Sky tampoco están, aprovecharon que era sábado para hacer un "día de chicas", ya saben, ir a la peluquería, pintarse las uñas, y demás mierdas como esas.

Tomo un vaso de zumo de naranja junto con tostadas y mantequilla, como para pasar el hambre; y llamo a Karl.

-Hey man-me contesta luego del tercer tono.

-¿Qué hay?-le pregunto-¿Quieres que lleve algo para esta noche?

-Si puedes traer hielo sería genial.

-Okey.

-Adivina quién vendrá.

-¿Universitarias?-digo un tanto emocionado-si vieran a las universitarias de por aquí, no creerían que soy un imbécil-.

-Ojalá-rezonga-viene la chiquilla de Chavela junto con sus amiguitas.

-Bien, ahora si estoy emocionado-.

-Tampoco es que son niñas solo tienen un año menos que nosotros-le digo para aminorar su mal humor.

-Ya lo sé, pero no podré estar tranquilo sabiendo que cualquier idiota puede abusar de ella, o simplemente hacerle algo malo. Conoces a nuestros amigos borrachos.

-Puedo ayudarte a cuidarla si quieres-propongo.

-Está bien, gracias hermano. Con que le echemos un ojo de vez en cuando será suficiente.

-Okey. Tipo once estaré por allí, con el hielo.

-Bueno, te veo luego.

-Adiós-me despido y corto la llamada.

Después de la conversación con mi mejor amigo, me cambio por ropa deportiva, agarro mis auriculares y salgo, dejando una nota avisando por qué no estoy en casa.

(...)

Puedo divisar el auto de mamá, donde se fueron hoy ella y la señora Meredith, cuando estoy regresando a casa de las Montegi; completamente bañado en sudor, y con mis músculos pidiendo a gritos un respiro.

Y una vez sucedióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora