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Guardé mi cartera en la mochila, me di la media vuelta y solté un risa leve.

-Hasta luego, Luck, Luck Dansen. 

Otro idiota por el día de hoy. ¿Cuántos van ya? -Le pregunto a mi subconsciente.

Sonreí y salí del Starbucks. Me senté en la terraza del mismo. Dejé la mochila apoyada en la silla de al lado de la mía, me puse los cascos. Sinceramente sin música no sé qué sería de mi.

Empecé a desayunar y le di un trago al café. Lo normal es que pongan tu nombre en el vaso de tu café, pero ponía "Sonrisitas" y un número de teléfono. Marqué el número y llamé. En el mismo instante escuché a Luck hablar.

-¿Sí?

No lo puedo creer, éste se lleva hoy el premio al más idiota. -Pensé.

Me di la vuelta, sonreí y colgué. Noté que me estaba mirando, por eso me di la vuelta de nuevo. Sacudí el móvil mientras me miraba para que se diese cuenta de que yo era la persona que estaba al otro extremo de la llamada. Vi que se había sorprendido y me sonrió en el mismo momento. Suspiré con una sonrisa e hice caso a mis ganas de desayunar y me terminé la napolitana y el vaso de trozos de piña.

Saque un cigarro de la mochila y vi a Luck asomarse por la puerta con intención de hacer lo mismo. Una pausa no le viene mal a nadie, así que le invite a que se sentara conmigo. Bueno también para animarme un poco el día vacilándole.

Pobrecito, aunque parece majo por muy idiota que sea el también. -Pensé.

-¿Y cómo es que me has llamado?

-Pues no sé, he visto el número y por aburrimiento he llamado para ver quién era. ¿Tu qué crees? A ver piensa un poquito.

Me sonríe irónico mientras saca un cigarrillo de su bolsillo. Se me clavan los ojos en su sonrisa, es flipante. Es flipante lo que me pueden llegar a embobar las sonrisas bonitas. Siempre cuando veo una sonrisa bonita me acuerdo de Karol. Cuando estábamos en sitios con mucha gente me decía "mira, un follable, mira, allí otro". Y así se podía pasar todo el día. Su lema era "Las sonrisas bonitas son follables". No sé qué le pasa a esta chica con las sonrisas pero ha conseguido que siempre me acuerde de su lema y de ella cuando veo alguna sonrisa bonita.

Por esto la odio, aunque la quiero más que a nada.  -Pienso.

-Simplemente, tenía curiosidad.

-¿Perdona? - Me pregunta confundido.

-Estas perdonado.

Se ríe y sacude la cabeza.

-Me refiería que a qué tenías curiosidad.

- De la llamada. Toma un trago de mi café, que parece que estas dormido.

-Gracias pero estoy harto de tanto café, te iba a pedir un trozo de piña pero veo que ya no te queda nada.

Me río mientras veo que observa el vaso que sostengo en la mano, literalmente vacío tal y como él dice.

-Esa es la única fruta que no comparto.

-Yo las cerezas.

-Ni las cerezas.

Decimos al unisono y veo que se sonroja. 

Ay qué bebé, se sonroja... -Pensé y sonreí.

El vuelve a atacarme con su sonrisa. Parece que le va la vida en ello, en sonreír. Yo que nunca sonrío, hasta me dicen que soy demasiado seria.

 Al principio cuando me presentan a gente nueva les doy impresión de borde o de mal educada, porque o no hablo o no sonrío, nunca, siempre he sido así. Luego ya cuando me conocen mas a fondo, con un cierto limite ya que no suelo dejar a todo el mundo que se pase de confianzas, pues entonces ya les caigo "bien". A mi eso de caerle bien a la gente o no me da igual, con tal de tener cerca a los que quiero y se que me quieren y me cuidan, el resto del mundo me da igual.

-Bueno Sonrisitas, gracias por tu tiempo, pero el café me llama a gritos queriendo que le prepare.

No creo que lo haya vuelto a decir, yo a este le mato.

-Vuelve a llamarme así y... . Mejor llámame Dey-la. ¿Sí?

Le dije con una sonrisa un tanto forzada y entonando muy bien las dos sílabas de mi nombre.

-Perdone usted señorita Dey-la, no quise molestarla. Guardaré tu número por si no me vuelves a llamar.

Sonrío con cara de querer comérmelo con la mirada, me guiña un ojo y entra dentro.

Si puede ser hasta majo el chico cuando quiere.

Oh, tengo que volver a clase pero las ganas de ir son mucho mas que bajo cero.

Me termino el cigarro y aunque por las ganas no es, voy a clase. Tengo que ir porque sino luego mi madre me echa el sermón del siglo y paso de eso.

Me puse los cascos mientras cogía la mochila y fui andando poco a poco hacia clase. Madre mia, Luck, Luck Dansen, que idiota es. Aunque bonita sonrisa. Llego y justo toca el timbre para dar comienzo a la segunda hora, sociales genial.

-Deyla, otra vez llegando tarde, la semana pasada igual, como vuelvas a llegar tarde una vez mas te queda prohibido entrar 3 horas a esta aula.

-Si señor Bert, digo señora Berta. Digo, señorita Berta.

Joder nunca acierto.

Me muerdo la lengua para no reírme y voy rápidamente a sentarme en mi sitio, igual que en el autobús, ante último sitio a la izquierda. Al sentarme María me pellizca, ya que esta sentada justo detrás mio en ultima fila, hace que pegue un pequeño bote y me señala para que mire al otro lado de la clase, al ante último sitio a la derecha. No me quedó mas remedio que mirar, porque sino iba a estar toda la hora de sociales pellizcandome para que mire.

-¡No me jodas!

-Señorita Deyla guarde silencio o la hecho del aula.

Guardo silencio. Sin dejar de mirar al otro lado.

Pero que narices pasa aquí... creo que estoy soñando de nuevo, aunque esto es una pesadilla. DESPIERTA DEYLA DESPIERTA.

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Duffnes. Antonela illes.


I'm not like the rest .(Pausada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora