En la madrugada del jueves volví a mi rutina monótona (¿se han dado cuenta que lo que hacemos se vuelve rutina y que cuando nos pasa algo “mal” o diferente como golpearnos o que se nos haga tarde pensamos que nos ira de malas?). –Levantarme-bañarme- vestirme-desayunar –ir a la escuela.
Llegué a la escuela, para mi gran sorpresa no había clases, así que le envíe un mensaje de texto a Lea diciéndole que no había clases, y me contesto rápido (nunca contesta rápido otra cosa diferente en el día):
Ayer lo dijeron en clase de Ecología ¿no escuchaste?
¡¿QUÉ?! (Hago pucheros) por estar platicando con cierta persona no escuché, así que regrese a mi casa, tenía una mezcla de sentimientos: enojo, impotencia, alegría.
Cuando llegué a la casa, subí a mi universo ordenado por mi madre y me quedé dormido. Para cuando me volví a despertar eran las 8 de la mañana.
¿Qué hace un casi adulto joven cuándo está sólo, sin padres y sin nada que hacer?
Otra persona haría fiesta, saldría o estaría viendo la televisión.
Pero yo no soy así, comencé a acomodar mi cama, mi cuarto, baje para hacerme un desayuno, pero fue terrible casi me cae aceite en el brazo, luego de haber terminado de desayunar, revise el teléfono: 2 mensajes, el primero era de mis padres.
Primer mensaje:
Papá: Chris estaremos el domingo en la noche, habrá una ceremonia y tardará más de lo previsto.
Mamá: ¿Estas listos para la fiesta?
Papá: ¿Rosa por qué no me dijiste de alguna fiesta?
Mamá: . . . Se me olvido.
Papá: Bueno puedes ir a la fiesta Christian, no tomes mucho alcohol y regresa temprano.
(¿Puedo ir?, no le había pedido permiso a mi padre y ahí estaba el permiso, ¡WAAAAOOOOO! Fue como un insulto muy disimulado, que abnegado soy, ¿tomar alcohol? Yo no tomo alcohol)
Fin del mensaje.
Segundo mensaje.
-Hola. . . (Me quedé congelado) esa voz no me era conocida, en realidad mi ligera sospecha me hacía sentirme más gélido que la propia Antártida.
-… Ya sé que estuviste en el departamento de mi novio…. (TIEMBLA MI CUERPO). . . no sé qué hayas hecho, pero sólo quiero pedirte que te alejes de MI NOVIO (mucho énfasis en MÍ). . . Me caes bien, ¿no querrás tener problemas conmigo niño RARO?
Fin del mensaje.
. . .
¡MADRE DE DIOS! Ese mensaje me fulminó, destruyó lo poco que quedaba de tranquilidad en mí ser. Matías el chico de informática había obtenido mi número telefónico, había llamado y me había amenazado.
“Nunca hagas nada bueno que parezca malo” recordé, me había amenazado, producto de mi abnegación y de mi miedo a las personas fue quedarme con la mirada perdida.
No sabía que hacer, no sabía quién acudir, no sabía que sentir, no sabía ser valiente.
Luego del infortunio mensaje, bebí 5 vasos de agua, bueno si es que a eso se le llama beber, me tranquilicé y reflexioné,
Yo no tenía la culpa que la situación de ir al departamento de Bastian se interpretará de otra forma no apropiada.
(Mentía mi mente para tranquilizarme) Pero yo sé que acepté el reto de pasar al departamento y asumir las consecuencias que en ese momento superaban por mucho a las expectativas de las consecuencias imaginadas.
