Capítulo 12. Los sentimientos son para los muertos

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¿Alguna vez te has perdido en un laberinto?

No necesariamente en un enorme laberinto, puede ser un laberinto diminuto que no se puede ni alcázar a visualizar. Un laberinto pequeño ante el ojo humano pero enorme ante el cerebro. Donde es tan fácil que una o más neuronas se acaben perdiendo en el camino. Mientras otras neuronas se topan con malas decisiones y muchos pensamientos escurridizos.

Pensamientos que hacen perderte aún más en el laberinto hasta volverte loco y tratar de embriagar esas neuronas en dolor.

La pregunta aquí es ¿Que es el dolor? O más bien ¿Que es el dolor para mí?
Talvez el dolor es el peor tipo de droga a comparación del alcohol... O el amor.
Una balanza se sostiene de un lado por el dolor y del otro lado por el amor. Mientras yo siga encontrándome con estas grandes paredes, el dolor se alimenta y se hace más fuerte que el amor. En mi caso, el dolor opaco al amor haciendo del amor una pequeña porción de ficción muy escondida dentro del laberinto. Esta vez el dolor se apoderaba, solo que el dolor no estaba solo, iba acompañado de sus fieles amigos... el odio y la envidia. Que se aprovecharon de la gentileza y la humildad del amor donde la felicidad y la honorabilidad acabaron perdiendo. Quedando en la parte baja de la balanza.

Pero... ¿Cómo acabamos hablando de sentimientos cuando estábamos hablado de la mente?

Esta vez mi conciencia no regreso por varios días y en realidad la extrañaba o la necesitaba, y no es que yo tuviera miedo en realidad, yo nunca he tenido miedo, el miedo es como el dolor, se apodera de ti solo si le das la bienvenida tu casa. Al miedo yo no lo deje pasar.

Tal vez ella no era tan mala como yo pensaba, tal vez la mala aquí era yo. Solo que como iba a remediar un error tan grande como este

Lost against the wallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora