Capítulo 08. En el laberinto de EL

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EN EL LABERINTO DE
EL

"Oscuridad. Absoluta oscuridad"

Ella no buscaba la fidelidad de una persona, por qué las consideraba a todas tan parecidas, con la diferencia tan notoria de que algunos eran más mentirosos que otros. La hipocresía se fumaba por todos lados, tan fácil, como para hacer sentir a uno ahogado en sus propias miserias.
Ella solo contemplaba como todos reflejaban sus diferentes máscaras.

Me la imagino diciéndome estas mismas palabras mientras tomaba una taza de té de menta y volteaba a los lados buscando un punto diferente para observar algo que no sean mis ojos.
Eso la intimidaba tanto, pero a mí me daba mucha gracia saber, que cosas tan insignificantes como una mirada, pudieran causar tanto conflicto en una persona, pero ELLA no era cualquier persona.

Yo sabía que ELLA, no se intimidaba por la mirada, si no, por el hecho de creer que en ese momento mi mente estaba siendo atacada miles de pensamientos en contra de ella.
—Deja de verme— me dijo mientras le daba un sorbo más a su té y lo colocaba nuevamente en su lugar
—¿Acaso soy tan interesante o estás a punto de pararte y salir corriendo? Yo en tu lugar, lo haría sin duda alguna— dijo precipitadamente, aun así, seguía sin ver mis ojos, donde ahora se reflejaba a la pequeña chica, cruzada de brazos esperando una respuesta.

Era difícil pensar tanto con una presión tan grande como la que ella coloca en este lugar. Todo mi ser sentía un escalofrío.
—¿Por qué escaparía de ti? — pregunte para, saber de por medio, que su modo de verme cambiaría
—¿Acaso no me ves? — dije imitando por completo su voz chillona, sabía que esto se iba a poner interesante, cuando ella abrió los ojos por completo y me vio fijamente.
—¿No ves quién soy? ¡Por favor! soy solo un simple reflejo de algo que respira, pero que en realidad ya no tienen vida— me apresuré a decir imitando su voz chillona pero frágil, esto era algo tan típico de ELLA, que ella solo cayó y soltó una carcajada.
—¡Ja! Muy bien, veo que has aprendido de mí. Ojalá pudieras tomar este lugar, pero eso es imposible ¿No lo crees? — se paró de su lugar y se marchó sin decir nada más.
ELLA siempre se habría cuestionado...
¿Por qué su vida era tan complicada? Y se respondía a sí misma diciendo que la culpa la tenía ella por aparecer todos los días.
Después de cuestionarse, lloraba por horas hasta quedar desvanecida bajo las suaves sábanas de seda color violeta de su cama, su dormitorio, tenía un aspecto de descuido tan similar a su aspecto de físico, el aspecto que en ella había perdurado por toda su vida.

Las luces no servían. ELLA odiaba la luz, ya que en general con esta, ella podía visualizarse como es. Visualizaba su cuerpo lastimado, las ojeras de sueño desde hace tantos años y para este momento, ella ya se volvería a cuestionar...

¿Por qué pagamos toda la vida, para vivir plenamente sintiéndonos bien con nosotros mismos, cuando no necesitamos ni un centavo para llegar a nuestro último deseó para ser felices: la muerte?

Es tan fácil recordad todo esto por el simple hecho de que cada palabra que salía de su delineada boca, se me quedaba grabada en la mente y eran tan seguidas la ocasiones donde la recordaba, tal y como yo creía que era.

Y no tenía miedo de recordarla como todos aquellos que en verdad creyeron saber quién era, pero que no la conocieron. Creyeron saber qué pasaba por el increíble e inmenso laberinto formado en su cabeza.

Ni siquiera yo, podría definir con palabras en una oración "coherente" lo que ella pensaba cada segundo de su vida.
Pero eso ya no se le podría preguntar.

Toda su vida, en sí, todo el entorno relacionado con ELLA, se basaba en cuestionarse y dándose respuestas a ella misma que no la hacían sentir nada confortable.

Pero yo ya sabía que, a pesar de todo, ella no era capaz de salir de todo esto, por más fuerte e insensible que se mostraba frente a mí.
Sabia, de memoria, cada una de las ocasiones donde ella cayó al agujero negro y quedo estancado por tanto tiempo. Sabía cada palabra como si yo hubiera estado ahí con ella. Y sabía que eso no era necesario.
—No tomaría tu lugar, pero si me quedaría con tu gran dolor y no sería una molestia— mencioné antes de que ella se largara azotando la puerta de mi pequeño hogar. La hora del té había terminado y sabía lo furiosa que llegaría a casa, sabía todos y cada uno de sus pequeños movimientos tan predecibles.

Tenía miedo tan solo de pensar en algo tan acertado e inapropiado que prefería ni siquiera imaginarlo.

Sabía que después de esa platica tan agobiante a la "Hora del té", ella se sentiría ahogada de sus propios pensamientos, como ahora lo estoy yo.
Cada maldito día, cada maldita noche, cada hora, cada minuto, cada segundo. Es como una enfermedad contagiosa la que ELLA me paso. La de acuchillarme con mis propios pensamientos desacomodados bajo todo este cabello castaño claro, solo falta una pregunta cuestionándome, pero eso ya sería muy al estilo ELLA y me haría sentir tan mal, que solo me faltaría acabar... Como ella.

Era ella la que autodenominaba como la persona más horrible y desagradable de la galaxia. Yo solo lo negaba con la cabeza y miraba hacia el suelo.
Yo sabía todo esto, por el simple hecho de ser, la persona más cercana a la querida y lastimada.
Y Yo, solo era una persona demasiado valiente por tan solo por hablar de ella como si siguiera aquí. O tal vez, solo uso esto como una pequeña excusa para intentar reflexionar y no acabar cometiendo el mismo error que ella por seguir con mis culpas.

Gracioso fue el día que me di cuenta de que lo que decía ELLA, en parte, tenía razón... Las amistades falsas, que eran esas las mismas que responsiva a de tal vez más de una carta suicida. Más agregarle que las ganas inmensas de llorar a diario seguían aquí y eso sí era algo que ELLA me había dejado, como un castigo para recordarla por siempre.

ELLA siempre me decía que no podrías esperar algo de nadie, ni, aunque fuera de tu propia familia o amigos. Y a pesar de que yo siempre tenía esas ganas inmensas de callar a ELLA cada vez que ella abría la boca contando de una de sus experiencias trágicas, aun así siempre la escuchaba.
Ese era mi deber.

Callar y escucharla a ELLA como si ella, fuera lo más delicado e importante que el cielo trajo aquí para vivir.
Por qué así era. Ella fue vida y ahora será muerte. Siempre siendo tan imperfecta. Tan Perfecta.

Lost against the wallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora