Capitulp 22. El día del perdón

1.6K 83 8
                                    

Y, sin embargo...
hoy me perdono todo, porque me doy cuenta que siempre hice lo mejor que pude. Comprendo que fui un ser sensible y vulnerable como lo son todos los seres humanos y que las experiencias de mi vida moldearon mi personalidad. Hoy rechazo la culpa que siento por mis errores ya que en nada ayuda y nada soluciona

—Vengo a perdonarte —dijo, pero esta vez con un todo suave y dulce.
— ¿Perdonarme? ¿De qué o qué? —confundida pregunte. —Vengo a perdonarte del gran error que acabas de cometer, solo que no solo tengo que perdonarte yo, hay muchas más personas que tienen que perdonarte o pedirte perdón, antes de acabar el laberinto. — ¿Acabar el laberinto?

— ¿PER...DÓN? —dije con un poco de ego, que a estas alturas ya ni debería de poseer.
—Yo te perdono, pero la que se tiene que perdonar eres tú. Yo solo era tú conciencia — ¿Era? ¿Porque hablas en pretérito? —Aun así, gracias por todo lo que me enseñaste, fue un placer tratar con alguien como tú —suspiró —Adiós cariño —suspiró una vez más y desapareció, esta vez para siempre.

Tal vez ella no era tan mala como yo pensaba, tal vez la mala aquí era yo. Solo que como iba a remediar un error tan grande como este.
a vida siempre a sido un gran desastre inventado por la gente incomprendible como yo.

Tan difícil y tan compleja que podría a llegar a ser tan negra.

Para mi , el pasado solo es un horrible sueño , que todos creen que ya paso.

Que los sucesos comestibles de grandes hechos en mi vida han desaparecido...

Pero dentro de mi mente siempre perduran, cada día, cada noche, cada madrugada llorando en la oscuridad.

Solo que no sé cómo ha sido tan posible el hecho de sentirte en un tipo de soledad enorme y desgarradora por tantos años seguidos.

Me voy desvaneciendo

Mis labios estaban resecos, al igual que mi lengua, hace mucho tiempo que no tomaba agua. Mientras mi garganta y mi estómago eran atravesados por un tubo grueso estaba atravesada por un tubo grueso. Esta vez el dolor era diferente, ya no solo era un dolor por dentro, era por fuera y ya no lo podía tolerar más.
Solo que ÉL y mamá no lo procesan y me quieren retener. Y no es su culpa. Lo acepto. Pero si tan solo ellos me hubieran rescatado de todo este sufrimiento, esto no estaría sucediendo. Y ahora sin mi conciencia creo que estoy perdiendo la noción de mi pobre cabeza vacía haciéndose vagar por todos los rincones de mi superficie espiritual.

Pasaban los días y las noches, y todo era igual. Nada había cambiado y mi conciencia no había regresado desde aquella plática agobiante. Todo era lo mismo, el mismo alimento putrefacto que me servían cada uno de los integrantes presentes dentro de mi mente revuelta, las mismas letras y palabras, las mismas lágrimas, los mismos pensamientos.

Y a pesar de que ELLOS vinieron varias veces yo los ignoré. En realidad no tenía ganas de verlos...
O simplemente ya no podía ver... No lo sé.

Lost against the wallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora