i

1.6K 126 17
                                    


~*~ Y te diría que te extraño, pero estoy seguro de que no te importa en lo absoluto ~*~

*

*

*

Camina rumbo a la entrada de la universidad, exactamente a aquellas bancas en los que solía encontrarse con su amigo. Aunque no eran los mejores, pero eran amigos hacía más de cinco años.

Lo ve agitando la mano y sonríe porque no sabe hacer otra cosa que sonreírle cuando lo ve.

Cada que lo ve.

Durante tantos años, día por medio, en un curso donde aprendían inglés. Un curso especial donde sólo los de su universidad podían inscribirse.

Ahí lo había conocido.

- ¡Te tardaste! – siempre se quejaba por su impuntualidad, por esos diez minutos que siempre tardaba al llegar a donde fuera.

- Lo siento – se acerca y se sienta en la banca esa – ¿y ya pensaste en lo que harás? – pregunta directo, sin mucho rodeo, porque últimamente no se siente capaz de continuar ahí como si nada.

- Si, ven, te contaré y quiero tu opinión.

Cuando se ponen de pie, a Taemin se le hace raro y extraño que todavía nadie se haya acercado a Minho para hablarle, sobre todo chicas.

- ¡Oppa!

Justo lo que esperaba.

Y vuelve a sentarse, mientras le ve habla con ella, coqueteándole sin darse cuenta, o haciéndolo a sabiendas, quizá, sólo él lo sabía.

- Apenas llegue de viaje ayer – se excusa él apoyando sus manos en los hombros de la chica - ¿cierto, Tae?

Y ahí estaba él, asintiendo como siempre, ayudándole con sus eternas conquistas. Si, ya le saben a eternas.

- Y mañana se va.

- Cierto.

- ¡Oppa! Porque no me llamaste antes, te hubiera invitado a salir...

Conocía a la chica chillona, era también parte del curso de inglés, sólo que ella solía no verle nunca, hasta le hacía sentirse invisible.

Pero siempre fue así, cuando estaba con él, el resto del mundo apenas le veía, igual que ella. Minho brillaba demasiado y ni siquiera entendía cómo se pudo hacer su amigo, aunque si tenía una idea.


Estaba sentado justo atrás, al lado de la ventana, donde ya acostumbraba cada clase, donde se podía hacer un poco más invisible, para que nadie le molestara, para pasar desapercibido.

- ¿Disculpa, trajiste diccionario? – asiente sacándolo de su mochila.

- Toma.

- No lo necesitas, ¿cierto? – el muchacho de ojos grandes le hablaba porque si y ni sabía su nombre – no hice la tarea.

Ríe un poco por su honestidad, pero le agrada que lo primero que haga sea pedirle su diccionario y no su tarea para copiar.

- Te puedo copiar la tarea – sugiere sin ningún ánimo de ofensa, pero él parece estarlo.

- ¡No, cómo crees! – le mira con el ceño fruncido, porque todos le pedían la tarea no su diccionario – te venceré en este examen, ya verás.

No importa - 2minDonde viven las historias. Descúbrelo ahora