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Las semanas se convirtieron rápidamente en un mes y ese mes se hizo su carga pesada porque durante todos esos días intentó tanto pensar en esa beca y en esos viejos sueños que ese momento dejaron de parecerle sueños, sino una carga pesada que debía soportar porque un buen día se le ocurrió gritarle a los cuatro vientos sus anhelos.

Aunque empezaba a sentir que en su interior todo empezaba a cambiar, incluso esos sentimientos que ya no eran tan agradables, porque las mariposas parecían haberse tendido a dormir, dejándole sólo con una sensación de vacío en el pecho y en el estómago.

Y todo empeoraba cuando leía y releía aquellos antiguos mensajes guardados en su celular, riéndose por sus tontas conversaciones que solían terminar en llamadas desesperadas por ganar a como diera lugar. A veces peleaban por todo hasta porque hacía mucho calor y tenían ganas de tomar helados de sabores diferentes; él de chocolate y Minho de limón.

De Choi: Te pondrás gordo y luego no me vengas a llorar

De Taemin: te haré engordar y lloraremos juntos

De Choi: a diferencia de ti, yo hago ejercicios jum! Tu eres un flojo! Flojoooo!!! Leegordito y cebocito <3

Estalla en risas, sin importarle que a sus padres les pareciera un loco riéndose solo en su habitación.

De Taemin: así te gusto <3

De Choi: pero sólo a mí! A nadie más y no lo olvides <3333

Y cerró el chat, porque le tortura la lectura, porque sus esperanzas vuelven y porque se siente demasiado triste cuando en la portada de la foto de Minho estaba él y Yoona dándose un beso, celebrando un mes de estar novios.

Minho celebraba su cuarto noviazgo en la universidad, cuando él nunca tuvo uno, sólo uno que duró menos de una semana que fue en el colegio, cuando tenía quince años. (Además no estaba seguro de que fuera una alucinación.)

Y no era que fuera su primer amor, no, se había enamorado de otros muchachos, dos, pero con ellos supo que jamás tendría nada, aunque también lo había esperado y también se había llevado la misma decepción.

Fue extraño cuando conoció a Minho, porque fue un vaivén de sensaciones nuevas, porque con él todo parecía más real, más posible de lo que hubiera imaginado en una vida completa. Porque Minho le sonreía y era tan amable, tan distraído y tan inteligente que no creyó que fuera cierto que alguien como él se fuera a fijar en él, además era hombre y Minho no paraba de hablarle de chicas.

Fue tan real y tan irreal que la primera vez que le contó que estaba de novio, se sintió perdido, con sus ilusiones, sus tantos sentimientos y pensamientos confundidos, peleándose entre ellos, intentando hacerle sentirse mejor, más cuando se echaban la culpa a sí mismos, diciéndole que vieron cosas donde no había.

Cuando creyó que debía acostumbrarse a la situación y empezar a olvidarle, la vida le jugó una mala pasada, porque Minho fue a contarle que terminaron, que otra vez era un hombre soltero.

Uno que deseó, pero no supo qué hacer para tenerlo.

Las otras dos veces fueron parecidas, largándose a llorar porque creía que sería su oportunidad, la única que tanto deseaba para darle muchas razones para que se quedase, al menos esa vida, a su lado.

Pero no.

Esta vez parecía diferente, porque veía cosas demasiado rosas que ellos escribían en el internet, fotos y dedicatorias que nunca antes vio, pero que estaban ahí. Era un hermoso ir y venir que le dolía porque su corazón se negaba a dejar de amarle.

No importa - 2minDonde viven las historias. Descúbrelo ahora