ix

609 93 11
                                    


*

*

*

Taemin llega a la casa de Kibum, sintiéndose volar cuando recuerda ese beso que aún quema sus labios, sintiéndose caer a lo más profundo cuando recuerda que tiene novio, aún.

Su corazón ardía en llamas.

- ¿No que no debía meterme en tu vida? – Kibum hace un puchero y Taemin también, casi al borde del llanto.

- Lo siento hyung – se disculpa.

Porque necesitaba hablarle a alguien de esos sentimientos que lo sofocaban y lo tenían atormentado día y noche. Y el único con el don para ver más allá de sus miedos y locuras siempre fue Kibum.

- Ya no puedo más, me volveré loco – derrotado se deja caer en uno de esos sillones de color rosado del departamento del rubio.

- ¿Por qué? – pregunta Kibum como si no supiera nada.

- Anoche Minho se me declaró y me pidió que dejara a Junki.

Kibum no pestañea y no respira, esperando a que en algún momento el menor le dijera que era un chiste.

¿Qué le había pedido dejar a su novio?

Eso era sorprendente.

Mucho.

- ¿Y qué esperas? – Taemin le mira feo y luego suspira, mientras el rubio sólo se encoge de hombros.

- No es fácil – dice hundiéndose más en ese sillón rosa.

Estaba lleno de inseguridades, tantas que sabe que le costará salir a flote.

- Yo admito que no lo he olvidado, pero – suspira cansado – pero ya tengo asumido que él es sólo parte de mis fantasías.

El rubio asiente triste al recordarle triste y lloroso cada que Taemin recordaba algún lugar o alguna cosa que hizo con Minho, contándole mientras intentaba no llorar porque los hombres no hacían eso, ahogándose en esas lagrimas que no permitía salir.

Le vio hundirse sin que nadie lo notara, porque sonreía como si nada, asistía a la universidad y terminó graduándose con excelencia como si nada pasara, como si todo estuviera bien, cuando en sus ojos podía ver el brillo de las ilusiones apagándose con los días.

Tantos años esperando a que las montañas se movieran, tantos años esperando a que el amor fuera a buscarle, pero jamás ocurrió y pudo ser testigo de lo importante que fue Junki cuando creía que nada podría volver a hacerle sonreír sinceramente.

Y ahora lo imposible parecía pintarse con colores posibles que en su imaginación no existían, chocando con la realidad y esas viejas ilusiones que parecían sobrevivir al paso del tiempo.

- No sé qué decir – le sonríe con pena, porque al fin recuerda la razón por la que Taemin se había aferrado tanto a ese profesor de actuación.

- Me duele el corazón – Taemin presiona su pecho mirándole sin saber qué sentir realmente – esto es muy difícil y le pedí a Junki que habláramos hoy.

- ¿Y qué pensabas decirle?

- Minho me besó – eso le sorprende además de que no es la respuesta a su pregunta – y siempre coquetea conmigo, lo malo es que yo también lo hago y por eso después de escucharle y después de su beso sé que es sólo parte de mis alucinaciones, sé que no es real.

No importa - 2minDonde viven las historias. Descúbrelo ahora