—Puedes quedarte a ver el evento te daré cupones para que comas lo que desees —le ofreció Leo que se sentía culpable por lo que sucedió antes.
Micaela había resultado bañada con los postres de chocolate, cuando tropezó con el carrito que los transportaba, después de la discusión que tuvo con Leo.
El chico no tuvo otra opción que comprarle ropa nueva y mandar la que tenía a la tintorería para que resolvieran lo de las manchas, mientras tanto le había dado refugio en su auto.—No gracias, solo esperaré aquí hasta que mi ropa este seca. Hasta verte la cara me es repulsivo—confesó sin darle cara se volteó a ver por la ventana del automóvil.
—Si tanto quieres irte solo hazlo. Puedes usar la ropa que te di no es necesario que la devuelvas —replicó abriendo la puerta para que ella saliera.
—No quiero deber nada a nadie en especial a ti, esperaré por mi ropa y luego me iré —repuso ella sin bajar del auto.
—Como quieras, solo te pido que no hagas un escándalo por esto. Habrá muchos reporteros fuera y no quiero que nadie sepa que estás aquí o lo malinterpretaran —advirtió antes de salir por su cuenta y la dejarla sola en el auto.
—Entiendo, ya te dije que no haré nada.
—Aún así no confío en ti.
—No tienes opción.
—En eso tienes razón —suspiró con resignación tras cerrar la puerta del auto detrás de él.
Micaela
Llevaba horas esperando a que ese niño engreído trajera mi ropa seca. Si dejaba pasar un segundo más tenía el presentimiento, de que Stella o las líderes vendrían a buscarme. Hace mucho que debí regresar al océano, pero por otro lado no quería tener que verle la cara de nuevo a ese idiota al regresarle el vestido que traía puesto. Fue entonces que recordé que dijo que no le importaba sino lo devolvía, así que me decidí a salir para regresar al océano.
Me acerqué al extremo de la otra puerta, por donde ese humano había salido y moví la manija de la misma forma que él lo había hecho, pero esta no parecía abrirse. Intenté varias veces y empezaba a sentirme enojada conmigo misma, ese mecanismo terrestre se estaba burlando de mí o quizá ese idiota me había dejado encerrada. Si lo hubiera tenido en frente, juró que lo hubiera golpeado como no se imagina.
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Isla De Sirenas
FantasyLa historia de amor entre una sirenas moderna y un descendiente de piratas, dará inicio a no solo amores prohibidos, sino también a una leyenda mágica perteneciente al océano. El tridente Lieber roba la magia de luna de los cristales de las sirenas...