Adiós Julián (Tercer Capítulo)

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Durante la fiesta Julián fue el asistente personal de Luna, algo que me hizo enfurecer. Luna era igual de creída que sus amigos. La forma que ella veía el mundo era diferente, veía a la gente como una escalera. Ponía a la gente de acuerdo a su estatus social y Julián que solo era un empleado más ante sus ojos lo tenía hasta abajo.

Cuando logré hablar con Julián me di cuenta que algo había ocurrido, estaba frío y distante conmigo. Pensé que tal vez era la forma que lo había tratado Luna pero algo estaba mal. Esa noche Julián no vino a mi cuarto así que fui con el. Lo encontré sentado cerca de la ventana. Tenía lágrimas en sus ojos y una mirada de tristeza. Le pase una mano por su cara pero no quiso voltear a mirarme.
"Pasa algo?" Pregunté.
"Tenemos que hablar" me dijo con una voz fría.
"Dime" le dije.
"Tu hermana se enteró de lo nuestro" dijo Julián con las lágrimas en los ojos.
"Y cómo?" Pregunté. Estaba asustado, tenía miedo de lo que ella podía hacer con esa información. Sabía que a ella le encantaba molestarme y al saber lo de Julián y yo tenía algo más para molestar.
"Luan, no podemos seguir juntos" dijo Julián con una voz temblorosa.
"Por Qué?" Pregunté.
"La única manera que ella no le diga a tu padre es que terminemos y que yo me haga pasar por su novio" dijo Julián. Estaba triste y molesto.
"No" fue lo único que salió de mi.
"No tengo opción Luan, si tu padre se entera puedo perder todo. Mis estudios, el trabajo, y el trabajo de mi madre" dijo Julián.
"Y yo?" Le pregunté en una voz pequeña.
"Luan, yo te amo. Pero yo no tengo a dónde ir si tú padre nos corre" dijo Julián. Seguía llorando.
"Entiendo" dije y me di la vuelta para que Julián no viera mis lágrimas. Julián tomó mi mano y puso mi palma en su cara. Tomó la otra y la puso en su pecho.
"Soy tuyo" dijo. "Te amo".

Todo sucedió como en cámara lenta. Me jaló a su cama y me recostó como si mi cuerpo se iría a romper. Me quitó la ropa delicadamente y se desnudó él mismo también. Me beso todo el cuerpo mientras sus manos exploraban mi cuerpo. Se metió mi pene a la boca mientras metía el suyo en la mía. Nuestros cuerpos sudados se rozaban, sentía su cuerpo musculoso presionando en mío. Después me pasó la lengua por el ano y metía sus dedos preparándome para penetrarme. Puso mis piernas en sus hombros y entró en mi lentamente. Me beso con pasión y deseo el cual nunca había sentido antes. Hacer el amor no es lo mismo que tener sexo y eso fue lo que me enseñó Julián. Término dentro de mí pero en vez de sentir satisfacción comenzó a llorar de nuevo. Era difícil ver a Julián llorar, su forma de ser era ruda y muy fuerte y solo bajaba su guardia cuando estaba conmigo. Regresé a mi cuarto sintiéndome peor que antes. Esa noche fue larga, sabía qué hacer el amor con Julián esa noche fue decirle adiós. Mientras Luna tenía mi secreto con ella no dejaría que yo y Julián fuéramos felices. Mi vida cambiaría en la mañana cuando mi padre se enterara que Julián y Luna estaban saliendo.

El tiempo pasa lento cuando se sufre, y rápido cuando se es feliz. Después de que Luna introdujo a Julián como su novio mi padre prefirió mover a Julián a una recámara más lejos que la de Luna, y más lejos de mi. Nuestra relación se terminó completamente dejando un hueco en mi que no podía cubrir. Luna utilizaba a Julián para hacerme sufrir y para hacerme sentir incómodo. Julián había perdido el brillo de su sonrisa. Era como si su alma se apagaba más cada día y Luna solo gozaba verme a mí solo sin amigos.

Quisiera decir que ella se cansó de Julián y que lo dejó libre pero eso no sucedió. Ésto no es un cuento de hadas, no llegó mi hada madrina, no llegó mi príncipe, el dragón no fue vencido. Pasó un año completo en el que pasaron muchas cosas. Julián comenzó a sonreír de nuevo, no era la misma sonrisa que me regalaba a mí pero volvió a sonreír. Para nuestros diez y seis años Julián le regaló una cadena igual a la mía a Luna. Al día siguiente deje de usar la mía.

Para nuestros diez y siete años Julián le propuso matrimonio a Luna. Ese día fue de terror. Sabía que él fingía al principio pero después de dos años ya no estaba tan seguro. Mi padre y Julián se llevaban muy bien después de pasar tanto tiempo juntos en los negocios. Yo había aprendido todo lo necesario y sabía muy bien cómo manejar las cosas aún con tan sólo diez y siete años. Después de la propuesta de matrimonio las cosas se calmaron. Dejé mis esperanzas a un lado y acepte que las cosas no serían como yo quería.

Una semana después estaba caminando por el pueblo sin rumbo, solo. Creo que solo quería aclarar mi mente y dejar a un lado las cosas en casa. Me senté en un restaurante en el corazón del pueblo a tomar un agua fresca cuando lo ví. Sergio se veía molesto, acababa de pelear con su familia por haber escogido este pueblo para mudarse. Él era de mi edad, un joven apuesto, alto, delgado con cabello largo y negro. Se sentó en la mesa de al lado y al notar mi presencia su cara cambio. No es que yo fuera muy apuesto solo sé que algo de mi atrajo su atención. Se acercó a mí y me pidió permiso para sentarse conmigo.
"Soy Sergio" dijo. Extendió su mano para saludarme y la tomé.
"Luan" le dije.
"Eres de aquí?" Preguntó. Se sentó a mi lado y comenzó a ver más de cerca el pueblo.
"Sí, y tú?" Le pregunté aunque sabía que no era de aquí.
"Mi padre creció aquí, pero se mudaron a la ciudad y ahora quisieron regresar" dijo Sergio con una voz aburrida.
"Te acostumbraras pronto" le dije. No sabía qué más decir ya que ni yo quería estar ahí en ese momento.
"Y dónde vives tú?" Preguntó una vez que se dió cuenta de lo aburrido que sería vivir aquí.
"Vivo al final de esta calle, si quieres puedes venir a conocer mi casa" le dije. Pensé que diría que no pero se levantó de su silla de inmediato.

En camino a mi casa me contó que él quería ser director de cine. Le gustaba ver lugares emocionantes y creo que esa era la razón por la cual se negaba a ver el pueblo como emocionante. Tenía una cámara en su bolsillo la cual sacó para tomar algunas fotos de las casas. Al llegar a la entrada de mi casa la boca casi se le cae al suelo. La entrada era un portón grande azul con una puerta más pequeña al lado por donde entramos los dos.

La entrada a la casa principal era grande con una escalera que llevaba a el segundo piso donde estaban las recamaras. Subimos y ahí me topé con Luna y Julián que salían de la recamara de Luna.
"Hermanito, cómo estás?" Preguntó Luna. Ella estaba agarrada de la mano con Julián.
"Bien, les presento a Sergio" les dije. Sergio saludo a Luna y después a Julián. Julián tenía una expresión de enojo que trato de esconder rápidamente.
"Y como se conocen?" Preguntó Julián.
"Acabo de mudarme al pueblo" le contestó Sergio. Se dió cuenta de el estado de ánimo de Julián.
"Bueno hermanito, nos vamos tenemos mucho que ver ya sabes con lo de la boda y todo eso" dijo Luna con la mano extendida mostrando su anillo de compromiso. "Gusto en conocerte, adiosito!" Dijo Luna y se fue jalando a Julián hacia la salida. Seguí mostrándole la casa a Sergio hasta llegar a mi cuarto donde decidimos tomar un descanso.
"Tu casa es genial!" Dijo Sergio después de ver las demás alas y ver todo por mi ventana.
"Gracias, deberías venir a montar a caballo uno de estos días" le dije. No sabía que tanto él sabía de las cosas que se hacían en el pueblo pero podría enseñarle.
"Estaría genial, solo que tienes que enseñarme a montar que yo no se" dijo Sergio.
"Claro, cuando tú quieras" le dije. Mamá Juana entró a ofrecer algo de tomar me había visto entrar con Sergio.

"Qué tenía Julián?" Preguntó Sergio después que Mamá Juana se había retirado.
"Para ser sincero, no sé" le dije. Esperaba no tener que decir mi historia a una persona que acababa de conocer así que solo fingía ignorancia.
"Creo que iré a casa, mis padres me estarán buscando y no quiero que se preocupen" dijo Sergio y lo acompañe a la puerta. Quería pensar que Sergio era como yo, pero no tenía muchas esperanzas hasta que le ví la muñeca cuando se despedirá. Tenía una pulsera de arcoiris la cual indicaba que su orientación sexual podría ser igual a la mía.

Vidrios Rotos (1er Libro) (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora