Pájaros del amor (DaiSuga)

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Ahí estaban, Sawamura Daichi y Sugawara Koushi, uno recostado mirando al techo y otro sentado mirando un punto fijo en la pared, ambos pensando en qué sería de ellos.

-Daichi...- el primero en romper el silencio había sido el albino.

-¿hum? -el moreno seguía inmerso en sus pensamientos, ni siquiera había respondido bien al llamado de su pareja.

-¿Sigues molesto?- preguntó el albino, hace un par de horas habían discutido de un modo horrible.

-No...-murmuró el castaño. Hace unos años había comenzado a vivir en un pequeño departamento con su prometido- ¿y tú?.

-No realmente- admitió el de tez blanca sumergido tanto en sus pensamientos como el contrario- ¿Por qué peleabamos? -preguntó mientras fruncía el ceño mirando el mismo punto que llevaba apreciando las últimas horas.

-¿En verdad estás...?- el más alto suspiró y se acomodó para mirar mejor al del lunar quedando frente a él-

-Daichi, yo...lo siento, debí haberme cuidado mejor- suspiró jugando con sus dedos y dejando las lágrimas caer.

-No es tu culpa Suga- el moreno se acercó con ríos de agua salada en su rostro- Debí haberte cuidado mejor- murmuró y llevó su mano al rostro del otro para limpiar sus lágrimas-

-Daichi...tengo frío- susurró el otro al sentir como la mano del más grande traspasaba su rostro como si de un holograma se tratara- Daichi...no me quiero ir, Daichi, tengo miedo, Sawamura Daichi...no quiero morir- murmuró mientras el espectro se avalanzaba sobre el muchacho que seguía con vida.

-No lo harás Suga, no vas a morir, solo...solo quédate conmigo, no me dejes Suga- el moreno trataba inútilmente de aferrarse al que una vez fue su compañero de vida- Resiste...-sentía las lágrimas empañar sus ojos hasta que todo se volvió borroso y la figura del albino se desvaneció por completo.

Ahí estaba el moreno, dejando las lágrimas caer libremente por sus mejillas mientras que se encontraba cruzado de brazos, auto abrazándose. Una hora atrás le habían dicho que volviera a casa, que su prometido había fallecido.

Así como en todas las películas y libros que vio y leyó junto a su albino, una fuerte pelea, afera llovían perros y gatos, un auto, lágrimas, un accidente, una operación fallida y finalmente el castaño en su habitación, recordando lo último que le dijo el peliplata antes de que se lo llevara la ambulancia.

Una habitación vacía, fría, carente de emociones, tal vez era una coincidencia pero así era como se encontraba Sawamura Daichi, vacío y sin emociones, su sistema se había encargado de reprimirlas todas, hasta el dolor, el castaño no era más que un cuerpo, sin alma, sin sentido de vivir, sin aquella persona que le daba azúcar a su mundo. El castaño soltó una pequeña risa, Suga, si agregabas una "r" al final diría azúcar en inglés, simplemente algo curioso de lo que no se dio cuenta hasta el día en el que faltó ese dulce en su vida.

Aquel día un pequeño pájaro se posó en su ventana, su pecho era como un corazón, buscó qué clase de ave era hasta que lo encontró. Pájaro Cupido, una clase de ave el cual al encontrar el amor no se aleja de su pareja y cuando esta muere el otro deja de comer para morir y poder reunirse con ella una vez más.

Días después Sawamura Daichi murió, sufrió un periodo de gran depresión, dejó de sentir apetito, dejó de sentir aquel instinto de supervivencia. Al dejar su cuerpo pudo ver a su querido Koushi y al tomar su mano escuchó el canto de dos aves, aquel pajarito que había sido su única compañía que se reencontraba con su pareja.

one-shots {haikyuu}Where stories live. Discover now