one-shots {haikyuu}

Luna (TsukkiYama)

¿Quién imaginaría que la relación entre la Luna y las estrellas sería una tan tóxica?

Que las estrellas, tan bastas en el universo e infinitas como el amor de cierto pecoso necesitaban a la Luna, un astro sin luz propia para hacer un bello cielo.

¿Quién lo diría? Sin la luz de las estrellas la Luna sería solo una mancha grisácea en el cielo, una mancha a la cual no verían. Pero eso no lo comprendió Tsukkishima hasta haber perdido a su pecoso, a la estrella que llenaba su vida de luz, la estrella que lo hacía ser algo más que una mancha grsácea en el firmamento.

Entiendo que no puedo suplicarle una vez más

-Yamaguchi...por favor- el rubio había tomado al pecoso del brazo para que no se fuera.

Pero nada se detiene, solo vivo para ti

-Gomene Tsukki- murmuró por última vez con la mirada y el corazón destrozados.

Dame solo un beso que me alcance hasta morir, como un vicio que me duele quiero mirarte a los ojos

El mayor atrajo a su cuerpo al menor -por favor, escúchame- murmuró mientras su mirada le rogaba a la del peliverde a través de las gafas.

Y cuando te me acercas se acelera mi motor

-No Tsukkishima- el moreno suspiró y sintió su corazón latir rápidamente, había llamado a su pareja por su apellido, no lo había hecho desde que descubrió el apodo que tanto le gustaba.

Me da fiebre, me hago fuego y me vuelvo a consumir

Su rostro se había tornado rojo ¿verguenza? Para nada, era enojo "Tsukkishima" ¿desde cuando su nombre sonaba tan desagradable? -Por favor, solo...solo escúchame un minuto Tadashi.

Luna, no me abandones más

-Bien, pero será la última de tus mentiras que escuche- habló el peliverde, estaba acostumbrado a las excusas que ponía el rubio cada que lo dejaba plantado en alguna cita.

Tiendo a recuperarme en la cuna de tus cráteres

Lo siento...me quedé hasta tarde en el trabajo y olvidé nuestra cita -abrazó fuertemente al moreno esperando que le perdonara como hacía siempre, como cada vez que se quedaba hablando con una chica e inventaba alguna excusa para el moreno.

Silencio, se abre la tierra y se alzan los mares al compás del volcán

¡Cállate! -gritó el pecoso alejando a su pareja y aprentando su camisa en el lugar donde se encontraba su corazón latiendo rápidamente de enojo, frustración, impotencia.

Impotencia por no poder hacer nada respecto al mayor, respecto a sus mentiras y su falta de interés. -Puedes irte a ligarte con alguna chica linda como haces siempre, como hiciste hoy-.

El rubio dejó las lágrimas recorrer su rostro pero no cambió su expresión, no quería derrumbarse ante el pecoso, eso significaría el fin de su relación, significaría que no podía pelear por él, que el "nosotros" estaba perdido -no...todas esas chicas...no soy felíz con ellas.

-Al parecer tampoco conmigo- sonrió de un modo sarcástico, del modo en el que su pareja solía hacer, de algún extraño lugar la confianza junto con el dolor le habían invadido -Hoy nos ibamos a casar, hoy era nuestra boda y tú estabas con cualquier chica-.

Ahí estaba el pecoso, bajo la lluvia cen el jardín donde se celebraría la boda, vestido de traje blanco, dejándose empapar por las lágrimas del cielo -Yamaguchi...yo...- el rubio se apegó más al moreno- no voy a dejarte, no quiero volver a hablar con una chica linda.

Las estrellas son luz, al contrario de la Luna no necesitan de otro astro para brillar, para seguir viviendo -Lo siento Tsukkishima-kun- ahí estaba de nuevo, esa punzada de dolor al escuchar su nombre- Mañana me iré de Miyagi y soy yo quien le está dejando- lentamente se separó de los brazos del otro e ingresó a su hogar para cambiarse de ropa y terminar de empacar.

Y ahí se encontraba el rubio, de rodillas en el jardín, dejando que el cielo se encargara de limpiar su rostro. Permaneció ahí toda la noche hasta que el menor se fue del hogar que compartían, luego ingresó para cambiar su ropa y llamar a su amigo-enemigo, el cual llegó junto a su reina.

El dúo extraño se encargó de cuidar de Tsukkishima mientras salía de aquel estado depresivo, también se mantuvieron en contacto con Yamaguchi notandole más alegre pero aún incompleto sin su expareja.