Dos Almas En La Noche

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Inuyasha recorría el bosque tratando de encontrar en la brisa el aroma de Kikyo, corría desesperado con el corazón agitado.

Inuyasha: (Kikyo...ella está herida...y yo no puede ayudarla, me siento como un idiota...¿Como no me di cuenta antes?...debí de persivir  el olor de su sangre, su lejanía no tuvo que ser un impedimento...Otra vez deje que te dañarán y nuevamente no hice nada... este dolor que ahora siento debe de ser la soledad, tengo que verla, tengo que asegurarme de que se encuentra bien)

El joven en medio de la oscuridad y sin ningún temor siguió olfateando, su búsqueda no cesaría hasta haberla encontrado. Se encontraba muy preocupado por la situación que pasaba Kikyo, en ese momento debió de sentir una gran soledad, un temor y una desesperación.

Inuyasha: (Tengo miedo de no poder encontrarte...de buscarte en un lugar donde seguramente no estarás...Tu bienestar es lo que realmente me importa)

La luna avanzaba y cada hora parecía ser un tormento para Inuyasha, no podía asegurar donde podría estar Kikyo, su aroma no se hacía presente así que desesperado comenzó a saltar por enésima de las copas de los árboles para tener una mejor vista.

El tiempo pasaba lento, el cielo también lo hacía y aunque el viento soplaba fuerte Inuyasha aún no encontraba su cálido olor, ese aroma que hacía que se estremeciera, que sientiera dolor, que acumulará tristeza y nostalgia en su corazón, no soportaba la idea de que su amada estuviera herida, necesitaba encontrarla y aunque así amaneciera no se rendiría hasta verla.

Y cuando la suerte pareció averle dado la espalda...

Inuyasha: ¡KiKyo!

Se detuvo y se aseguró de que realmente fuera ella, cuando lo sercioró corrió hacia su dirección. Pero algo detuvo su camino.

Una barrera le impedía pasar, con la mirada intentaba ver por dentro pero todo parecía estar cubierto por una neblina blanca. Sabía que dentro de esa barrera se encontraba su querida Kikyo, no había duda alguna, pero antes de dar un paso al frente, está se desvaneció abriéndole el paso a Inuyasha, el sorprendido se adentro y cuando volvió la vista la barrera nuevamente se había cerrado, dejando a la bestia encerrado, sabía de por medio que Kikyo la había abierto y cerrado para que así el pudiera pasar sin ningún atraso más.

La bella sacerdotisa se encuentra en el medio de varios sauces, una luz muy celestial emanaba de sus manos y es que ella trataba de regenerar a sus serpientes qué horas atrás habían sido destruidas, estaba dándole la espalda a Inuyasha, ella sabía que él ya estaba mirándole.

Kikyo: Has cruzado mi barrera...

Inuyasha: Kikyo

Kikyo: Y dime...¿Ha que has venido Inuyasha? *Giro el rostro mirando sus ojos dorados*

Inuyasha: vine a verte Kikyo

La mujer dejo de hacer lo que estaba haciendo y volteo completamente, tenia una mirada helada pero con un brillo de tristeza, pronto ella frunció el ceño. El odio por si mismo comenzó a fluír por sus venas y es que no soportaba el verla así, tan sola, tan triste, tan lastimada, era culpa suya por dejarla atras. Aunque ocultara su dolor con una mirada fría se notaba que por dentro ella sufría, Inuyasha no soporto más y se lanzó contra ella, la abrazo fuertemente llevándose en su corazón el olor de Kikyo.

Kikyo: ¿Qué haces? ¡Sueltame!...

Inuyasha la tenía en descuido, ya que ella no esperaba a que él reaccionara de esa manera, fue algo que la impacto tanto, Inuyasha estaba lleno de sorpresas, dulces sorpresas que calmaban su alma.

Dos Almas En Fragmentos - ♥Inuyasha y Kikyo♥ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora