Si la vida te da una segunda oportunidad... ¿Que es lo que harías?
Inuyasha no puede vivir sin su amada y en ciertas ocasiones se reencuentra con ella, sin embargo, Kikyo tiene otro objetivos como el destruir a Naraku así que el amor de la bestia le...
El ambiente está vez se mostró húmedo, las nubes grises ocultaba el sol, el viento desprendió los pétalos de un árbol de cerezo trayendo con sigo un aroma tenue, el cielo compartía el dolor de Kikyo y sufría junto a ella, pero aún mostraba la cordura negándose a llorar.
Kikyo despertó, salió de la aldea y se apartó de ella, estaba dispuesta a obtener pistas de Naraku, él ser híbrido que la repudiaba.
Camino hacia el Norte, pues ahí se murmuraba que estaba presente una energía maligna, pensado que sería Naraku el ocasionante de despedir esa aura.
Mientras caminaba recordaba los tiempos vividos y el tiempo perdido, preguntándose así misma que hizo mal, realmente quería destruir a Naraku, pensaba que ella sería la única capaz.
Para llegar a dichoso lugar ella debería viajar dos días, pero pensó que sería un gran desperdicio de tiempo, asi que optó por tomar el camino más corto, era peligroso pero para una sacerdotisa los imposibles no existan.
Se topó en su camino con varios demonios que después purificó, el cielo comenzó a tronar y ventiscas de brisas se aproximaban a ella, el viento advertía que pronto llovería, luces que pertenecían a los relámpagos iluminaban el valle.
Pronto las primeras gotas cayeron, conectando el cielo con la tierra, mojando el pasto, tiempo después se avecino una tormenta, sacudía los sauces con brutalidad, Kikyo se encontraba ya empapada, sin embargo no le tomo importancia y continuó.
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Los truenos se escuchaban cada vez más cerca, en el cielo por encima de las nubes se podía observar los relámpagos, el viento era frío y despiadado arrancando cruelmente los pétalos de las flores, la lluvia besaba su rostro y recorría su cuerpo.
Kikyo distraída en el suelo comenzó a llorar, sus lágrimas se confundían con la lluvia, el cielo y ella ya no soportaron más, pero su pesadumbre fue interrumpida por un aura maligna, se aproximaba a ella y enseguida tomo de su arco.
La silueta de dicho demonio se detuvo, interesada ella comenzó a caminar para observar más de cerca, al ver detuvo sus pasos y bajo su arco, se quedó sin aliento al ver lo que tenía delante, se trataba de un demonio de cabellera blanca que disfrutaba de la lluvia, su aspecto era el de un humano, sin embargo tenía orejas y sus ojos eran cafés rojizos, portaba un kimono amarillo y por debajo de el una armadura negra, bajo su poder tenía dos espadas, ambas sujetas por cada lado de su cadera.
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