6. El verdadero enemigo

14 4 2
                                    

(Lindeltown a 29 de octubre de 2980)

Despierto lentamente con mucha pesadez y dolor, parpadeo para dejar que mi visión se aclare, comienzo a notar que estoy en una habitación desconocida, las paredes son algo viejas, la habitación no es ni pequeña ni grande, el piso de madera oscura, las ventanas se encuentran cerradas o mejor dicho bloqueadas con tablas de madera donde pequeños rayos de luz se cuelan entre sus espacios de una con otra, noto como me cubren unas sábanas grises, hasta darme cuenta que estoy en ropa interior...¡¿PERO QUÉ?, me cubro con la sábana, sin embargo, siento el roce de estas con mis heridas me causa molestia.

Catherinne:- Argh- me siento en la cama aun cubriéndome con la sabana, después de unos minutos mi vista se posa en una extraña caja negra a un lado de la cama, esta tiene un moño rojo, me acerco cuidadosa, curiosa de saber que hay dentro.

??:- Despertaste- Una voz me tomó por sorpresa por lo que di un pequeño salto y giré bruscamente, la luz que había en la habitación me permitió ver con cada detalle al dueño de esa voz grave y masculina, era alto, su traje era nada más que unos pantalones negros y una camisa blanca con las mangas recogidas hasta sus antebrazos, dejando expuesto parte de sus brazos no estaba del todo abotonada, dejaba por lo mucho tres botones sin cerrar, sus zapatos eran del mismo color de sus pantalones, sin embargo, su rostro estaba cubierto por ese saco tan peculiar, sólo que este que traía puesto se notaba limpio de cualquier gota de sangre o suciedad, en sus manos traía una charola plateada con un plato de comida y un vaso con jugo, caminó hacia mi hasta llegar al borde de la cama y colocó la charola en la mesa de noche que se encontraba a un lado mio, no lo dejaba de observar, tenía miedo, pero a la vez me mataba la curiosidad- ¿Cómo se encuentra señorita Catherinne?- preguntó mientras se sentaba en un pequeño sillón al otro lado de la habitación.

Catherinne:- ¿Q-quién eres?- pregunté temerosa.

Reaper:- Jajajaja- comenzó a reírse sin mas como si mi pregunta se tratara de un simple chiste, lo miré un poco molesta, aún me cubría con la sábana gris así que sólo cerré con más fuerza mis puños y brazos- no señorita por favor no me vea de esa manera, es sólo que no le parece un poco...redundante preguntarle a un caballero enmascarado ¿Quién es?- de acuerdo punto para él, tenía razón.

Catherinne:- ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué estoy en este lugar? ¿Qué me harás? ¿Me matarás?- tenía demasiadas preguntas, sentí como poco a poco mi voz se comenzaba a quebrar por la frustración de no saber nada.

Reaper:- Muy bien- se puso de pie- esas son demasiadas preguntas señorita Catherinne, prometo que todas las respuestas le serán reveladas a su tiempo, pero por ahora debería comer algo, ha estado inconsciente un día completo, lamento que en su día de cumpleaños se la haya pasado huyendo para intentar sobrevivir, le ruego pues acepte este pequeño obsequio, bueno supongo que tendrá que tomarlo, no es que me incomode verla vestida así- señaló la sabana gris que usaba para cubrirme, mis mejillas se tiñeron de un carmesí muy notorio, caminó hacía la puerta- también traje unas zapatillas que estoy seguro le quedarán perfectamente- abrió la puerta y salió, antes de cerrarla giro su rostro para verme una vez más- Feliz Cumpleaños Catherinne- sin más cerró la puerta detrás de el, su voz sonaba triste, sentí que todo caía de nuevo en mí.

Un poco confundida tomé la caja y con mucho cuidado la abrí, me quedé sorprendida al ver aquel collar de plata con el dije de una rosa blanca sobre unas telas color avellana, tomé el collar en mis manos, era sencillo pero yo lo encontraba hermoso, la rosa tenía un pequeño cristal en el centro de la flor, lo coloqué encima de la cama, mirando la puerta una vez más asegurándome que esté cerrada, decidí salir de la cama y con cuidado saqué las telas color avellana de la caja, mis ojos brillaron estoy segura de ello, pues sostenía ante mí un hermoso vestido victoriano sencillo, era discreto, pero me encantaba lo sencillo que era, de igual manera lo coloqué sobre la cama, caminé hacia la puerta que supuse era el baño y al adentrarme noté como habían toallas blancas encima de una mesita, cerré la puerta con seguro y despacio me quité las ultimas prendas que llevaba en el cuerpo, miré mi pierna la cual estaba vendada y poco a poco le fui quitando la venda para ducharme, la herida seguía ahí, pero ya no estaba tan inflamada, vi un espejo encima del lavabo y me acerqué por curiosidad, me veía terrible, no tan sucia como seguramente estaba pero tenía moretones en brazos y piernas, noté como mi labio inferior estaba lastimado, lo toqué con las yemas de mis dedos delicadamente eso me hizo recordar a esos hombres que intentaron abusar de mí, me dirigí a la regadera y dejé que el agua fría se llevase esos recuerdos, quise llorar por unos instantes, pero sabía que no solucionarían nada, quité cada rastro de tierra sobre mi cuerpo, me volví a sonrojar al recordar las palabras de Reaper y mi sonrojo se hizo aún más fuerte al pensar que fue el quién me dejó en ropa interior y limpió un poco de mí. Lavé mis dientes con el agua del grifo y salí del baño cubierta con una toalla, en la cama se encontraban dos piezas de ropa interior muy lindas, lo cuál me desconcertó, al acercare vi una pequeña nota.

The reaperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora