Capítulo 1: Eva

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"Lo veo,lo estoy viendo claramente." ―S-002.

Despierto al día siguiente con pinchazos en la espalda por culpa del fino colchón en el que duermo. Y digo día porque poco después de cenar, apagaron las luces. Esa será la forma de medir si es de día o de noche, al no tener una ventana. Momentáneamente me viene la idea de que sea algún tipo de experimento de percepción de tiempo, pero después pienso en las armas y me doy cuenta de la estupidez de la idea. Por ahora tengo que centrarme en dos cosas, intentar recuperar la memoria y buscar algún entretenimiento o forma de pasar las horas muertas. ¿Debería golpearme la cabeza contra la pared? Le echo una mirada a la pared. No veo la posibilidad de hacerme eso. Se me han cruzado varios cables mientras dormía. Me tumbo en el suelo mirando al techo reflexionando. Quizá tenga algún resultado de reflexionar así, además de que creo que el suelo es más cómodo que mi colchón. Me estoy planteando el dormir en el suelo muy seriamente.

Pienso sobre mis recuerdos perdidos durante un buen rato. Habría llegado a dormirme si no fuera por la alarma de apertura de la puerta. Me levanto y siento en la cama. Se abre la puerta y un único guardia mientras me apunta con el arma, patea la bandeja dentro de la celda. Seguidamente se cierra la puerta. Mi estomago aun sufre las consecuencias de la cena de ayer. Esto debe ser tortura. Me llevo la bandeja del suelo a la cama. Esta vez es un poco distinto. Solo tres cosas, y una de ellas es el papel higiénico. Algo que espero que sea puré de frutas y una especie de cereales con pinta de estar rancios. Hago de tripas, corazón, y me como ese "genial" desayuno. Describiría el sabor del puré, si lo tuviera, pero los cereales están en mal estado, estoy bastante seguro. Guardo el papel debajo del colchón, por la futura e inevitable emergencia que tendré.

Después del mal trago que he pasado, me dispongo a dejar la bandeja delante de la puerta, pero justo después de levantarme, sale una voz de altavoz de la cámara.

―Sujeto 082, deja la bandeja encima de tu cama. En un rato, dos guardias pasaran a por ti. Cuando suene la alarma de apertura de celda, colócate cara la pared con las manos en la cabeza y sin moverte.

¿Vendrán a buscarme?, será porque soy pesimista, pero no creo que sea para nada bueno. Dejo la bandeja encima de la cama tal como ordenaron y mientras espero, me siento en el suelo mirando la puerta. Supongo que experimentaran conmigo, ya que en teoría soy un sujeto de pruebas. Me vienen muchos experimentos que podrían hacer, y ninguno termina precisamente bien. No quiero precisamente mal vivir aquí encerrado, pero menos quiero morirme. El tipo de la cámara ha dicho que vendrían en un rato, pero eso no es una medida de tiempo muy concreta, la última vez que mire, por lo menos. Seguiré reflexionando de mientras.

No sé cuánto ha pasado desde el desayuno, pero, finalmente suena la alarma de la puerta. Me pongo cara a la pared con las manos en mi nuca. Escucho los pasos de los guardias y tengo cierta tensión en el cuerpo, por lo que seguramente me estén apuntando por "seguridad". Pillan mis manos y me ponen unas esposas.

―Andando, sujeto. ―me ordena uno de los guardias.

Obedezco. No quiero que se les vaya la mano con el gatillo y ganar un agujero en mis carnes. Salgo al pasillo. Hay guardias haciendo guardia en cada esquina. No parece haber ningún punto ciego en esta red de guardias. Tampoco es que tenga ninguna posibilidad de escapar teniendo ellos armas. Las celdas están enumeradas. Consigo fijarme en la mía. La celda 630, y una raya de color ámbar al lado. Las otras también tienen una señalización de colores, algunas en verde, otras en ámbar como la mía, o en rojo. No creo que esa simbolización sea al azar. Por ahora lo dejare pasar.

―Por aquí. ―uno de los dos guardias va delante mío mientras que el otro se queda detrás apuntándome.

Lo sigo esposado. Y mirando por encima del hombro del guardia, veo algo sorprendente. Una niña con un vestido, cruzando, por el cruce de pasillos, tranquilamente. ¿Es eso posible? No parece ser una doctora. Quizás es una de los propietarios. Seguimos hasta el cruce y miro ligeramente hacia el pasillo por donde se ha ido la niña. No es una ilusión. Ella está ahí, y los guardias la ignoran completamente. Por ahora, lo único que me cuadra es mi teoría inicial. Debo de estar centrado en otras cosas ahora.

Flores de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora