Sinopsis
Seth Reynolds, un joven de la elite londrina. Codiciado por toda mujer que pase a su lado y envidiado por todo ser empresarial.
Mejor empresario y reconocido por toda Europa. Hermoso y justo como un dios griego. Serio, educado y auto controlador de sus emociones, solo cuando se refería a señores, empleados y socios, pero detrás de ello un joven normal y libertino como cualquiera a los 25 años.
Soltero debido a su arduo esfuerzo en mejorar en su trabajo, pero su fama por ser un mujeriego pasivo, volteaba la cordura de las hormonas femeninas con aquel cuerpo duro y bien formado. Su cabello castaño y ruloso, nótese a mil leguas su sedosidad. Sus ojos esmeralda y mirada profunda, las hacia desear irse al infierno si los demonios fueran a su semejanza, llevándolas a una tortura interna imparable.
No todas tenían la fortuna de tener una relación pasajera con el empresario; sus mujeres eran elegidas con cualidades de su preferencia, exigentemente. Rubias atrevidas y sensuales. Senos y traseros voluminosos. Cinturas delgadas, caderas promedio, piernas largas y torneadas. Bronceadas al oro. Labios gruesos y ojos de color. Todo ello debido a sus frustrantes recuerdos cuando veía a una castaña normal o a una simple chica de cabellos rojos, común y corriente. Jamás las tomaba en cuenta como para algo más que una simple amiga. Solo a una podría aceptar y no sería capaz de cambiarla ni por la más bella y perfecta rubia.
Nunca imagino que cierto viaje de vacaciones junto a su familia, le cambiaria todas sus ideas, su vida, sus pensamientos y sentimientos, por más que lo evitara, por más que supiera que donde hay luz hubo oscuridad y que donde se apago el fuego cenizas quedan, simplemente no pudo contra ello.
Desde entonces aquel rostro inocente de mirada tierna y cuerpo pequeño, indefenso, endeble, lo haría caer. Todo será nuevo para él. Ella despertaría diferentes sensaciones en su corazón, enrollaría su mente en dudas, pero aun así, con toda su aturdidles, Alex sería el ángel guardián que, desde el momento en que supo Que todos llevábamos uno a la sombra, deseo conocer. Claro, el sabia que los ángeles eran armoniosos seres hermosos sin maldad igual que todos, pero ¿Qué pasa cuando consideras el hecho de que el diablo también fue un arcángel celestial alguna vez? Lógicamente, deberías tener cuidado con el ángel que confías bueno.
