Cuarto capitulo

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-¡¿Qué harás qué?!.- es que no sabía que mas podría hacer.

-abuela, es lo único que se me cruza por la mente.- explique algo agotado de tanto hablar sobre el asunto. Esto era delicado… muy delicado.

-¿quieres dejar a una joven indefensa en un asilo humanitario? Es una verdadera locura, Seth. No sabemos si es mayor de edad para que se quede allí, porque de no ser así la dejarían en un auspicio. De todos modos no me gusta la idea de dejarla en un lugar de esos. Imagínate le pasa algo grave con tanto hombre asqueroso que existe. Tú la rescataste, tú te haces cargo.

-hijo, tu abuela tiene razón. Deberías llevártela a vivir a tu casa. Vives solo…- se encogió de hombros.- no tendrás dificultades para ayudarle.- abrí los ojos a no poder mas y me pare de mi asiento eufórico.

-con todo el respeto mama, pero… ¡¿estás loca?!

-bueno, es que… yo lo haría pero no puedo tenerla en mi casa. Mientras el hospedaje esta en remodelación la casa estará repleta.

-pero podríamos dejarla con Bob, aprovechando que el está en Londres.

-¡no! Está bien, yo… yo me ocupare de ella.- Bob definitivamente no era un buen cuidador. Además de ser muy coqueto, estaba acostumbrado a vivir solo y su hermana… umm… haría muchos problemas para la pobre chica.

-¿estas seguro?.- asentí no del todo convencido.- ok. Pero escucha; si te aburres me la mandas a Holmes Chapel. No se te ocurra pensar en abandonarla en esos lugares repugnantes.

-si, mama. Ya entendí.- relaje mis hombros dejándolos caer a mis costados y me frote los ojos con pereza.- me voy a dormir. Buenas noches.

-buenas noches, Sethi.- dijeron al mismo tiempo las tres. Rodee los ojos. Siempre me llamaban así cuando se les apetecía algo o cuando conseguían lo que querían de mí.

-¡oh, Seth! ¡Espera!.- me detuve en seco esperando a mi hermana que llamaba por mí. Se paro frente a mí y me extendió la ropa ya ventilada de Alex. Fruncí el ceño ¿ahora que quería?.- ve a dejárselo.

-¡agh! ¿Por qué yo? Ustedes son mujeres. Además y no soy un entrega paquetes…- no termine de hablar por las listillas manos de Gemma que me impidieron mover los labios.

-cállate y ve. Ahora.

-pero…- levanto un dedo.

-ah-ah-ah. Soy la mayor y me haces caso.- me dio la vuelta desde los hombros en dirección a la habitación de la chica  y me empujo regalándome una palmada en el trasero.

-¡¿tenias que hacer eso?!.- no dijo nada. Solo sonrió burlándose de mí, asiéndome señas para que siguiera caminando.

Suspire exageradamente e hice caso al mandato de Gemma. ¿Qué tan difícil seria ir y entregarle ropa? No es como si Alex fuera una atrevida o algo. Es más, se veía una chica de pensamientos y sentimientos sanos… claro que las apariencias engañan y no se sabe de ella en su pasado.

Detuve mis pasos al llegar a la faz del madero que me separaba de la castaña. Quise abrir, pero aleje mi mano en el instante en que la imagen de ella cuando la deje en ropa interior se vino con fuerzas a mi mente. “Seth, no te pongas a pensar en boberías y toca la maldita puerta” y así lo hice. Golpee despacio, pero nadie abrió. Ni si quiera se escucho un indicio de que quisieran hacerlo. Golpee mas fuerte pensando en que estaba durmiendo y la puerta se entre abrió unos 10 centímetros de abertura, dejando a la vista la mitad del rostro de la chica.

-hola.- le esbocé una sonrisa.

-hola.- respondió sumisa. Se mordió el labio y después de unos segundo se sobresalto, abriendo la puerta para que pasara.- ¡oh! lo lamente mucho.- negué con la cabeza restándole importancia y pase. La puerta se cerró y me di la vuelta para fijarme en ella. Seguía con algo de incomodidad. Se mordía el labio y se abrazaba a si misma evitando tener contacto visual conmigo por mucho tiempo. Mi abuela tenía razón. Era una chica indefensa y tenía que ayudarla. No podía dejarla en su estado sin remordimientos sabiendo cómo se encuentra. Después de todo yo la había rescatado y eso me hacía valer responsable ante ella.- ¿Qué… Qué es eso?.- pregunto apagando un poco el silencio vacio que había.

-tu ropa. Limpia y seca para mañana.- le di una palmada a la pequeña torre de ropa y se la deje encima de una cómoda básica frente a su cama. Alex asintió y penetro sus joyas oscuras en los míos. No sé qué fue lo que ocurrió pero me puso nervioso, y la forma en la que su rostro comenzó a mirarme me dio, no lo sé… ¿ternura? ¿Atracción? Me cerré ante ello, aunque no podía negarme que algo muy raro y… especial paso. Una parte de mi creo ver su vida antes del accidente. Sufrimiento irradiaba en su entorno, soledad, sombras… algo oscuro que perdura hace muchos años en su presente y mañana. Ella más que nada me daba curiosidad. Moría de ganas por saber  que es de su vida. Era relativamente interesante.

-¿disculpa?

-¿sí?

-me preguntaba…yo… ¿Qué pasara conmigo? ¿A dónde me llevan?

-iras conmigo a Londres… a mi casa. Estarás todo el tiempo que sea necesario mientras recuperas la memoria e investigamos algo.

-no creo que sea buena idea. Tu familia… tendrías dificultades.

-¿familia?.- reí.- vivo solo, Alex.-  ella abrió los ojos casi que se le salían de su lugar. Reí aun mas fuerte.- no te asustes. No te hare nada.- “Que tu no quieras” dijo mi modesta subconsciencia. La abofetee mentalmente sacándome todo rastro de perversión involucrada con Alex.

-no estoy asustada. Me eh sorprendido por el hecho de que vivas solo. Creí que ya… tenías alguna novia, hasta una esposa e hijos.- hice una mueca de desaprobación. No me veo tan viejo para parecer casado, y esa idea no me gusta.

-digamos que no estoy interesado en ese tipo de relaciones permanentes.

-ya veo. Entonces… eres un Casanova.- medite aquel apodo. Había perdido la memoria, pero sabía muy bien ciertas cosas.

-mmm si, pero no de la manera en la que crees.

-¿no? ¿Puedes explicarme?

-algún día, princesa.- le guiñe un ojo encendiendo sus mejillas por como la había llamado.- ahora descansa. Mañana será un día pesado al llegar a puerto. Buenas noches.

careful with the angelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora