Tercer capitulo

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-listo.- la voz de mi hermana anuncio su tardía llegada.

-¿acaso fuiste a fabricar el pijama?.- Gemma me miro irritada, entre cerrando sus ojos.

-Que gracioso. Me demore porque el pijama más grueso está sucio, así que tuve que ir a la lavandería, lavarlo y colocarlo en esa máquina que seca la ropa.

-genial. Ahora vístela rápido ¿quieres?.- ella asintió y saco la manta de la muchacha que le había puesto entre tanto  esperaba. Una vez lo hiso abrió la boca alegremente sorprendida.

-¡mierda! A esta chica le faltan los senos platicos y el pelo teñido de rubio para que se una de tus anfitrionas. ¿Cómo es Que no te dio una erección?

-Gemma, céntrate en que aremos con ella y no en mis posibles erecciones.

-que humor, ojitos.- rodeo los ojos.- hay que esperar a que despierte ¿no crees?.- dijo mientras tapaba la parte de sus pechos  para quitarle el corpiño.- le preguntaremos que paso…- se detiene para sacarle las bragas, también tapándola con una manta en esa parte, cambiándolas por un par suyas secas y por último el pijama.- … y de paso, de donde viene.- cogí el pantalón mojado del suelo y revise sus bolsillos por si tenía algo que nos informara. En uno de ellos, estaba solo la foto de ella abrazando a un muchacho de más o menos mi  altura de edad.- dame eso.- irrumpió, arrebatándomela de las manos.- ¡oh, que lastima! Tiene los ojos negros… pero, es muy linda.

-deja de fijarte en si es linda o no. Tiene algo escrito atrás. Léelo.

-dice: “con cariño, para lo más importante de mi vida… Alex. Recuérdalo por siempre”.- y fue ahí cuando “Alex”  se movió quedando boca arriba y abrió los ojos lentamente. Se sentó con rapidez cuando noto nuestra extraña presencia, enrollándose con la frazada y nos dedico una mirada horrorizada. 

-shhh, tranquila. Estas a salvo.- su respiración estaba carente de tranquilidad. Note rasguños en sus mejillas y mandíbula, con algunas manchas negras rondándolas.

-¿Quiénes son? ¿Qué paso? ¡Auch!.- se tomo de la cabeza con una mueca de dolor y así se dio cuenta de que no tenia puesta su ropa. Sus ojos se agrandaron fijos en mí.

-no te alarmes. Yo te vestí y para tu tranquilidad… nadie vio nada, ni yo. Soy Gemma Reynolds y el…- me apunto.- es mi hermano… ¿Cómo te llamas?.- “¿Qué los años le ah afectado a la memoria o qué?” la mire anonadado, pero luego entendí que era una prueba para saber si tenía alguna secuela del accidente.

-Alex...- tartamudeo. Bueno, primer pasó casi resuelto.- Alex…  Alex…- arrugo la frente, rebuscando en su memoria. Ahora esto no se ve bien.- no recuerdo… yo… no se…

-tranquila ¿sí? Lo veremos más adelante ¿tienes frio?.- la castaña asintió.- te traeré algo caliente para que bebas.- Gemma volvió a desaparecer, dejándome con la intriga de no saber qué hacer, así que hice lo que todos hacen.

-soy Seth.- salude, pero ella no me saludo. Se me quedo mirando tímida.- bueno, Alex…  veo que no recuerdas nada. 

-umm… si recuerdo… algo.-puse atención.- subí a un avión y después de unos minutos, toda la gente gritaba, lloraban desesperada y otras… se quemaban. El avión estaba en llamas y lo único que pude hacer fue lanzarme al agua antes de que el avión impactara con el mar. Caí en algo duro que me golpeo la cabeza y… no sé nada más.

-¿nada mas? ¿Quieres decir que solo recuerdas tu nombre y el accidente que acabas de sufrir?.- asintió con la cabeza y yo maldeci en voz baja. ¿Qué se supone que haré con ella ahora?

-¿Dónde estoy?

-en mi barco. Te hemos cogido del mar. Tu ropa estará lista una vez entres en calor…

-pero que linda jovencita.- la voz femenina y educada que poseía mi abuela interrumpió nuestro no tan importante conversación. En sus manos traía una bandeja que serbia de soporte a un pocillo que contenía sopa caliente. Sonrió con ese cariño único que tenía en su rostro, entre tanto le dejaba la bandeja encima de las piernas de Alex.- me alegra mucho el que estés bien. Toma esto mientras está caliente. Con cuidado, no te vayas a quemar.

-muchas gracias, pero yo no…-reconocí en su tono de voz una objeción a comer, pero para su mala suerte el rugido que provoco su hambriento estomago la traiciono colocándola nerviosa.- lo siento.

-no te preocupes, niña. Se lo que es estar hambrienta.- le guiño un ojo, y luego se posiciono a mi lado enganchándose a mi brazo.- te dejaremos comer con tranquilidad. Si necesitas algo, ve a la puerta siguiente.

-sí. Gracias… señora.

careful with the angelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora