Primer capitulo

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Narra Seth

Llevo dos años y medio trabajando sin parar para lograr mi reto de ser el mejor empresario más joven de todo Londres, y hasta el momento lo soy.

Desde que aprendí todos los conceptos básicos de las matemáticas, supe que mi vida dependería de ello, y cuando llegué a mi último grado, estaba decidido a forjar el camino por comercios. Gracias a que la casa de mis abuelos era y es un hospedaje para todo turista en el pueblo en que solía vivir, pude aprender varios idiomas que me facilitaron la carrera y en el trabajo soy más solicitado por mi capacidad de entenderme  con los representantes o mandatarios de empresas extranjeras. Y ahora, Seth Reynolds se ha convertido en el gerente de una compañía completa a punto de ser el sucesor del jefe.

Hace unas semanas atrás decidí viajar para ver a mi familia en  Holmes Chapel y llevármelos de paseo a Londres, pero en un viaje marítimo. Es un pequeño regaloneo para los que más quiero y para mi, unas bien merecidas vacaciones. Lo Que más espero es proporcionarles un buen momento a mis tripulantes.

-¡mama! ¡dile a la abuela y a Gemma que ya está todo listo para irnos!.- después de 2 minutos, las tres aparecieron con sus bolsos y subieron al barco con unas enormes sonrisas llenas de entusiasmo. No saben cómo me llena el corazón verlas así. Estoy muy feliz de poder devolverles el favor que ellos hicieron por mí en cuidarme, y todo con mi esfuerzo.- ¿Por qué no vino Bruce?.- el susodicho era la nueva pareja de mi madre, Anne. Desde que entro a la familia a sido un gran amigo. Supongo que es uno de los pocos “padrastros” buenos que se pueden encontrar.

-se quedo ayudando con el arreglo del hospedaje. Los peones le dieron la idea de hacerlo más grande a tus abuelos.

- supongo que ellos los ayudan ¿no?

-claro, no seas tontito.- sonreí. Mi mama nunca deja de consentirme con apodos.

-¿y porque lo harían más grande? Esa casona era enorme.

-bueno, el turismo en el pueblo aumenta cada año, hijo. Y el hospedaje…. ya sabes… como es el más recomendado.- se encogió de hombros.

-joven Reynolds, el barco se pondrá en marcha.- El encargado de dirigir mi navío se nos acerco. Un señor de unos cincuenta y tantos años, pelo completamente blanco y ojos tan celestes como el cielo, ha pasado prácticamente la mayor parte de su vida en el mar.

-muchas gracias, Sr. Portman.

El viaje comenzó normal. El sol pegaba en la cara sin quemar y la suave briza evitaba que el calor nos sofocara. Ya estábamos bien dentro del mar, relajados y en manos experimentadas del capitán y de sus dos acompañantes que lo ayudarían con sus instrucciones y mandatos. Me senté en la proa a observar la vista -una vez deje a mis mujeres observar los rincones del barco- tomando un té con limón. Oh, como me gustaba este tipo de actividades al viento. Me sentía libre, y sé que normalmente parezco un hombre de cuarenta años por esta misma razón. Mmm, pensándolo bien, quizás por eso las mujeres mayores eran más contadas en mi nomina.

Pronto los brazos irreconocibles de mi madre enrollaron mi cuello, seguido de un maternal  ella beso en la frente.

-hola mama.- salude. Vi como la mujer de cabello rubio platino, ligeramente desordenado por la brisa, se sentaba al lado mío. Su sonría iluminaba su rostro llenándolo de luz y buenas vibraciones. Tenía la apariencia de una californiana, su piel al oro la delataba falsamente, pero en cuanto su acento británico se hacía presente, no cabía duda de que no pertenece allí. Podría decir que es la mejor madre que existe, sin embargo mi queja hacia ella resultaba fácil de entender. A veces resultaba ser muy tediosa, igual Gemma.

-¿Qué haces tan solo y pensativo?

-no pienso nada. Solo estoy viendo la buena vista y despejo mi mente.

-trabajaste demasiado.- acaricia mi mejilla.- todos estamos muy orgullosos de ti. Mira donde estamos. En tu propio navío, cruzando todo un mar de Holmes Chapel hasta Londres. Es un sueño, tu sueño, hijo. Lo lograste. Y soy feliz por eso a pesar de que estés un poco… bien lejos.

-y yo soy feliz viéndolos a ustedes sonreír y que no les falte nada.

-pero hijo, muy pronto tendrás a una mujer a la que quieras ver así y es tu deber poner atención en ella, así como lo has hecho por nosotros.- puse los ojos en blanco. A esto me refería con tediosa. Tenía la oportunidad de estar a solas conmigo y, aun Que sea con indirectas, me recalcaba el mismo tema; las mujeres. - Seth, tienes que aceptarlo. No vivas por tu pasado.

-no, mama. Aun no quiero tener los pies en tierra, nada serio… de nuevo. Y a decir verdad, tampoco estoy interesado en ello.

-no sabes lo que pueda pasar, Seth. Puede que alguien más te devuelva el pensamiento que tenias a los dieciocho años. Solo tienes que darle una oportunidad al amor.

-claro.- no quiero hablar sobre esto. Siempre termino perturbado o algo molesto.- mira.- apunte al frente maravillado.

-linda puesta de sol ¿no?.- asentí apreciando el sol como se escondía bajo el mar, listo para hacer presencia al otro lado del mundo.- quizás volveré a vivir este momento de un modo diferente.- dijo en medio de un suspiro, mientras se levantaba.- nietos por doquier, nueras…

-mama.- llame en advertencia.

-ya se, ya se. Aun no quieres dejar a tus rubias plásticas.- largué una carcajada y le di un abrazo.

-te quiero, mama.

-y yo a ti, bebe. Ahora vamos a cenar.

-me parece estupendo.- y así fue como terminamos el primer día. Los tripulantes cenaron camarones con grandes variedades de ensaladas y arroz aliñado. Yo por mi parte cene pollo, gracias a mi acogedora alergia a todos los productos marítimos.

Hablamos de las cosas que pasamos estos años que no hemos estado juntos. Gemma, mi hermanita, que aunque sea mayor que yo, la protejo mucho, me dijo que ya había conocido a un tipo. No entiendo por qué no me lo dijeron cuando estábamos en el pueblo, pero según ellas fue para evitar mis pataletas paternas de conocerlo y porque no era algo serio. También me entere que el abuelo tenía problemas con el azúcar, lo que me dio un poco de gracia al imaginármelo comiendo sano y a sus medidas. El nunca fue de esas cosas, pero mi abuela lo tiene bien controlado.

Mientras las escuchaba reírse, contar sus reclamos e historias, me hacia preguntarme, que hubiera sido de mi sin ellas. Sin mi abuelo, Bruce y mi padre, aunque no tenga mucho contacto con él. Estoy agradecido con ellos. De mama, porque me apoyo y siempre me dio fuerzas para seguir mis sueños. De Gemma, por ayudarme con lo que necesitaba y a escucharme. Bruce, el fue la bendición que necesitaba mama después del divorcio con papa. Le regreso la alegría y sé que la hace feliz. Mis abuelos. De no ser por ellos no habría aprendido ser amigables con los turistas, lo que me sirve de mucho, y a ser sabio, claro que en algunas cosas. Y de papa por ayudarme en la universidad. Me llevo con él mientras estudiaba y me pago la carrera completa. Son las personas que jamás dejaría en este mundo.

 ¿Mujer?,… mujeres estables ya no lo deseo para mí. Las tengo todo el tiempo a mis pies y ellas saben que no pretendo tenerlas más que por un tiempo indefinido. Quiero vivir aun una vida de locuras, trabajo, dinero, cosas caras, viajes, chicas, sexo, alcohol, fiestas, todo lo que quiera hacer sin dar explicaciones. Me gusta este nuevo yo y no procuro cambiarla. Por el momento me estoy enfocando en reunir el dinero de sobra para ser un buen sucesor de la empresa y cuando logre ser el jefe iré a por todo lo que me he privado. Por mientras me conformare con los viajes de negocios, fiestas de negocios, sexo con las secretarias y empleadas de la empresa. Todo sea bajo el trabajo.

En fin, después de toda una deliciosa cena –reunión familiar, todos nos fuimos a dormir.

 Para mañana tenía planeado llevar a mamá y a Gemma en bote, para que puedan apreciar mejor a los delfines que aparece en un cierto tiempo. La abuela no quiso, porque no sabe nadar y teme caer al agua.

careful with the angelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora