lX

1 0 0
                                    

Narra Seth.


Y aquí estoy, a casi 140 k/h, muriendo, rogando por llegar rápido a casa y dormir. Anoche muy confusamente no pude lograr cerrar un ojo. Después de que Alex se despidiera dos veces esa misma noche, nombrándome al final de la frase, no podía sacármelo de la cabeza. Su rostro inocente y su voz suave, como una niña. Era tan parecida a ella, solo que más niña, ojos cafés y menos atrevida. Mi pecho se apretujaba al imaginarla y la preocupación no era la mejor ayuda para relajarme ¿pleuresía? Eso quiere decir que desde mucho antes sufría de resfriados así de fuertes y no se cuidaba. “quizás es una vaga o es pobre”. Sacudí la cabeza descartando esa posibilidad; si fuera así, no habría estado en un avión y su ropa no sería de buena pinta. Entonces, podría ser de esas mujeres obsesionadas por el trabajo, que aun enfermas no dejaban de trabajar. Sin duda, esa idea era más convincente, aunque pensándolo bien, una joven trabajólica es extraña.

Estacione el vehículo en la cochera y entre a casa topándome con la hermosa mirada de mi invitada, quien estaba a punto de abrir la puerta de la cocina que daba al patio trasero, si es que se le puede llamar así a un bosque de pampa amplia.

-buenas tardes, Seth.- después de escuchar su tono de voz, la cara pálida y grandes manchas debajo de sus ojos, recordé que debería estar acostada.

-¿Qué haces levantada?

-yo… baje un momento para salir a tomar un poco de aire fresco.- se notaba nerviosa.

-¿Qué? Alex, estas con neumonía. No puedes pensar en salir en al menos un mes.

-lo lamento, es que estaba aburrida y no sabía qué hacer. Pensé que sentirme mejor no me aria nada de mal salir un momento.- ahora lo entiendo. Seguramente en sus resfriados anteriores no tenia cuidado por el hecho de que es más o menos imperativa y no se puede quedar acostada por mucho tiempo. Eso o es terca.

-bien, ahora sabes que no puedes tener contacto con el ambiente e ir afuera. La casa siempre esta templada por lo que puedes hacer lo que quieras… dentro.- bajo la cabeza con las mejillas rosadas, avergonzada. Sonreí y entre, tomándola de los hombros para que retrocediera.- ¿ya comiste?.- negó callada sin mirarme.- ¿quieres comer conmigo?

-claro.- contesto a penas y aun cabizbaja.

-no te pongas tímida. Estaremos mucho tiempo juntos y tendrás que acostumbrarte a mi.- levante su cara para que me mirase desde la barbilla y le sonreí, tratando de darle seguridad de mi persona. Sus mejillas ardiendo, la hacía ver más adorable. Con mi otra mano tome la suya y la senté en uno de los taburetes, todo sin quitar mi vista de ella. Era una chica linda, pero no mi tipo. Sin embargo, me llamaba la atención y eso no era bueno. Tenía miedo. Así mismo comencé a enamorarme de aquella chica que deje de ver a los 20 años por mi culpa. Su recuerdo siempre me causaba dolor. Me apretujaba, imposible de controlar. Gracias a dios que Nana entro dando un salto de espanto y mirando apenada por su interrupción.

-oh, lo siento mucho.

-tranquila. Solo hablábamos ¿Qué has cocinado?

-lasaña, hecha completamente por mi.- sentí mi estomago rugir ante la respuesta y me mordí el labio volviéndome a Alex.

-te encantara. Ella es la mejor.

-confió en ello.- sonrió abiertamente hacia Nana. Luego la puerta se abrió nuevamente y de allí vimos a Gemma con un rostro de poco amigos.

-oye, hermanito deberías elegir mejor conductores. Por poco se bajan a manosearme.- hum, lo olvide por completo. Adiós siesta.

-no seas delicada. No hagas caso; además no son mis conductores, son de Chanelle.

-¿Qué hace esa zorra aquí?.- sonreí por su actitud. Solía ser tan inmadura a veces.

-no empieces. Esto es por algo razonable.

-me vale… ¡oh!¡ Alex! Lo lamento tanto, cariño. ¿Cómo estás?.- se acerco para abrazar a la chica que estaba algo alarmada.

-bien, gracias.

-así lo noto.- dijo con sarcasmo.- lo siento mucho, linda, pero es que pareces trapo mojado.

-esta con neumonía. Por eso su aspecto. El servicio cuida bien de ella.

-¡¿neumonía?!.- abrió los ojos y chistosamente se puso totalmente seria al instante.- ¿y dices que la están cuidando bien cuando esta levantada?

-Gemma, no te enojes. Me levante a comer y volveré a la cama.

-no me interesa. Te vas a la cama ahora, jovencita. Vamos, levántate.

-pero yo…

-¿te me estas negando?.- la miro con cara de advertencia asiéndome reír para mis adentros cuando Alex se encogió de hombros.- nada de quejidos. Eh dicho…- técnicamente, arrastro a la castaña escaleras arriba. Yo me limite a sonreír, encargarme de soltar mi corbata y aflojar los primeros botones de mi camisa.

-Wess, tu encargo espera en la entrada.

-gracias, Nana.- Salí directo a mi pedido. Allí me encontré con Chanelle, una rubia, de ojos verdes, mayor que yo por unos años, arreglada como siempre, sin omitir la parte en que sus largas y bronceadas piernas queden desapercibidas, al igual que su bien pronunciado escote en v.

-hola, Seth. Tiempo sin verte.- se acerco peligrosamente, meneando sus caderas de un lado a otro como acostumbraba hacer y planto un ruidoso beso en mi mejilla.

careful with the angelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora