Día #6.- Familia.

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Una comida cotidiana, con la mujer que dio a luz a la persona que amas

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Una comida cotidiana, con la mujer que dio a luz a la persona que amas.

Comes y hablas, sin saber exactamente como reaccionar ante esa idea que está latente, mientras ella se ríe de bromas internas que sólo ella y su hijo entienden.

Todoroki sólo comía y hablaba cuando se le requería. Inko Midoriya era amable, eso no lo negaba pero había algo que le incomodaba.

Quizás se traba por el hecho de que su relación era una una relación homosexual y a pesar de encontrarse en pleno 2018, seguía siendo algo poco habitual.

La conversación era jovial, y no podía evitar sentirse mal ante la idea de que estaba indescriptiblemente incómodo.

Sin contar su breve intercambio de palabras aquel 14 de febrero, cuando fue a pasear con Izuku, no había tenido ninguna interacción con la madre de su novio, su futura suegra ya que ese era otro tema. Un tema que era obvio, como un elefante en una habitación.

Shoto sabía que, más temprano que tarde, Inko preguntaría por alguna clase de formalizar más la relación de ambos; preguntaría por alguna unión como una boda.

Bebió té de forma calmada, pero moría por dentro. Ellos, reían de anécdotas que Todoroki no comprendía del todo. Un trago más de té, para relajar sus nervios.

-¿Más té, Todoroki?-Preguntó Inko y Shoto agradeció, aceptando el ofrecimiento de la robusta mujer. Era una mujer un tanto gorda.

La mujer ofreció postre a los jóvenes, siendo el único en aceptar su propio hijo, Todoroki sólo pidió más té.

Madre e hijo parecían tener mucha confianza. ¿Qué sabrá Inko de su relación?
¿Acaso Izuku le habló de la intimidad que mantenían a veces? ¿Qué tan normal era hablar de sexo gay con tu madre?

Un trago de té, y uno más y otro después de ese. Pidió más, excusándose en lo bueno que estaba.

El líquido caliente, ya casi ligeramente tibio, pasaba por su garganta, en un intento desesperado por no morir de nervios. 

Madre e hijo siguieron hablando. Parecían felices. Una sensación rara en la parte inferior de vientre que llegaba casi hasta a su pene lo invadió.

Preguntó por el baño, recibiendo la respuesta de que se encontraba en el piso de arriba. Huyó de forma cobarde, escondiéndose en el cuarto de baño. Era un lugar bien aseado, aunque excesivamente pequeño.
El baño de su departamento debía ser hasta unas diez veces más grande.

Bajo sus pantalones; vestía unos eróticos boxers negros, pero no se los quitó.
Dudó. El sonido de su orina podría ser vergonzoso. ¿Qué pasaría si Inko llegara a subir y lo escuchaba?

Su vejiga estaba a punto de explotar, pero su vergüenza podía más. Se sentó, como una dama, intentando silenciarse a él mismo. Maldito sea el té. Lavó sus manos al terminar.

Lo que te conté cuando te hacías el dormido. •[TodoDekuWeek]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora