JURASTE AMARME /NamJin\ [ T E R M I N A D A ] {T1}

NO TODO ES "COLOR DE ROSAS"

La neblina que rodeaba el camino no dejaba ver por dónde iba aquel chico moreno de ojos canela, brillantes y rasgados, pelo castaño y voz grave.

Estaba totalmente oscuro, y, a pesar de que el faro principal del auto estaba encendido, por la neblina, apenas se podía ver lo que le rodeaba. Aquel chico de ojos canela estaba realmente preocupado, puesto que, esa noche tenía que llegar a casa temprano debido a que era su 5to aniversario de noviazgo con su chico y esta vez tenía algo muy especial que le había preparado a su amado.

El castaño de piel morena, no veía muy bien por donde venía. Estaba más preocupado pensando en lo que haría cuando llegara a casa, en lo que pasaría después de que le diera la "sorpresa" a su novio y en cómo reaccionaría este.

Sin darse cuenta, había comenzado a llover y esto hacia que su vista se dificultara más pues las ventanas del auto se empañaban de lluvia, por fuera. El moreno, trataba de ubicarse en donde estaba y no vio que por su izquierda venia un camión a excesiva velocidad.

Muy tarde fue cuando el castaño se dio cuenta de aquel camión, pues en un sólo parpadeo ya estaba tirado en el suelo con la conciencia desvaneciéndose mientras pensaba en la única persona que amaba con toda el alma, la única persona que había logrado entrar a su corazón y llegado amarlo con la misma intensidad que él. Esa persona era Kim Seok Jin, su primer y único amor. El chico que ha logrado amar pese a las dificultades que en su pasado enfrentó.

Cuando recobró la conciencia, a duras penas, se arrastró por el suelo tratando de alejarse lo más que podía del auto volcado que se encontraba tras suyo, puesto que el auto derramaba gasolina y las llamas que estaban rodeando, amenazaban con llegar al motor del auto y causar una terrible explosión.

Kim Nam Joon, era el nombre de aquel muchacho, y cuando se percató de que en cualquier momento el auto estallaría. Cogió el celular que estaba en su bolsillo y marcó el número de su novio. Timbró y timbró hasta que finalmente obtuvo respuesta por parte del contrario.

- ¿Hola? -se escuchó en el parlante delantero del celular- ¿Namie? -dijo el de piel pálida al no obtener respuesta de su contrario- ¿Pasa algo? ¿Por qué no contestas? -continuó hablando algo preocupado por el silencio del auricular.

El moreno, por su parte, no tenía la fuerza suficiente para siquiera mencionar una palabra, por eso dijo casi en un susurro:

- Jin... Te amo -tras esto, el celular se apagó por batería baja.

Seok Jin, al sólo escuchar esas palabras sintió una gran opresión en el pecho, puesto que después se cortó la llamada sin previo aviso. El pelinegro de piel pálida, insistentemente, llamaba a Nam Joon con la esperanza de que este contestara y le dijera que todo estaba bien y que ya casi llegaba a casa. Pero cada vez que timbraba al celular del moreno, siempre la voz de la contestadora respondía: «Deje su mensaje de voz. El número al que usted está marcando no está disponible en este momento». Esto hacía que el pelinegro se preocupara más cada minuto que pasaba, pues ya habían pasado horas y su novio no aparecía.

Mientras Jin esperaba preocupado en su casa, Nam Joon apenas se mantenía despierto, lo único en lo que pensaba era en Jin y en cómo se sentiría si él se fuera de "este mundo". No quería morir, todavía no. No quería dejar solo a su "princesa de pelo corto". Solo pensaba en él, pues este chico, Kim Seok Jin, era la persona más hermosa y amorosa de este mundo. Aun siendo un "chico mimado" siempre fue generoso y gentil. Era uno de esas pocas personas que teniendo lo que tiene, sigue buscando lo que le falta. Es decir, aun teniendo dinero y fama, él buscaba lo que pocos buscan; el amor verdadero. Para Jin, el amor es lo único que necesitaba para ser feliz, nunca le importó el dinero, siempre buscaba la felicidad en el amor. El amor familiar, el amor de la amistad, el amor de su "persona especial", el amor en sí mismo, el amor lo era todo para él. Eso era lo que más le gustaba al castaño, lo que realmente lo enamoró. Ese deseo por amar fue lo que lo cautivó. Lo que amó y ama de él. Pero al quizás morir, ya no sería capaz de ver su bello rostro, escucharlo cantar con esa angelical voz u oír su risa agraciada.