Despierta media hora antes que la alarma suene dentro de la habitación. Aún en la cama, se estira como si fuera un gato escuchando el tronar de sus articulaciones en el proceso, aparta las sedosas sábanas a un lado, sus pies sienten la frialdad del suelo que en pleno verano es placentero. Bosteza una vez cuando se dirige hacia el baño para tomar una ducha con la cual iniciar el día.
Gotas de agua caen en su caminar hacia la cocina, no se molesta por limpiar usando la excusa que lo hará después de ingerir su habitual café. Rebusca en la alacena y consigue un paquete de galletas a medio comer, coge dos y las lleva a su boca mientras llena la taza con el líquido color marrón, agrega las cucharadas de azúcar necesarias, remueve y prueba el contenido. Sonríe como acto reflejo. El café siempre logra ponerlo de buen humor o hacerle olvidar sus problemas.
Concluye con su desayuno que básicamente solo fueron el café y galletas saladas. Recibe llamadas provenientes de Pepper y él solo contesta la primera de ellas, después permite que el aparato suene todo lo que quiere, no está dispuesto a brindar más explicaciones que un supuesto resfriado que lo mantiene en cama y por el cual no puede ir a Industrias Stark. Come la última galleta para luego dejar el apartamento y seguir con su búsqueda.
○●○
Presiona el timbre una sola vez y aguarda con una ligera impaciencia, da toques en la puerta con la punta de su zapatilla, oye ruidos del otro lado y después de unos segundos aparece el dueño de casa frente a sus ojos. Saluda cortésmente y relata lo sucedido. El hombre asiente con la cabeza y le permite el ingreso, siempre inspeccionando cada una de las acciones de Tony que este llega a sentirse incómodo. Registra cada habitación de la casa con la esperanza que su corazón se encuentre escondido por cualquier parte. Los resultados son nulos y a punto de rendirse se aproxima al último cuarto.
Es recibido por lienzos en blancos, otros acabados y uno que se haya a media labor. Tony voltea y presencia al dueño de casa en el umbral de la puerta y solo en ese instante se percata de las manchas de pintura en el rostro ajeno, así como también en la camiseta blanca que posee rastros anteriores de distintos colores que han secado y que ya es imposible eliminar. Retoma su atención en el cuadro incompleto, distingue los rastros que forman la mitad de las facciones del niño que vio ayer en el hogar de Natasha. En la parte inferior se puede leer un nombre hecha con pintura negra y una caligrafía pulcra.—¿Crees que se parece? —pregunta tomando un pincel de la mesa y dirigiéndose al sitio que ocupaba antes de que sonara el timbre.
—Su cabello debe ser más rojo —contesta ladeando un poco su cabeza por el lado derecho.
—Es imposible retratar el color exacto del cabello de su madre. Lo heredó de ella.
—Es como si Natasha llevará fuego en la cabeza, creo que es la manera más simple de describirlo.
—Sí, hablando de fuego —él señala cierta parte de la anatomía contraria—. ¿Uno debe preocuparse por eso?, ¿ir a doctor tal vez?
—No duele y hasta cierto punto es reconfortante. Aunque no deja de ser extraño.
—La normalidad jamás va contigo, Tony.
—Sí, tienes razón.
—¿No conseguiste lo que buscabas?
—Me temo que no, sin embargo, no me daré por vencido. Gracias, Steve.
—Que te vaya bien, Tony —añade más rojo al cabello de su hijo, realiza una mueca con los labios y espera la aprobación de la otra persona.
—Ahora luce más como él. Nos vemos —agita su diestra de izquierda a derecha, da media vuelta, no obstante, se detiene en el umbral.
La música llega hasta sus oídos, la misma que está siendo reproducida para llenar el silencio de las cuatro paredes, Tony recuerda como las visitas de hace un año solían estar llenas de las risas de un niño, ocasionales reprimendas de Natasha, el ladrido de las mascotas y los comentarios de Steve, el típico entorno familiar que concluyó bruscamente dejando una calma que no es una característica del lugar. Voltea y admira por segundos como Steve mueve el pincel con destreza sobre el lienzo, ahora dando el tono correcto de azul a los ojos de su hijo. Desde su asiento, Rogers le da una mirada sobre el hombro sorprendido de todavía verlo ahí.
—¿Tony?
—¿Te encuentras bien?
—¿Por qué no lo estaría?
—Tú sabes, ¿quieres hablar sobre ello?
Steve suspira derrotado y cansado. Tony teme haber hecho un comentario fuera de lugar. La pintura queda inconclusa porque el artista ha dejado a un lado los materiales que venía utilizando. La silla giratoria se mueve hacia atrás, Steve cubre el lienzo con una tela blanca y finalmente le brinda una mirada al contrario.
—No es un tema que sea de mi agrado.
Tony hace una mueca con los labios, su mente repleta de miles de ideas sobre cómo puede ayudar y sin estar seguro si eso desea el otro hombre. No pide los motivos de la separación, permanece en el mismo lugar tarareando la canción que se escucha de fondo.
—¿Algún día puedo pedirte un retrato? —pregunta de improviso, una petición que nunca ha hecho y que como ya tenía previsto a originado estupor en Steve. La interrogante ha sido formulada para despejar los pensamientos de Steve acerca de su reciente divorcio.
—Seguro, no es molestia. No te retraso más, Tony. Obviamente yo no tengo tu corazón, pero alguien allá afuera sí.
—Eso espero o tendré que rebuscar en los botes de basura, no existe nadie que quiera un corazón tan maltratado.
—Siempre hay un roto para un descosido.
—Vine aquí con un propósito y termino con una lección de vida.
Steve suelta una carcajada que aligera más el ambiente. Una nueva canción se escucha mediante los parlantes, pronto Steve entona la letra entre susurros que a Tony le parecen una canción de cuna.
—No sigas perdiendo el tiempo aquí. Prosigue con tu búsqueda —articula Steve deteniendo su cantar. Señala la puerta principal—. ¿Quién es la próxima víctima?
—Bruce.
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Serendipia |WinterIron|
FanfictionSerendipia: Descubrimiento o hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental cuando se busca algo distinto.