09

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Por alguna extraña razón, Tony se detiene a medio camino, lleva una mano a su pecho intentando sentir los latidos de un órgano que no se encuentra ahí, pero que aún así ha dejado una sensación de calma en su ausencia. Su palma suelta la tela de la camiseta que ahora luce con arrugas, sin prestarle atención continúa con su trayecto encaminándose a la siguiente casa donde es su búsqueda. Avanza los últimos pasos y se detiene frente a la puerta con el puño alzado a escasos centímetros de la superficie de madera.

En esa posición lo encuentra el dueño de casa al abrir porque el hermano de su esposa le anunció que estaba a punto de llegar, en su lugar observa con sorpresa a Tony quien baja el brazo y sonríe.

—Tony.

—Hola Reed.

—¿Qué te trae por aquí?

Un auto deportivo se estaciona frente al hogar. El conductor se deshace de sus gafas de sol y apaga la música. Antes incluso que Reed tenga la oportunidad de avisarle a Sue sobre la persona que acaba de llegar, dos niños salen disparados desde el interior de la casa al encuentro del hombre dando saltos y gritos de emoción.

—¡Tío Johnny!

—¿Cómo están mis sobrinos favoritos?

—Los únicos que tienes, Johnny —comenta otro hombre asomándose por la puerta—. Muchas gracias, estaba teniendo un momento agradable con Franklin y Valeria hasta que tú llegaste.

—No seas egoísta, Ben.

Reed ríe por el comentario de su cuñado, visualiza la escena y luego a Tony quien luce un poco nervioso o abrumado, él no está del todo seguro.

—Lo siento, Tony, ¿se te ofrece algo?

—Sí —un suave suspiro escapa de sus labios y procede a explicar lo sucedido desde hace días, no olvida ninguno de los detalles más importantes. Evita responder a las miradas de estupefacto provenientes de Johnny y Ben y la curiosidad en los más pequeños. No detiene su habla y cuando finaliza señala su torso donde se encuentra el vacío. No levanta su camiseta porque cree que la luz proyectada a través de la tela es más que suficiente para darle veracidad a su historia.

–Reed, ¿por qué tardas tanto?

Sue hace acto de presencia, intrigada por la tardanza de su esposo, en especial luego de haber oído el motor del auto de su hermano y los gritos entusiasmados de sus hijos.

—¡Mamá! —exclama Franklin tomando la mano de la mujer entre la suya—. El amigo de papá ha perdido su corazón.

—¿Disculpa?, Tony, ¿te encuentras bien?

—¿Por qué no hablamos de esto adentro? —Reed señala el interior de la casa, haciendo uso de su mirada de amenaza les dice a sus hijos que obedezcan, realiza lo mismo con Johnny quien bufa con fastidio y sigue a sus sobrinos.

○●○

Todos, excepto Reed y Sue, yacen sentados sobre el sofá. El matrimonio Richards - Storm se encuentra a unos considerables metros conversando entre murmullos. Reed tiene que darle la debida explicación a la fémina, el motivo de la llegada de Tony, ella hace comentarios casuales, pero la mayoría del tiempo permanece con una mano sobre su boca demostrando la sorpresa que le origina la noticia que le están dando. Asiente y dando por finalizada la plática, Sue llega hasta la sala donde le pide a sus hijos que vayan a sus habitaciones. Se sienta al lado de Tony, le brinda un afectuoso abrazo estrechando el cuerpo ajeno con el suyo mucho más de lo necesario.

—Creo que lo está asfixiando —comenta Johnny agarrando un puñado de palomitas de maíz del tazón puesto en la mesa.

Sue limpia las lágrimas que hasta ese entonces se percata ha derramado. Se pone de pie e invita a Tony a realizar la misma acción. Al tenerlo frente a frente, vuelve a abrazarlo. Entrelaza su mano con la ajena donde brinda caricias de consuelo como hace cuando sus hijos se producen heridas en las rodillas por sus constantes aventuras en el patio.

—Tu búsqueda será más fácil si inicias desde el segundo piso —dice dibujando una sonrisa en su faz—. Reed, asegúrate que Johnny y Ben no inicien con sus travesuras —añade dando una mirada de amenaza a los nombrados.

○●○

Sue le avisa a Tony que estará abajo esperando y que se tome todo el tiempo que considere necesario. Ella plasma besos en ambas mejillas, no añade otra frase y desaparece del sitio. Tony procede a realizar su búsqueda, ingresa a la primera habitación e inspecciona cada rincón sin encontrar nada más que viejas revistas y películas. Prosigue con la siguiente alcoba y en algún momento, Franklin y Valeria están siguiendo sus pasos a pesar que Tony les dice que su búsqueda debe ser a solas, ellos insisten en ayudar originando un pequeño desastre por cada lugar donde registran.

Los tres vuelven a la sala después de transcurrida una hora. Tony se acuesta en el sofá emitiendo un bufido, los niños lo imitan. Reed emite una carcajada que pasa a ser una expresión de seriedad luego de unos segundos.

—¿Tuviste éxito?

—No —se hunde más en el sofá y presta atención al programa televisivo.

—¿No has considerado la posibilidad que tu corazón no se encuentre en este vecindario? —cuestiona Johnny ingiriendo un gran sorbo de su gaseosa en lata—. Tal vez es escurridizo y le gustan las aventuras. Puede estar al otro lado del mundo y tú... —se calla debido al golpe en su nuca por parte de Ben—. ¡Oye! —exclama sobándose la zona afectada. Da un vistazo a los miembros de su familia que denotan caras de enojo, inclusive los niños que también le enseñan la lengua y cruzan los brazos—. De acuerdo, lo entiendo —su mano se posa sobre el hombro de Tony—. Olvida lo que dije.

—Su boca no está conectada a su cerebro.

—Muy gracioso, Reed.

Tony se levanta del sofá, sacude sus pantalones, aunque estos se encuentren impecables.

—No te preocupes, Johnny. Debo regresar a casa.

—¿Tan temprano?

—Tengo trabajo por hacer —miente y esboza una sonrisa—. Mañana me espera un día atareado en Industrias Stark —otra mentira—. Terminar unos planos, comer algo decente y dormir temprano es mi propósito —la última falsedad que esboza junto con otra sonrisa fingida. Agita su mano de derecha a izquierda a manera de despedida. Se encamina a la salida oyendo a alguien detrás suyo. Voltea y encuentra a Reed quien abre la puerta—. Nos vemos, Richards.

—Cuídate, Tony —pronuncia con suavidad—. Olvida lo que dijo Johnny hace instantes, estoy seguro que tú corazón está cerca y si no es así, volverá hacia ti. No te abrumes, ¿está bien? —añade con compresión como si supiera que los planes de Tony para el resto del día son inventados—. Sue quiere que vengas con más frecuencia.

—Ojalá me pagaran cada vez que me lo dicen. No te preocupes, haré el mejor intento por cumplir el pedido —alza el dedo meñique a modo de promesa—. Debo irme, gracias por lo de hoy.

—No te preocupes. Llámame si necesitas algo.

Reed le brinda un abrazo al contrario junto a un amistoso apretón en el hombro. Luego observa a Tony alejarse por la avenida.

Serendipia |WinterIron|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora