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NOAH

Algo dentro de mí decía que necesitaba hablar con Mackenzie, no estaba tan seguro, ¿siquiera valdría la pena intentarlo?

Parecía querer decirme algo que guardaba profundamente, ¿será mi imaginación?
Lo dudo.

Estoy confundido...

-¡Hola, Noah!- se acercó Daniela con un libro en sus brazos.

-¿Ocupas algo?- me mostré desinteresado, en realidad lo estoy.

-Ah, sí- sonrió.

-Agh, ¿qué quieres?-

-Que sonrías- sonrió aún más.

-Okay, lo haré, lo haré cuando tu odies leer- dije simple, soy un poco observador, los libros que tenía el otro día y el que tiene ahora concuerdan, quiero decir que los libros que tiene son trilogía. Le gusta leer.

-¿Tú odias leer?-

-No diría odiar, solo no lo hago muy a menudo-

Ahora ella tenía un aspecto serio.

La miré y hablé-: Iré a mi clase.

-Aún es un poco temprano- movió un poco los brazos, como si el libro le molestara o estuviera incómoda.

-¿Eso es malo?- le dí la espalda y caminé a mi primera clase. Seguía pensando, y la idea que tenía me aterraba un poco.

Cuando terminaron las clases caminé a donde Mackenzie.
Alrededor se encontraban sus amigas, le hablaban y observaban maravilladas su ropa, solo es ropa, nada del otro mundo.

Estaba cerca de su grupo, los nervios me comían por dentro, pero al fin ¿de qué me estoy preocupando?

Me acerqué lo suficiente y me miraron, me miraron como bicho raro.

-Mackenz...- fuí interrumpido por una de sus amigas.

-¿Tú? ¿Qué haces aquí?- la rubia me miró mal, esperando algo.

-Alexa, no seas as...- no terminó y la rubia volvió hablar.

-¿Lo vas a defender? ¡Já! No seas tontita, Mackie, él es un estúpido, no arruines tu reputación por él-

Esperaba que ella dijera algo. Pero, no lo hizo.

-Vamos, lárgate- dijo una castaña con ojos miel.

-¿No oíste? Que te largues, adiós querido- volvió a decir la rubia.

Miré por última vez a Mackenzie, me miró y agachó la mirada.
Sentía decepción, y odio eso. No quería sentir y no lo iba hacer, no.
Liberé a mi cabeza y dejé de sentir. "Mackenzie no me interesa, lo que diga o haga me vale un bledo".

Me dí la vuelta y escuché unos "adiós", pero no me importó.

-¡Hola!- sonrió Daniela mientras me saludaba.

-Agh, ¿ahora qué?- rodé los ojos y retomé mi caminar.

Daniela caminó a mi lado -Quiero hablar-

-Fantástico, yo no- respondí con ironía. -Ya, me iré a mi casa, ¿qué quieres?-

-Nada, sólo... ¿Puedo conocer a tus padres?- jugó con sus dedos y me miró, yo la miraba con cierto tono de duda- ¡No me malinterpretes! Quiero decir, saber quien te agunta, porque eres tan serio, creo que entiendes, Noah- habló nerviosa.

Sentí eso de nuevo, no era decepción, sino dolor. Ella no sabía, yo no tengo padres, al parecer.

-Trabaja-

Contesté sin pensar, me arrepentí, no la conozco, no debí decirle algo sobre mí, joder.

-¿Estás hablando de una sola persona?- me miró y yo me sentí tan vulnerable.

Había extraído de algo tan... Tan profundo.

-Mi padre murió, no importa, me tengo que ir, porque...- me dí la vuelta y corrí, escuché los llamados de Daniela a mi espalda, corrí más rápido, parecía que todo pasaba en cámara lenta y ví a Harry con Jack a su lado, aparté la mirada y me fui a casa.

A penas llegué a casa y respiré ondo, era pésimo en los deportes, correr no me va.

¿Por qué dije todo eso? Fue un absoluto error decirle eso a Daniela, joder, que estúpido. Me maldigo por ello.

Como era de costumbre mi madre no estaba, genial.

Coloqué la música de Ed Sheeran en la bocina pequeña que compré. En ese momento Happier resonó en las paredes de mi habitación.

-Saw you walk inside a bar
He said something to make you laugh
I saw that both your smiles were twice as wide as ours
Yeah, you look happier, you do- canté un poco y me tiré a la cama.

La música me relaja, o al menos un poco, escuché que alguien tocaba. Tan raro.

Por la ventana de mi habitación no se veía quién era.

Bajé y abrí la puerta, era Daniela.

-También puedo correr- alcanzó a decir mientras respiraba agitada.

Y, cerré la puerta.

-¡Hey!- gritó al otro lado de la puerta.

-¡Vete!- automáticamente las escenas de Mackenzie y sus amigas apareció en mi mente, dí unos pasos atrás.

-¡Nos vemos en la escuela!- gritó y al parecer se fue.

Corrí a mi habitación y me encerré.

Los recuerdos me invadieron. Dolía, me lastimaba, en parte no sabía porqué pasaba así, ¿por qué Mackenzie me hablaba hasta ahora? ¿por qué hasta ahora me siento expuesto? ¿por qué siento ganas de terminar con todo?

Y ahí estaba yo, el chico sin sentimientos, llorando, recordando a mi padre y a mi madre, mi madre que no muestra afecto por mí.

Y pasó, hice eso que se llama "explotar".

Grité y lloré. Lloré hasta que ya no tenía razón para hacerlo, las lágrimas sólo caían, y ya.

Me ví en un espejo y ahí estaba yo, con los ojos rojos, mi pupila estaba dilatada y, sobre todo, estaba cansado.

Caí en un terrible sueño.

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Nos leemos xx.

The Cold Of The RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora